23/04/2022 Hoya de San Blas

 16 Participantes. Guía Juan Carlos Aguilón

    











 

1.- Itinerario propuesto

· Se trata de un paseo muy agradable y con unas vistas estupendas. Veremos la ermita de la Virgen del Rosario.

·     Itinerario circular

·     La marcha la guiará Juan Carlos Aguilón

·     Dejamos los coches por la zona cercana a la Parroquia de la Inmaculada Concepción y desde allí salimos por el parque Municipal hacia la Hoya de San Blas

·     Se trata de un paseo por el interior de la Hoya de San Blas. El recorrido lo haremos por zona de bosque. Disfrutaremos de unas buenas vistas de las montañas nevadas.

·     El recorrido discurre en su mayor parte (80%) por pista forestal y el resto (20%) por senda. 

·     En este recorrido podremos observar variedades arbóreas y arbustivas tan diversas como pinos, robles, acebos, enebros, jaras, brezos, majuelos, zarzas......

 

·     Distancia para recorrer: 11 Km

·     Desnivel acumulado: 200 m

·     Duración total con paradas: 4 h de paseo

·     Dificultad física: Baja

·     Dificultad técnica: Baja

·     Nivel:1

 

 

2.- Previsiones meteorológicas:

 

·     Situación general: Muy nublado con lluvias

·     Viento: del SO de 11- 48 km/h

·     Temperatura: de 6ºC a 8ºC

·     Sensación térmica: de 2ºC a 4ºC

·     Precipitaciones: 2-3 mm/3horas

·     Probabilidad precipitaciones: desde el 60% al 85%

·     Rayos UVA: Nivel 4 (medio)

 3.- Puntos de encuentro :

·     Puntos encuentro:

·        8:00: Club Mirasierra

·        8:30: en Soto del Real.

 

Punto de encuentro en Soto del Real: Parroquia de la Inmaculada Concepción, en la calle San Sebastián nº 2 de Soto del Real. Es una zona en la que se puede aparcar bastante bien por estar muy cerca el parque municipal.

 

https://maps.app.goo.gl/t4oUEaHkUWLEkHiy5

 

·     Inicio itinerario: 9:00

·     Tiempo en ruta: 4h con descansos

·     Fin itinerario: 13-13:30 h

·     Cerveza en Soto del Real

·     Llegada al Club de regreso: 14:30

 

 

4.- Recomendaciones:

 

·     Calzado Botas de montaña

·     Chubasquero, capa o similar

·     3-4 capas

·     Guantes

·     Mochila de ataque (25 a 35 L)

·     Bastones

·     Silbato

·     Crema solar

·     Gafas de sol

·     Comida: (Bocadillo, frutos secos, ...)

·     Bebida: Agua (1 litro por persona)

 

 

5.-Transporte 

 

·     Iremos en coches particulares, que saldrán del Club, o bien llegarán al punto de encuentro en Soto del Real.

·     El guía será Juan Carlos Aguilón.


09/04/2022 Los chorros del Manzanares

 10 Participantes. Guía: Gonzalo Fernández





Crónica por Pablo Olavide.

Los chorros del Manzanares

 

“Conozco bien los caminos

conozco los caminantes

del mar, del fuego, del sueño

de la tierra, de los aires.

Y te conozco a ti

que estás dentro de mi sangre”

 

Vienen a mi cabeza estos versos de Miguel Hernández mientras mi vehículo franquea la barrera que da acceso a La Pedriza. Conozco los caminos y los caminantes y siento emoción ante el encuentro cercano con ambos. Ha sido mucho tiempo, tal vez demasiado, desde la última vez que visité estos parajes, desde la última ocasión que me encontré con ellos.

En el aparcamiento de Machacaderas (sugerente nombre) espero impaciente la llegada de los caminantes. Y mientras lo hago, observo este entorno del Guadarrama que me rodea y acoge, estas piedras grises y húmedas que se desparraman por la ladera creando un paisaje hermoso y caótico. Piedras que desafían la gravedad y el equilibrio y que juegan a crear figuras caprichosas.

A las nueve en punto, emprendemos la marcha hacía los chorros del Manzanares. Hoy somos diez, un número redondo, y de nuevo vuelvo a percibir esa agradable sensación de emprender un camino, de dar un paso tras otro sabiendo que el último me llevará a mi destino. Pero este final no me interesa, tan solo quiero disfrutar de la sensación de caminar y encontrarme con la conversación amable, distendida y cordial de mi compañero de caminata. No quiero fijarme en el itinerario, ni en los lugares o hitos por donde paso; hoy, tan solo, quiero percibir las sensaciones que me producen este encuentro con la montaña y los amigos.

Remontamos el Manzanares por su orilla derecha y este será la esencia de la ruta, el hilo conductor que nos llevará a ese lugar donde sus aguas se precipitan en un enloquecido torrente. Y hoy estas aguas rugen en un río de caudal generoso tras las lluvias, las benditas lluvias, de los últimos días. Y esta humedad lo impregna todo: el camino, los árboles, las piedras…, nuestras palabras. Una humedad que penetra en nosotros y nos hace percibir el aroma de la jara, el pino albar, el enebro. El olor de la tierra mojada tiene algo ancestral, primigenio. Es un anuncio prometedor.

Según avanzamos, mi mirada se pierde en esas nubes que se aferran a las cimas, allí donde La Pedriza toca el cielo, y presagian la llegada del inminente aguacero. Y yo me dejo llevar por el estruendo del río que golpea las rocas que se interponen a su paso. Siempre me ha gustado el sonido que provoca el agua: el oleaje del mar, la lluvia, un arroyo de montaña…, el Manzanares. Me resulta hipnótico, igual que el fuego de una hoguera, o el sonido grave del cencerro de un buey.

El camino se vuelve sendero en el Puente del Francés, pero nosotros no abandonamos este río que nos lleva y nos trae y lo seguimos por su margen derecha. Ahora nos internamos en el bosque de pinos silvestres, un ejército de casacas verdes y fustes anaranjados que aloja a petirrojos, pinzones, carboneros, trepadores y reyezuelos. Sobre la copa de un pino, se exhibe descarado un arrendajo. Otras aves más discretas, más recelosas, se esconden en su espesura. Es el caso del azor que, a buen seguro, nos observa desde alguna atalaya.

Unos metros más allá, en el Puente del Retén —una modesta pasarela de madera restaurada hace unos años—, cambiamos de orilla y dejamos el río a nuestra izquierda. La senda se vuelve agreste y trepa con ímpetu por la ladera entre brezos, piornos y enebros rastreros. El final de la ruta se intuye próxima; así lo anuncia el rugido del agua que lo envuelve todo y ahoga nuestras palabras.

Encaramados a una piedra, observamos el espectáculo que nos brinda el Manzanares: la loca carrera de sus aguas hacía el abismo, la roca húmeda y gris que lo acoge y los amables encinares que se atisban más allá de La Pedriza. Madrid surge lejano en el horizonte como si se tratase de un escenario ajeno a nosotros. Y este es el lugar elegido para retomar fuerzas mientras un tímido aguacero, ese que anunciaban las nubes, nos acompaña.

Yo me dejo llevar por el paisaje que contemplo. A menudo encuentro algo sublime en la mirada de algo puro y armonioso. Este es el caso. Hay instantes que parecen eternos. Hay lugares que parecen que siempre han estado dentro de nosotros.

 

El aguacero se obstina en no cesar y decidimos regresar. Lo hacemos por el mismo itinerario, siguiendo el mismo sendero, el mismo camino, pero nunca es el mismo paisaje el que observamos. Nuestros ojos ven otra perspectiva, otras montañas, otros árboles.  Otra luz. Echamos una última mirada a nuestra espalda y comprobamos que las nubes que se aferraban a las cumbres se han disipado desvelando aquello que escondían: un manto blanco sobre Cuerda Larga.

 

Junto a nuestros vehículos se encuentra el bar Alta Montaña. Parece un oasis en este entorno agreste y hermoso. Es la ocasión para tomar una cerveza, hacer nuevos planes y retener en mi memoria esas sensaciones que hoy he vuelto a sentir.

Ya en mi coche, escucho la música solemne de Cristóbal de Morales mientras por el retrovisor observo este paraje que dejo atrás. Y hago míos los versos de Miguel Hernández:

 

Conozco bien los caminos

conozco los caminantes.

Y te conozco a ti, Guadarrama,

que estás dentro de mi sangre.”

 

Pablo Olavide

 

El Cuaderno del Navegante 9 de abril de 2022

 

Los caminantes de esta marcha hemos sido:

Gonzalo Fernández (guía)

Olga de Frutos

Elena Madurga

Pilar Caridad

Alicia Caridad

Marisa Huidobro

Isabel Fernández

Alejandro Gutiérrez

Paco Baquero

Y este cronista.