Domingo 18/12/2016

La Pedriza. Homenaje a Jesús Extramiana

Con el ánimo de rendir un cariñoso homenaje a Jesús, transcurridos ya casi dos años desde que nos dejaron tanto él como Mónica, nos reunimos este sábado 19 montañeros/as y senderistas. Salíamos a las ocho y diez de la mañana del club para reunirnos a las 9 en Canto Cochino con el resto del grupo. Con un frío helador, forrados con nuestros guantes  y gorros comenzamos a andar con muchas ganas de entrar en calor. Allí estábamos:

Rocío Eguiraun, Paz Vizcaino y Kaos,Jose Vicente Almela, Mariane Delgado, Sandra Tojeiro, Antonio de la Fuente, Teresa Fuentes, Reinaldo Vazquez, Irena Jaroszinska, Gonzalo Fernandez, Jose Antonio Arcila, Katinca, Juan Carlos Aguilón, Jorge Dukelsky, José del Campo, Gloria Fernández, Alba Extramiana, Alberto Extramiana y Estrella Extramiana.
Llegamos en unos 15 minutos de cómodo paseo a la amplia pradera en la que hace ya casi dos años hicimos el primer homenaje a Jesús y plantamos una encina en su memoria.
Una vez allí tras visitar la encina, Alberto dio las gracias a todos por estar allí, saludando y recordando a Jesús con mayor intensidad si cabe en ese momento. “Jesús seguro que está orgulloso y feliz de ver que el  club de montañismo sigue vivo y que nosotros seguimos disfrutando a tope de la naturaleza”. Alba dijo a Jesús ¡Abuelo te quiero! y le ha mandado un beso enorme que seguro todavía está flotando en La Pedriza.
Tal y como hicimos hace casi un año en el mismo lugar, todos los presentes entonamos la canción "Agur Jesusen ama". Echamos de menos a Manolo Visiers que esta vez no pudo liderar el coro y se notó un poquito… .Fue un recuerdo emotivo y muy bonito.
Tras finalizar el homenaje en la pradera, iniciamos la marcha hacia el refugio Giner. Necesitábamos un poco de  emoción antes de coger la autopista que nos llevaría al refugio, ¿que mejor manera de entrar en calor que cruzar un par de riachuelos a tope de agua?.
Una vez en el refugio, fuera, un brindis por Jesús y Mónica. Gracias Paz, por llevar el cava y la ilusión por el brindis en tu mochila. ”Jesús, Mónica seguir cuidando de nosotros allá donde estéis”.
Paz ha tomado la palabra y ha recordado lo maravilloso que ha sido conocer a Jesús.
También por parte de Gloria, un recuerdo emocionado a Rafa y Manolo Visiers que no pudieron estar con nosotros en un momento tan emotivo. Desde La Pedriza, os deseamos todos una rápida recuperación.
Después ya sabéis, charla en el refugio, un poco de almuerzo, y emprendemos el regreso con un sol que nos acariciaba la piel, un paisaje que nos reconfortaba el alma y Jesús todavía más presente en nuestros corazones.
Gracias a todos por participar en esta ocasión tan especial y aprovecho para desearos unas felices fiestas y un fantástico 2017.


Un abrazo para todos.



Estrella Extramiana (hermana de Jesús)



La Pedriza, 18 de diciembre de 2016



El domingo próximo por tratarse del día de nochebuena no habrá salida organizada por el Club, sin embargo si la habrá del día 31.



Aprovecho para desearos a todos una muy feliz Navidad y enviaros este video, que quizás os mandé ya el año pasado, pero que me resulta particularmente emotivo y por ello quiero compartirlo con vosotros

Un abrazo


Rafael Garcia Puig

rafaelgarciapuig@me.com<mailto:rafaelgarciapuig@me.com>




Domingo 11/12/2016


 Marcha  al Pico del Nevero 


Gran afluencia de montañeros y senderistas y por una vez los hombres casi igualan a las mujeres. Nos acompañaron:

Gloria, Reinaldo, Rocío, Esperanza, Ricardo, Sandra, Viky, Elena, Cristina, José Eugenio, Antonio, Mar, Juan Carlos, José Antonio y  Gloria, Pablo y Juana, José del Campo, Marta, Katinga y un servidor José Vicente.
Aparcamos en lo alto del puerto de Navafría a 1773 m y enfilamos hacia el Nevero. El camino no tiene pérdida, se cruza una cancela enfrente del aparcamiento y se sigue una senda paralela a una alambrada que lleva directamente a las estribaciones del Nevero.
Antes de partir Juan Carlos nos avisó de que la subida al principio era un “poquitín” dura. No exageró nada, el primer km es de constante ascenso con rampas bastante fuertes que todos  aguantamos con solo pequeñas muestras de agotamiento. El que más se lució fue Ricardo (nuestro magnífico fotógrafo) que subía y bajaba sin cesar buscando las mejores fotos. Me recordó lo que hacía el perrito de Paz, sea dicho en el mejor sentido.
El Nevero más que un pico es una larga meseta situada a 2.109 m. y a partir de ahí la marcha de unos 2 km es muy sencilla, pisando la nieve todo el tiempo y Reinaldo en vista de que solo hacía 4 grados, se quitó la cazadora. ¡Qué tío!
El paisaje es muy uniforme pino Slivestre al principio y piornos y enebros rastreros a partir de los 1800 m. Las vistas hacia el valle de Lozoya maravillosas, con los embalses de Pinilla y Riosequillo.
Al llegar al pico nos encontramos a los montañeros de Segovia que llevaban las figuritas del belén que colocaron con gracia en la oquedad de una roca.En el descanso nos pusimos ciegos de turrón, mazapán, guirlache y hasta de un panetone que repartió Rocío, sin olvidar el cava que llevó Ricardo.
La bajada por el mismo camino nos llevó al aparcamiento. En total hicimos 7,8 km y subimos 480 m, lo que no está nada mal.Cuando  llegamos los últimos, los montañeros que son unos acelerados (dicho con cariño) ya se habían marchado, lo que produjo un poco de descontrol y nos quedamos sin la tradicional cañita. Como Ricardo y Esperanza ya habían avisado que se quedaban a comer con unos amigos en la zona, Cristina y yo, que habíamos ido con ellos, estuvimos a punto de quedarnos en tierra. Menos mal que estaba Elena que nos metió a cinco en su coche, lo que me dio ocasión de compartir el viaje con cuatro simpáticas y agraciadas damas.
Al final solo nos quedamos seis y los que se fueron se perdieron los ejercicios de estiramientos que como siempre dirigió nuestro magnífico preparador personal Juan Carlos.

¡Buena semana a todos!


Jose Vicente Almela


Que disfrutéis




Domingo 4/12/2016

Crónica de montañismo:

VARIACIONES SOBRE LA PINAREJA, MONTÓN DE TRIGO, CERRO MINGUETE Y OTRAS CUMBRES DEL SISTEMA CENTRAL
Cuando un montañero de tamaño medio, pongamos 78 kg de peso escurrido en orden de marcha, engorda hasta los 82 kg de peso neto después de una salida lluviosa, tienes dos opciones:
1  Invertir más en gore-tex
2  Salir sólo con sol y moscas 
No fue la opción 2) la elegida por mis compañeros, que a las 8:30 aparecieron en Majavilán para subir a la Pinareja. 
Por orden alfabético y con mayor o menor inversión en gore-tex: Antonio, Juan Carlos, Mar y el polivalente Reynaldo, que lo mismo se hace un Madrid-Cercedilla en régimen de autosuficiencia logística, que se sube a las Torres de la Pedriza en iguales condiciones.
Ya desde el inicio, se decide dejar la Pinareja para mejores pronósticos atmosféricos, pues llueve copiosamente y a conciencia. Y errando el tiro a propósito, enfilamos el Montón de Trigo como objetivo. Y como la variación se antoja de poca enjundia decidimos, siempre a propuesta de nuestros masters, subir por el collado de Marichiva.
La disciplinada tropa, prietas las filas, asimila con diligencia la sugerencia; puestos a empaparnos lo mismo dan las calzadas romanas y borbónicas que los collados. 
Empezamos con las cosas propias de nuestro oficio, que es subir y subir, mientras la nube nos descarga con infinita persistencia. Alcanzamos por fin el collado de Marichiva. Y allí, en la misma cuerda, confirmamos que cualquier situación en montaña es susceptible de empeorar. 
A la lluvia hay que sumarle un no del todo reconfortante viento de 70 km/h , que nos sacude de babor a estribor y que amenaza con enviarnos, ora a la vertiente segoviana, ora a la Madrileña (bendita licencia federativa tipo B, con cobertura interprovincial. Mejor aún, interautonómica).
A petición de nuestros masters, nos esforzamos en una tercera variante al ya obsoleto y, a su vez, modificado plan de recorrer la cuerda por Peña Bercial, continuar por Cerro Minguete y alcanzar por fin el Montón de Trigo. A Peña Bercial sí llegaremos, pero antes de llegar a Cerro Minguete derrotamos hacia babor,en acepción marítima y militar, abrumados por la superioridad física de la galerna,  con la saludable intención de bajar de cota a toda costa.
Por el azar o por una muestra de infinita e inmerecida fe ciega en mi persona por parte de nuestros masters, encabezo el campo a través y ahí es donde la liamos en cuanto al empape se refiere. Que es difícil imaginar la cantidad de agua que recoge y suelta en nuestras ropas, todas a una, el enebro rastrero, los pinos faltos de poda y otras malezas y especies arbustivas con las que nos restregamos a nuestro paso.
Con el cuerpo ahíto de agua en sus tres dimensiones: por dentro, por fuera y del revés, alcanzamos el camino, PR-4 por si interesa el dato, que nos lleva, ya en desbrozado descenso, hasta el Puerto de la Fuenfría. 
Pasamos este y tomamos el Camino Viejo de Segovia, donde nuestros pies claman a cada paso, al menos los míos, que les lancemos un salvavidas dentro de las botas. Avivamos el paso, que no están las cosas para más deleites otoñales que atravesar en volandas el PR, flanqueados por esos pinos, esas amanitas muscarias y otros hongos que agradecen que a este grupito de cinco montañeros les persiga una cascada sobre sus cabezas.
Alcanzamos por fin el parking de Majavilán, punto y final de una marcha de apenas 3h y media y 10 km, también y medio, media ruta o ruta y media, ya no sé. Con objetivos variables, de acuerdo a lo que la prudencia nos aconsejaba en cada tramo.
Un breve pero sentido abrazo a los compañeros y despedida hasta la próxima, en la que seguro estaremos…alguno con las botas húmedas, pero con la satisfacción de haber constatado que el ser humano no encoge con el agua, sino que engorda.

Como queríamos demostrar.

Feliz semana intermitente

José Antonio Rodríguez.



Crónicas del domingo, día 19/11/2016


Senderismo: Marcha del Tejo Milenario (Zona Rascafría): Mariane Delgado


Una vez nos reunimos todos en el parking -además de los ya inscritos, se sumaron Elena Madurga, Katinka y Reynaldo, en total 21 senderistas, y a 1 grado de temperatura, empezamos nuestra marcha por el margen derecho del río Lozoya. El día nublado aportaba aún más magia a la ruta, salpicada ésta de coloridos matices otoñales.
Una vez alcanzada la Presa del Pradillo, bordeada de robles espectaculares por guardianes, proseguimos por la senda junto al río hasta que nos cruzamos con la pista. Tras varios kilómetros por ella, y una vez pasado el puente de la Angostura, la mitad del grupo -entre ellos quien escribe esta crónica, decidió continuar por una pequeñita senda a través del bosque.
Este tramo fue sin duda el de mayor belleza. Protagonista; el silencio reinante, que facilitaba el escuchar cantar a los pájaros, instalados en lo más alto de las copas de los majestuosos pinos de esta zona, en busca de algún rayo de sol. Los acebos, espectacularmente verdes, grandes y floridos (hembras), y algunos álamos blancos derribados, llamaban igualmente nuestra atención.
Más tarde, próximos ya a la cumbre, la vegetación se despejaba y nos marcaban la estrecha senda multitud de pinos jóvenes alineados y, tras ellos, comenzábamos a descubrir los primeros tejos, que junto con el Tejo Milenario, conforman la denominada Tejera.

¡Qué precioso lugar! Es para mí, y para algunos de los integrantes de la marcha también, el lugar con más singularidad y belleza que he pisado con mis botas de montaña. Mágico lugar sin duda.

Tras descender unas decenas de metros, localizamos el lugar en el que tomar un tentempié, reiniciando después el camino de regreso por el margen contrario. El último tramo, que discurre junto al Embalse de Pradillo, es de una belleza espectacular en esta época del año.

Una vez descansamos durante el pertinente encuentro lúdico de rigor tras las fatigas montañeras (jeje), nos despedimos todos no sin antes expresar nuestra inmensa gratitud a Mari Carmen y Alfonso por el cariño que pusieron para que esta marcha fuese, tal y como fue, una entrañable marcha de un precioso sábado otoñal.

Besos y abrazos a repartir,

Mariane


Montañismo

Domingo 20/11/2016

 Los Baños de Venus

La frustrada búsqueda de Venus:

A pesar de los funestos presagios del tiempo que no auguraban nada bueno, allá que fuimos nosotros dispuestos a realizar nuestra aventura dominical.
Con una puntualidad que ya se ha convertido en un punto de referencia de este maravilloso grupo, nos reunimos en Canto Cochino estos montañeros: Chelo, Mar, Reynaldo, Emilio, José Antonio, Antonio (el fabuloso guía que nunca falla) y este cronista, Alfredo.
Los chubasqueros y las prendas de lluvia han sido nuestro principal aliado, ya que desde el inicio ha estado lloviendo.
Después de un pequeño paréntesis por el extravío de un guante que Mar ha podido recuperar, enseguida cogimos la pista hacia arriba por la margen derecha del río Manzanares hacia las Zetas.
Dado que es un  camino demasiado largo enseguida atrochamos. La primera vez cerca de la charca verde y las pozas cercanas al aparcamiento.
Una vez recuperada la pista llegamos al puente del francés (donde se puede coger la desviación hacia los “chorros del manzanares”).

En este punto dejamos el margen del río Manzanares para acercarnos a su afluente “el arroyo de Hoyos de la Sierra” que da origen a nuestra meta “los baños de Venus”.
Más adelante volvimos a atrochar al menos otras cuatro veces más hasta aproximadamente el punto kilométrico 14. Allí cruzamos el arroyo de Hoyos por unas piedras situadas estratégicamente.
A partir de aquí caminamos en dirección al collado del Miradero, al cual lógicamente no llegamos. Después de una pronunciada subida encontramos el pluviómetro que nos sirve de referencia y donde ya escuchamos el maravilloso ruido de las cascadas que son nuestra meta.
En este tramo es donde puede observarse el contraste de tonalidades entre el pinar desde el cual venimos y los diferentes árboles de ribera que crecen a los largo del arroyo de Hoyos, contraste que  es muy patente a través de la lluvia que no nos ha dejado en todo el camino pero que tampoco  nos ha molestado en exceso.
La marcha hacia los baños ha estado salpicada lógicamente de todo tipo de charlas y risas, naturalmente siempre se trata de arreglar el mundo y además de creérselo que es lo importante, situaciones que nos han hecho muy ameno todo el recorrido.
Una vez en  la cima hemos intentado encontrar a nuestra Venus pero todo ha sido en balde. La niebla debe ser su aliada ya que no es la primera vez que nos ocurre.  Así que después de nuestro particular “Berg Heil”, nos tomamos un pequeño descanso para reponer fuerzas e iniciamos el descenso por el mismo camino que habíamos hecho en la subida.
En total han sido 13 fabulosos kilómetros de marcha, con un desnivel de aproximadamente 600 metros.
Si habíamos iniciado la marcha a las 8,30 horas llegamos a los baños sobre las 11 horas y de nuevo en Canto Cochino a las 13,30 horas, en total unas cinco horas de marcha.
Dado que ha primado la posibilidad de comer en familia se han dejado las cañas para mejor ocasión. La compañía y el poder disfrutar de estos maravillosos paisajes nos ha compensado sobremanera y nos sirve para recargar las pilas hasta nueva ocasión.
Gracias a todos y especial a nuestro guía que nos ha llevado por este gran paraje sin ninguna incidencia.

Un saludo a todos y buena semana.

Alfredo  

Que paseis buen resto de semana

Un abrazo






Crónica de senderismo del domingo 13/11: Cabeza Lijar. Rocío Eguiraun
Comenzamos el domingo como siempre puntuales en el club Mirasierra donde nos encontramos Gloria Fernandez, Ana Isabel Mediavilla, Collette Prezelin, Elena Madurga, José Vicente Almela y yo. Camino del Alto del León por la carretera de la Coruña, el día se presentaba muy bueno, casi sin nubes, pero...una vez que cogimos la salida 52 de la autopista y a menos de 500 metros del Alto del León nos metimos en una niebla total, casi nos pasamos el Alto ¡¡¡¡¡¡No se veía nada!!!!!!
LLegamos al parking del Asador y nos encontramos con las hermanas Caridad (Pilar y Alicia), con Gonzalo Fernandez, Melanie Natanio y Luis Egido, Marianne Delgado y por sorpresa se incorporaron Luis Borges e Isabel Isidro y la mas importante del día, su perrita "Caña de España" (no nos perdáis el nombre de la perrita, que se portó como una campeona).
Tras tomarnos unos bollitos buenisimos que nos trajo Caridad, porque era su cumpleaños, comenzamos los 14 la ruta bordeando el Asador y tomando el camino del Vía Crucis. Tras el paso canadiense, seguimos adelante sin tomar el camino que sale a la derecha (Álamos Blancos) para hacer la ruta mas fácil. Seguimos la senda forestal durante varios kilómetros de ligera subida, entre un bosque de pinos muy agradable. Seguía la niebla acompañándonos,cayendo muy rápidamente desde la cima y filtrando el sol, con unas imágenes muy bonitas. 
Llegamos a la cancela que separa la comunidad de Madrid de la de Castilla León y comenzamos una subida un poco mas empinada entre rocas, siguiendo siempre el muro de piedra para no perdernos. Aquí empezaron algunas quejas, sobre "pues esto parece mas montañismo que senderismo", pero llegamos a la cima con bastante agilidad. 
Vimos el bunker/mirador de Cabeza Lijar , los carteles señalando todos los picos que nos rodeaban... , pero ver realmente poco, porque la niebla seguía acompañándonos y no nos dejo disfrutar de las espectaculares vistas que tiene esa cima.
Después de hacernos una foto de recuerdo y dado el viento frío que soplaba arriba, comenzamos la bajada, paramos a tomar nuestro bocadillo rápido y tomamos el camino de la mina que baja directamente al Asador del Alto del León. A medio camino se levantó la niebla y al menos, pudimos ver el Valle de los Caidos, el pantano de la Jarosa y mas a la izquierda, la Bola del mundo, y hasta la pedriza , Manzanares el Real y de frente las torres de Madrid. Al menos, una pequeña parte de las vistas que nos perdimos en la cima.
Cervecita en el Asador del León y despedida para volver a Madrid, con el compromiso de volver a subir cuando el tiempo sea mejor y podamos disfrutar plenamente de esta ruta.
Un placer haberos guiado este domingo, con la ayuda de Gonzalo que nos contaba cada rato para ver que no habíamos perdido a nadie en la niebla. Gracias a todos.
Rocío



Día 6/11/2016

CRÓNICA DE MONTAÑISMO:

La Peñota

El inicio de esta marcha desde la estación de Cercedilla dio a la misma un toque de añoranza y distinción evocando lejanas épocas en las que el tren era el medio común para acercarse al Guadarrama.
Puntuales, a las 7:30, a las puertas del club Mirasierra nos encontramos: Chelo, Pablo Puerta, Mar, Toño, Emilio, Antonio –nuestro guía- y quien subscribe estas líneas, Jesús. En la mencionada estación: María, Reinaldo y José Antonio Rodríguez nos esperaban una hora más tarde, e igualmente puntuales, en total: 10 componentes del grupo.
Mañana, fresca o mejor dicho fría, la temperatura en Cercedilla era de 3 grados, sol radiante con algunas nubes dispersas en el horizonte serrano.
Entramos a la estación y caminamos hasta el final del andén donde iniciamos nuestra andadura subiendo unos escalones que nos  guiaron a una pista por la que caminamos cierto tiempo hasta llegar a la zona llamada de los campamentos. Primera parada para aligerarnos de prendas que nos sobraban debido a la empinada subida. Poco después tomamos un sendero a nuestra izquierda margen arriba del arroyo del Collado del Rey, cruzamos otra pista, la Calle Alta, y dicho sendero nos condujo a la pared divisoria con la provincia de Segovia, que separa los valles de la Fuenfría y del rio Moros.
Una finísima capa de nieve iba engrosando según ganábamos altura, el frio se intensificaba y la niebla amenazaba con envolvernos. Pasada dicha valla divisoria giramos a la izquierda por el GR-10 que no llevaría a la Peñota. Al ganar altura y desaparecer el pinar la niebla espesaba y el frío aumentaba. Última parada, esta vez para abrigarnos bien con guantes, gorros, etc. Los vientos  gélidos, el suelo helado,las rocas resbaladizas, nieve, la sensación térmica era de -10 grados  o quizá más. Los pinos que habíamos ya dejado atrás proporcionaban una estampa navideña con la nieve que cubrían sus acículas.
La Peñota es una de las cumbres más elevadas del valle de la Fuenfría y está compuesta por tres pináculos o vértices hermanos, separados  entre sí  por escasos metros, siendo el mayor de ellos el pico llamado Alejandro Carpentier (naturalista español de finales del XIX) que tiene 1945 ms. Accedimos a uno de los menores. Intentamos coronar el mayor, pero la prudencia nos hizo ser precavidos y dejarlo para otra ocasión. Solo pudimos observar el cantón del vértice geodésico a escasos metros entre la niebla. No había lugar para fotos.
Iniciamos un descenso rápido y ordenado, y así alejarnos del frio parando  cerca  de la pared divisoria donde tomamos el bocadillo. Continuamos el descenso por el Collado del Rey, ya más relajados, pudiendo contemplar los paisajes del Valle de la Fuenfría  que la niebla nos había impedido ver en la cumbre. 
Sería las 13:30 cuando regresamos a la estación. No hubo cañas ni caldos. Alguien sugirió que podíamos comer este domingo con nuestras respectivas familias a una hora prudencial y “cristiana”. 

Buena semana os desea a todos el cronista: 

Jesús Matamala.



CRONICA DE SENDERISMO

La Senda Ortiz

La senda Ortiz el mirador de las Canchas  y la fuente de las Campanillas

A las 9 en punto estábamos en el aparcamiento de la Barranca nuestra extraordinaria guía Gloria Fernandez, Jose Eugenio Soriano, Elena Ezquiaga, Belen Ezquiaga, Jose Vicente Almela Irena Jaroszynska, Elena  Madurga, ,Esperanza Alonso y este humilde cronista Joaquin Sanchez-Izquierdo.
El día espléndido, con un sol maravilloso, eso sí, 2 graditos de temperatura que nos obligó a abrigarnos bien por primera vez en esta temporada.
Comenzamos la marcha persiguiendo a Jose Eugenio que puso un ritmo de fórmula uno y no paró hasta llegar, por la pista forestal, a la senda Ortiz. Tal y como nos había adelantado Rafael pudimos disfrutar en ella de unas vistas preciosas de las 4 torres de Madrid,  del pantano de Manzanares y   las primeras nieves del año, que dejaron los árboles y el suelo con imágenes muy bellas. Se notaban las lluvias del viernes y sábado que limpiaron la tradicional polución.
Hicimos una pequeña parada en la solana de la Peña Gorda , donde nos hicimos las primeras fotos publicables del día. E inmediatamente seguimos subiendo por otra pista forestal hasta el Mirador de las Canchas donde estaba previsto disfrutar de las vistas, pero no había nada que mirar porque había una densa niebla, y tomar el bocadillo, cosa que tampoco hicimos porque los grajos volaban bajo, o sea, hacía un frio del c….
De modo que decidimos iniciar el descenso hacia la Fuente de las Campanillas. En la bajada algunos  componentes de la expedición decidieron acudir al baño, lo que me permitió obtener unas fotos que me van a garantizar un trato exquisito de algunas colegas durante toda la temporada.
Al llegar a la altura de la fuente de las Campanillas, pudimos comprobar que han quitado el letrero que la anunciaba, pero el amplio conocimiento que de la sierra de Madrid tienen todos mis compañeros subsanó el problema. Allí nos tomamos el refrigerio y ya sin más iniciamos el resto del camino hasta llegar de nuevo al parking de la Barranca, donde seguía luciendo un sol espléndido que nos permitió ver, a pesar de algunas nubes el pico de la Maliciosa.

Como siempre, hemos pasado una mañana deliciosa.

Joaquín Sánchez Izquierdon

Un abrazo y que disfrutéis la semana.





Sábado 29/10/2016

Crónica de la marcha conjunta senderistas y montañeros

LAS MACHOTAS DESDE LA SILLA DE FELIPE II (29/ 10/ 2016)

Cuando sonó el despertador a las 6.50 h. d la mañana pensé pero quien me mandará darme este madrugón hoy que no tengo que trabajar. Enseguida me viene a la mente lo bien que me siento al unirme a todos vosotros compañeros y realizar esas maravillosas rutas que Rafa prepara con tanto cariño.
Recogí a Alicia en el punto de encuentro donde habíamos quedado e inmersas en un túnel de espesa niebla emprendimos el viaje hasta el Escorial .
Al llegar al aparcamiento situado  junto a la Silla de Felipe II comenzamos a encontrarnos con un numeroso grupo de 24 senderistas : Gloría, Jose Vicente, Mariane, Rocío, María Franco, Victoria, Sergio, Cristina, Chelo, Esperanza, Joaquín, José Eugenio, Javier, María Lamo, Juan Carlos, Patricia, Alfonso, Mari Carmen, Gonzalo, Melani, Luis, Sandra, Alicia y yo. Posteriormente se uniría a la comida Toñy y Rafa. Espero no haberme dejado en el olvido a nadie.
Antes de comenzar la ruta nos dirigimos hacia esa enorme mole granítica escalonada que forma la silla de Felipe II, situada en la falda de las Machotas. Se cuenta que desde esa silla el monarca supervisaba las obras del Monasterio del Escorial. Son impresionantes las vistas del entorno que desde allí se aprecian .
Comenzamos la ruta por un camino de tierra señalizado con las marcas blanca y roja pertenecientes al  GR- 10. Dejamos a la izquierda el quiosco Casa Paco donde nos esperará nuestro avituallamiento al finalizar la ruta.
Seguimos el sendero hasta unas escaleras de granito que nos conducirán hasta la Casa del Sordo , antigua caseta de guardas, que bordearemos para continuar el camino. Comenzamos a contemplar a lo lejos la Machota Baja.
El sendero sigue ascendiendo entre robles, arces y fresnos ,a pesar de las temperaturas estivales. el otoño comienza hacer acto de presencia . 
Y como siempre este intrépido grupo de senderistas comienza a flanquear un muro de piedra para poder continuar  el trayecto.
El sendero se va acercando al collado de Entrecabezas. Lugar donde Juan Carlos nos comenta que seguiremos hacia la Machota baja e invita a los más osados a ascender hacia la Machota alta. Ante el percance sufrido por nuestra amiga María Franco un grupo decide quedarse con ella a esperar al grupo en este lugar.
Continuamos ladera arriba entre unas grandes piedras que pasaremos con cierta dificultad evitando quedarnos encajados . Por fin alcanzamos  la Machota Baja , desde contemplamos El Escorial , Zarzalejo y el embalse de Valmayor. Allí  permanecimos un reducido grupo tomándonos nuestro tentempié mientras los senderistas arriesgados y atrevidos treparon hacia la Machota Alta.
Iniciamos el descenso por el mismo sendero y fuimos incorporando a su paso a los compañeros que permanecieron en el Collado de Entrecabezas. 
Finalizamos la ruta en el merendero donde nos estaba esperando Rafa , que presentaba un buen aspecto. Más tarde se incorporó Toñy.
Como siempre hubo un buen ambiente distendido y agradable. Somos los mejoresss.

Hasta la próxima compis. 

Un beso grande. 

Pilar Caridad Ruano








Crónicas del domingo,  9/10/2016

SENDERISTAS: EL COLLADO DE LA DEHESILLA


Hoy volvemos a recorrer los peñascales y espesuras de La Pedriza de Manzanares. En esta ocasión, subiremos hasta el collado de La Dehesilla.

A las 8:45 reina el caos en Canto Cochino. Numerosos excursionistas tratan de dejar su coche aquí pero hoy, a esa hora, es una misión imposible y los más rezagados tenemos que aparcar en el estacionamiento que se encuentra un poco más abajo. Una vez superado esta confusión y  desorden, nos reunimos en Canto Cochino y nos numeramos. Hoy somos veinte, nada más y nada menos: Gloria Fernández, Alex Extramiana  y su hija Alba que con cinco años rebosa entusiasmo, Susana Martin, Mar Palazuelo, Elena Madurga, Elena Sandoval, José Eugenio Soriano, María Lamo, Sonsoles y Pepe Herrero, Belén Sierra, Elena Ezquiaga, Paz Vizcaíno con Rocky y Kaos, Alejandro Gutiérrez e Isabel —con los que he compartido buenas excursiones tras los pájaros—, José Vicente, Pilar Caridad, Rocío Eguiraun  y este cronista.

Guiados por Alejandro, que mantiene con buen criterio la ruta programada ante otras sugerencias, nos ponemos en marcha sobre las 9:15. Cruzamos el Manzanares, que espera ansioso las lluvias de este otoño que se resiste en llegar y tomamos la senda de “La Autopista”. A buen ritmo, entre pinos albares y remontando el arroyo de La Majadilla, llegamos hasta el desvío que lleva al refugio de Giner de los Ríos. Cruzamos el regato por una pasarela de madera y nos plantamos en el Prado Peluca. En este paraje, un par de burros nos dan la bienvenida y hacen las delicias de Alba que, abrazando uno de ellos  le dice: “Te echaba de menos”.

Desde aquí tenemos una panorámica estupenda de La Pedriza y Alejandro va señalando cada risco poniéndoles nombre: El Pájaro, El Hueso, El Elefante, Collado Cabrón…El Cancho de los Muertos. Nombres sugerentes donde la imaginación debe volar para descubrir cada figura.

El refugio Giner ya queda a tiro de piedra y aquí se quedan Alex, Alba y Gloria, además de Paz y sus perros Kaos y el pobre Rocky que acusa el esfuerzo de haber subido hasta este paraje. El resto seguimos la ruta y ascendemos por una senda paralela al arroyo de la Dehesilla entre jaras, brezos y enebros. Sorteamos enormes pedruscos que se interponen en nuestro camino y, finalmente, llegamos hasta el “padre” de todos ellos: El Tolmo. Admiramos esta enorme piedra, granítica y redonda, donde algún desaprensivo ha escrito su nombre para dejar constancia del poco respeto que tiene a este paisaje espectacular.

Desde aquí ya solo nos queda el último repecho y en menos que canta un gallo llegamos al collado de La Dehesilla. Es el momento de descansar, tomar algo y disfrutar de las vistas. También de observar a los buitres que desde arriba rastrean el territorio en busca de algo que les alegre el día. Y sin demorarnos más de la cuenta, descendemos por la misma trocha hasta llegar de nuevo  al refugio Giner. Volvemos a tomar “La Autopista” hasta un punto donde cruzamos el arroyo Majadilla y llegamos a la pradera donde está plantada la encina en honor a Jesús Extramiana, alma mater de este club de montaña Mirasierra. Allí, en torno a este incipiente árbol, nos unimos todo el grupo para rendir homenaje a Jesús que, estoy convencido, nos sigue acompañando en cada una de nuestras excursiones.

La mañana va tocando a su fin y  ya solo quedan dos pasos para llegar a Canto Cochino, los suficientes para despistarme y que el grupo me tenga que esperar. ¡Lo siento, amigos!
Cuando llegamos al aparcamiento, la algarabía continua con excursionistas que vienen y van, gente disfrutando del sol y del paisaje en el pequeño bar, coches que se marchan veloces…Es el momento de tomar una merecida cerveza —los que tengan tiempo— y saborear este buen momento que hemos pasado juntos; Una estupenda marcha de 8 Kilómetros con algo más de 400 metros de desnivel por este escenario tan bello y agreste.

¡¡Buena semana y hasta la próxima!!

Pablo Olavide


MONTAÑEROS: CRÓNICA SUBIDA AL YELMO

Todavía sin luz del día, comenzamos a encontrar a los compañeros en el club, fieles a la cita y dispuestos a vivir una mañana de aventuras y disfrutar de los últimos días cálidos que aún nos brinda la sierra.

Ya comienza el día a proyectar las primeras sombras y damos los primeros abrazos a los compañeros que bien por lesión o por largas vacaciones, hace varios meses que no vemos. Son las 8:25 y comenzamos la aventura de hoy.
Ascenso vertiginoso desde El Tolmo, zona de trepadas a cuatro manos y la mano solidaria del compañero que se vuelve para cogerte los bastones, de esfuerzos compartidos y de buena forma física que demuestran, los que a primera hora comentaban estar desentrenados. No hemos encontrado a ninguno en esa situación. Grupo compacto, capitaneado a ratos por nuestro sabio de las montañas, Antonio y otros ratos por Chelo, que nos lleva a todos en volandas, marcando el ritmo del ascenso.

Son las 11 y llegamos a la base del esquivo Yelmo, que nunca se deja coronar fácilmente- Allí nos muestra su grieta por la que ascender en fila de a uno, porque la montaña impone su ritmo.
Espectacular ascenso apoyando las manos, los codos, las rodillas, la espalda, y que las rocas te devuelven llenos de arañazos, El Yelmo se toma su tributo en sangre.

Descenso hasta el deprimente espectáculo de la Lagunilla del Yelmo totalmente seca y que marca un hito histórico inmortalizado por todas las cámaras, pues esperamos que no vuelva a producirse. No está el árbol de Monika, quizás arrancado por los propios forestales, aunque el mejor recuerdo de ella sigue estando en nuestro corazón.

Caballos, escaladores, muchos senderistas en nuestro camino y a las 13:15 entramos en La Majada de La Pedriza a degustar de un buen cubo de cervezas artesanas de la sierra madrileña, para engañar a la sed, que todavía se disfruta con placer en este verano tardío que nos ha brindado hoy la sierra.

Fin de la aventura a las 13:45. Atrás quedan 9 kilómetros, 14.000 pasos, 1.100 m de desnivel acumulados, muchas sonrisas, un sol maravilloso y los increíbles paisajes de rocas en equilibrio imposible de La Pedriza. Nos vamos con la ilusión de volver pronto.

Os ofrecemos esta crónica a los que no habéis podido venir, pero nos habeis recordado en algún momento, a los que todavía convalecientes nos apoyáis desde la distancia, a nuestros compañeros los senderistas, que cuando miran hacia arriba, parecen creer vernos, a los que nos esperan en casa, con la ilusión de que les contemos la aventura del domingo y a todos los que con su abrazo, nos dan fuerzas para seguir ascendiendo en la montaña y fuera de ella.
Un fuerte abrazo a todos de Chelo, Jorge, Juan Carlos, Antonio, Jose Antonio y el cronista, que escribe lo que quisiera que pudieráis sentir todos vosotros. Os esperamos la próxima semana. Buena semana a todos.

Alejandro Gutierrez
Dia 2/10/2016

CRÓNICA DE MONTAÑISMO

Desde Cotos a Cabezas de Hierro. 

Un poco antes de las ocho y media nos reunimos en el aparcamiento de Cotos José Antonio Rodríguez, Alfredo Carlavilla y yo (los de fuera) y a continuación llegaron los de Miraflores en un coche por la ausencia de Pablo Puerta, es decir, Mar Barrionuevo, Chelo de Dios, Sandra Tojeiro y Antonio de la Fuente conducidos por Emilio Rodríguez. Eso es aprovechar un coche, no como nosotros, cada uno en el suyo. La sincronización fue grande entre el primero y el último solo entraron dos coches ajenos, podemos dar un golpe.
Iniciamos el camino en el propio aparcamiento por una senda paralela a la desviación de Valdesquí.
Bajamos hasta un pequeño aparcamiento en la carretera donde la cruzamos a la altura del refugio del Pingarrón, seguimos bajando hasta el arroyo de las Guarramillas que cruzamos sin problemas.
El camino se convirtió en una senda dentro de un pinar frondoso y húmedo, cruzamos un par de arroyos más. Me gusta el pinar húmedo, normalmente en España es seco, la sensación de la pinocha caída frente a la hojarasca otoñal del bosque caducifolio es de sequedad y la sensación de pisar las acículas muy distinta a la de la hoja, pero la presencia del agua invertía lo habitual.
Las crónicas tienen como misión recordar las excursiones, las anécdotas, incidencias y servir de guía si se vuelve a organizar la misma ruta. Este aspecto en esta crónica está muy simplificado, porque a partir de este punto es muy fácil explicar lo que hicimos, contemplar Cabeza de Hierro Grande encima de las nuestras y dirigirnos a ella en línea recta. El pinar de la parte inferior del valle se había aclarado, había una torrentera que podría servir perfectamente de cortafuegos y por ella, sin dudar, nos dirigimos a la cumbre, no hubo vacilaciones, desvíos, curvas. Ascendimos entre las piedras sin excesiva dificultad. En algún punto paramos un momento a guardar los bastones y beber agua. Fue natural ayudarnos con las manos, no por difícil, sino por la pendiente que las dejaba a la altura del suelo.
Nos subimos alrededor de la columna geodésica y nos hicimos la fotos habituales. La subida había sido grande y a los que suben por las vistas, les recomiendo Cabeza de Hierro. A nuestra espalda Peñalara, luego el valle de Lozoya con el embalse de la Pinilla, el embalse de Santillana, el del Vellón ¿?, el de Navacerrada y el de Valmayor, faltaba el Atazar para dominar todos los recursos hídricos de la provincia, a la derecha la Maliciosa, Guarramillas con los “cohetes” de la Bola del Mundo y la caída hacia Segovia y la Granja. Se puede subir hasta aquí desde el puerto de Navacerrada, técnicamente más fácil y seguir la cuerda larga. Por este camino iniciamos la vuelta.
En todo el tramo de la cuerda, coincidimos con una carrera de montaña. Algunos de ellos asombrosos por fuerza. Todos muy educados, nos agradecían que nos apartásemos e incluso una mientras comíamos una nos deseó que aprovechásemos nuestras viandas, pero con dos tuvimos problemas.
Desde la Mayor nos dirigimos a la Menor, muy pocos metros menos, pero es la menor, allí protegidos del viento sur acampamos para comer algo, a sotavento como decían. Seguimos hacia el collado de Valdemartín y un poco más allá de la mitad de la subida de Valdemartín giramos a la derecha, bajando muy poco llegamos a la cabecera de la pista de Valdesquí. La descendimos entera, aunque hubo partidarios de desviarnos en una camino señalizado que cruzaba, llegamos hasta su pie haciendo bordadas porque la pendiente, limpia, era excesiva para afrontarla en línea recta. La protección de las rodillas era una preocupación común, aumentada cuando Sandrá nos dijo que el colágeno no sirve para nada en los cartílagos porque no están vascularizados. Mar preguntó por qué su médico se lo había recomendado. Yo recordé que cuando me lo recomendó un traumatólogo pensé en la poca fe con la que me lo decía.
Desde el pie de pista hasta el aparcamiento donde cruzamos la carretera de Valdesquí, luego en vez de volver por el camino desde Pingarrón seguimos por la carretera, con una ligera pendiente hasta el aparcamiento de Cotos. Mar se fue muy triste porque no hubo cerveza. Fue el único pero a un día en que nuevamente habíamos tenido todo. Doce kilómetros, mil metros de desnivel y unas cinco horas (paradas incluidas).

Un abrazo.

Reynaldo Vázquez

CRÓNICA DE SENDERISMO 

Rascafría-Carro del Diablo- El Paular- Rascafría:


Son las nueve menos cuarto. Paulatinamente vamos llegando todos al punto de encuentro en el pueblo de Rascafría. Dando honor a su nombre, la tª es de unos 5º, y apetece abrigarse nada más salir del coche. El cielo está de un azul maravilloso, que augura un día espléndido para caminar. El pueblo sigue dormido a esas horas; sólo algún coche que pasa de vez en cuando, y una bandada de cornejas, que atraviesan volando el parking, llamando la atención con sus graznidos característicos.
A la hora convenida, los 17 esforzados senderístas nos ponemos en marcha: Gloria, Irena, Elena, Ana, Esperanza, Joaquín, Jose Vicente, Alfonso,Javier, Viky, Gonzalo, Alicia, Pilar, Patricia, Juan Carlos, Isabel y el cronista.
Tenemos como guía y líder a Juan Carlos, que en todo momento nos va a llevar por la senda correcta, al ritmo adecuado, con seguridad, y dándonos información muy interesante a lo largo de la ruta. En nombre de todos,¡muchas gracias Juan Carlos por tu bien hacer!.
La ruta comienza en el propio parking municipal, tomando la calle empinada que pasa por el Centro Cultural y el helipuerto sanitario. Inmediatamente empezamos a ver el camino balizado como R.V. 4.
El panorama es una maravilla: vamos ascendiendo por el Valle de Lozoya  (para mi el más bonito de toda la Sierra de Guadarrama). Según subimos, a la derecha los montes Carpetanos, al frente el imponente Peñalara, con su cresta aérea de Claveles, a la izquierda toda la Cuerda Larga en su extensión, y en el Valle, el Monasterio del Paular como salido de un cuento. En el cielo, un grupo de unos 10 buitres leonados que atraviesan el Valle a gran altura. Y en la tierra, plantas aromáticas por doquier (Orégano, Cantueso, Tomillo...), que nos regalan sus aromas a nuestro paso.
Continuamos el camino por un robledal de roble melojo. Se agradece la sombra. La subida nos hace sudar a cada uno lo suyo. Ya hace un buen rato que nos hemos despojado de las ropas de abrigo.
Antes de lo que imaginábamos, llegamos al Carro del Diablo, donde descansamos, y damos buena cuenta de las viandas para reponer fuerzas.
El Carro del Diablo es una curiosa formación rocosa, que según la imaginación de cada uno, puede ver un carro portando una piedra encima, una tortuga con una bola enorme encima del caparazón, o simplemente... unas piedras de granito muy gordas.
Gonzalo nos cuenta la leyenda de un cantero de la Catedral de Segovia, que para cumplir con los plazos previstos de suministros de piedra para la obra, pacta con el diablo. Como siempre ocurre en estos casos, cuando ya ha terminado en tiempo,  el cantero quiere romper el pacto. El diablo para vengarse, petrifica el carro con la última piedra de la Catedral, que nunca llega. Habrá que ir a Segovia para ver qué piedra le falta.
Después del descanso merecido seguimos ascendiendo, hasta llegar a la Puerta del Reventón, señalado con un mojón muy evidente. En este punto dejamos la senda balizada que nos conduciría hasta el Puerto del Reventón, y tomamos un camino forestal a la izquierda que desciende hasta el Monasterio del Paular. La bajada es sencilla, pero se nos hizo larga. Sobre todo porque Rafa nos había puesto en la reseña de la caminata que serían unos 12 km, cuando en realidad son 15.5 km. Es el típico truco de montañero para pillarte desprevenido.
Llegada al pueblo, todos satisfechos y contentos por la marcha tan estupenda que nos ha propuesto Rafa, y guiado con maestría por Juan Carlos. Los que pudimos nos tomamos una cerveza bien fría en "La Flaca", brindando con Patricia y Juan Carlos,  por la excelente noticia que compartieron con nosotros de que van a ser abuelos. ¡Enhorabuena!.

P.D.: Adjunto unas cuantas fotos que ilustran la caminata. Gracias a Gonzalo por la foto de la mantis religiosa.

25/9/2016

El COLLADO CABRÓN POR LA CHARCA VERDE Y EL PUENTE DE LOS POYOS.

Casi sin darnos cuenta, el verano se ha ido. Atrás han quedado las tardes eternas amenizadas por el  canto monótono de las chicharras. Las golondrinas y vencejos ya se han marchado a sus cuarteles africanos para pasar el invierno y la tierra reseca espera las lluvias otoñales; ese agua benefactora que devuelve a los campos colores y aromas agazapados en nuestra memoria.
Y tras el verano hemos vuelto a reanudar las excursiones del club Mirasierra. Volvemos a transitar por los rincones de nuestra sierra madrileña. A recorrer las sendas, trochas y veredas del Guadarrama.

Hoy nos adentramos en La Pedriza, en ese escenario rocoso donde el Manzanares da sus primeros pasos. A la hora convenida, las 8:45, nos juntamos en Canto Cochino, Cristina, Gloria Fernández, Gonzalo Lamana, Elena Madurga, Francisco Vaquero, Carmen y Alfonso, Roció Eguiraun,  Ana —nueva en estas lides—, José Vicente, y este cronista.
Guiados por Gonzalo iniciamos la marcha. Dibujado en su mapa, una línea azulada recorta cotas de nivel y describe sinuosas curvas formando una figura caprichosa. ¡Esa es la ruta a seguir!

Remontamos el Manzanares por su orilla izquierda arropados por la densa arboleda de pinos silvestres y en pocos minutos alcanzamos La Charca Verde. El río, mermado en su caudal a estas alturas del año, se resbala entre piedras y crea pequeñas pozas donde antaño la gente se daba un remojón. Hoy esta práctica está prohibida con el fin de preservar el entorno. Desde aquí bordeamos las tapias de un antiguo vivero forestal y tratamos de localizar la senda que nos conducirá al collado del Cabrón. Tras unos instantes de dudas, un amable excursionista, Ángel, nos indica el camino a seguir. Ascendemos por la ladera, uno detrás de otro, formando una enorme “serpiente” multicolor. Paso tras paso, sin desfallecer, alcanzamos el famoso collado, lugar esplendido para descansar y tomar una galleta, como nos sugiere nuestro nuevo amigo Ángel.
Desconozco el motivo por el cual a este paraje se  le ha puesto tan contundente nombre; no sé si será por el esfuerzo en llegar hasta aquí o por las numerosas cabras montaraces que triscan por estas peñas. Sea como fuere, el lugar invita al reposo y la contemplación. Los buitres leonados, de envergadura colosal, sobrevuelan el entorno dando un toque de dramatismo salvaje al descanso.
Tras el receso y sin más dilaciones, afrontamos el siguiente repecho. Caminamos ligeros, a buen ritmo, acosados por innumerables moscas que, tal vez, presientan el final de su efímera vida. Desde un oteadero, Ángel nos señala rincones y peñas de nombres singulares: La Tortuga, La Cueva de la Mora, El Pájaro…Los va nombrando con la autoridad de quien ha recorrido estos parajes en infinidad de ocasiones, como quien conoce las calles de su barrio. Contemplamos este paisaje caótico y hermoso. Un mundo de siluetas caprichosas cinceladas por la mano invisible del viento, el agua y el tiempo. Rocas graníticas en un inverosímil equilibrio.

La ruta continúa hasta llegar a Los Llanos. Aquí un nutrido grupo decide ir hasta el puente de Los Poyos. Otros, entre los que se incluye este cronista, optamos por continuar el camino sin tomar este desvío para no demorar la llegada a Canto Cochino. Así que no puedo detallar mucho del mencionado puente pero, a juzgar por las fotos que nos enseñaron los que sí se acercaron hasta allí, el lugar bien merece una visita.

El descenso al punto de partida lo hacemos por la senda de “La autopista”, un bonito camino sumergido en la espesura y a la vera del arroyo de La Ventana. El camino se hace largo y la esperanza de tomar una buena cerveza al finalizar la marcha nos motiva a bajar con paso ligero. Cuando finalmente llegamos, rondando las dos de la tarde, esa espumosa bebida de cebada se hace realidad y nos reanima. Sentados en la terraza del pequeño bar contemplamos estas espectaculares peñas de La Pedriza mientras esperamos la llegada de nuestros compañeros de excursión. Un escenario  que sobrecoge y cautiva a todos los que amamos la montaña. Gonzalo, como buen guía, me facilita cuando llega el tiempo y distancia recorrido: algo más de diez kilómetros en apenas cinco horas. Una excursión de senderismo  con clara vocación montañera.

Un lujo haber compartido esta bonita marcha con vosotros. ¡Nos vemos!

Pablo Olavide.

Día: 18/9/2016

 Crónica senderistas:
 Pesquerías de Carlos III


A las 8:00 h de la mañana nos juntamos en el club 19 senderistas: Melanie Natanio, Luis Egido, Irena Jaroszinska, Beatriz Gonzalez, María Cacicedo, Elena Madurga, María Franco, Gloria Fernandez, Rocío Eguiraun, Esperanza Alonso, Joaquín Sánchez Izquierdo, Margarita Ruiz, Inma, Alfonso Simon, Mari Carmen Vazquez, Irma, José Gutiérrez, Alba Extramiana y Alberto Extramiana.
A las 9:00 h llegamos al Parking de los asientos y se unen a nosotros Gonzalo Fernández y Francisco Vaquero.
Al nutrido grupo de senderistas hay que añadir a Zeus, un perro excelente que hizo las delicias de mi hija Alba durante todo el recorrido.
A pesar de que estamos aún en periodo estival, esta mañana hemos tenido que abrigarnos para comenzar a andar, ya que nos ha recibido una mañana fresca, rondando los 10 grados de temperatura.
Partimos del área recreativa de Los Asientos y comenzamos la ruta de las pesquerías, que transcurre en todo momento siguiendo el caprichoso curso del río Eresma, trazando al mismo tiempo meandros y tramos rectos con algunos mínimos saltos de agua.
En el camino nos encontramos con lugares interesantes, como el puente de los canales, de estilizada figura y recientemente restaurado, cuyo fin era el de transportar el agua que tomaba del arroyo de Peñalara para abastecer al palacio de Valsaín.
Tras cruzar la carretera cerca de Valsaín, seguimos caminando manteniendo el río a nuestra derecha, recorriendo la fabulosa calzada que mandó construir el monarca Carlos III para disfrutar de su aficion a la pesca. La calzada se encuentra en buen estado en muchos tramos y nos sorprende observar en una peña plana en el suelo una inscripción en la que aparece grabada sobre la roca una corona y el año de 1768, fecha en la que fué construido el paseo.
Tras 6 kilometros de recorrido, siempre observando el río de cerca y bajo la sombra de los árboles que siguen su curso, con un intenso aroma a Jara en algunos tramos, llegamos a la cola del embalse del Pontón Alto.
Allí buscamos un lugar para tomar un ligero almuerzo, observando el embalse y a lo lejos las montañas presididas por la cara norte de Peñalara.
Tras coger fuerzas remontamos el curso del río siguiendo de nuevo la senda real y disfrutando del sonido del agua, de la belleza que proporciona la mezcla entre el agua, la piedra y la vegetación, cobijados a la sombra de un sol que a esas alturas ya comienza a calentar.
Charla que te charla, disfrutando del paisaje, de la compañia y de la agradable temperatura, llegamos de nuevo al área de los asientos.
Allí, todos los senderistas reunidos esperan a la última en llegar, la pequeña Alba, que con sólo 5 años de edad ha caminado los 12 kilómetros del recorrido siguiendo el ritmo del grupo y sin parar de hablar en ningún momento..., sorprendiendonos a todos, especialmente a su padre y cronista, que pensaba que iba a tener que llevarla a caballito buena parte del recorrido.
Para celebrar el bautismo de Alba en el club de senderismo y el esfuerzo realizado, todos le cantamos "campeoooona, campeoooona, ..." al recibirla, algo que le ha hecho mucha ilusión.
Sin duda, su abuelo habría estado muy orgulloso de su nieta en el día de hoy, así que le mandamos un guiño desde aqui, con la promesa de que repetiremos la experiencia.
Tras reunirnos en el parking, nos desplazamos a Casa Hilaria, en Valsaín, donde disfrutamos de unas cervezas y comentamos juntos la jornada, despidiendonos hasta la próxima salida.
P.D. Volviendo a casa en el coche y observando a Alba, profundamente dormida en el asiento de atrás, pienso que soy un afortunado por poder disfrutar de salidas como esta, en tan buena compañía y disfrutando de una sierra y unos paisajes que tantos buenos momentos nos ha brindado y nos sigue brindando cada día.

Una gran mañana.

Alberto Extramiana


Crónica de montañismo: 
Integral de Peñalara.

Hoy domingo 18 de septiembre, inauguramos la temporada de nuestras excursiones montañeras, con una marcha durilla para los desentrenados. Damos la bienvenida a Chelo, buena montañera, que viene por primera vez con nosotros. Nos encontramos los nueve montañeros en Cotos, Pablo, Antonio, Elías, Emilio, José Antonio, Reynaldo, Alfredo, Chelo y yo, e iniciamos la subida con un poquito de frío al principio a 7 grados en el puerto de Cotos y bien abrigados subimos las primeras pendientes fuertes. Al cabo de un buen rato nos vamos quitando capas de abrigo al entrar en calor.

Hace un día soleado y bonito con una subida sin parar hasta la Laguna de los Pájaros, algunas lagunillas de arriba estaban secas. Esta clásica marcha de nuestra sierra, nos ofrece unas vistas espectaculares hacia todos los lados, La Cuerda Larga, el Valle de Lozoya, Navafría y el puerto del Nevero, Segovia, La Granja y Valsaín. Subimos por toda la cresta de Claveles medio trepando hasta cerca de la cima y hacemos una paradita para comer y descansar al sol, por fin jeje, estos montañeros no paran casi nunca …

Finalmente llegamos a la cima de Peñalara y como ya era más avanzado el día, encontramos a mucha gente de todas las edades subiendo al Peñalara. Hacemos las fotos de todo el equipo en la cumbre y vuelta para abajo deprisa. Todos contentos, lo hemos pasado muy bien, un día muy bonito, al final llegamos con calor abajo a Cotos y sin cerveza …. pues todos con mucha prisa nos volvemos a casa. Deseando veros a todos en la próxima.

Viky Cadahia





Crónica de montañismo del día 26/06/2016, por Reinaldo Vázquez 

El Pájaro.

Cuando se hace una crónica de una excursión se pretende dejar en los anales del club la gesta realizada.
Se puede hacer con autoridad o con oficio, en algún caso con humor. Esto último lo he intentado con éxito según los siempre benévolos lectores que están dispuestos a aplaudir generosamente cualquier aportación.
¿Que es la autoridad? ¿Qué el oficio? Indudablenteen la narración de los hechos se necesitan ambos, pero en algunos relatores predomina la primera característica, escriben con la fluidez de ideas que les da su dominio, y en otros el segundo, a base de técnica literaria y documentación. Hay quien con soltura, sin necesidad de comprobar nada, relata la marcha y otros que carecemos del conocimiento asimilado de la montaña madrileña recurrimos a tomar notas mentales durante toda la excursión, luego nos documentamos en planos, leemos las historias de los enfrentamientos bélicos o amorosos que se han dado entre esas peñas, estudiamos la fauna, los accidentes geográficos, los topónimos y justificamos su génesis, pretendemos con nuestro interés suplir ese desconocimiento natural y con oficio salvar la encomienda.
Hoy no seguiré a ninguna de las dos escuelas. No voy a relatar los hechos cronológicamente ordenados. Pretendo hablar de las emociones, en una marcha que se anunciaba con dificultad física 5 y técnica 5+. Realmente no fue ni una cosa ni otra.

La amistad y el pensar en los demás fuera del entorno.
Las relaciones unidimensionales suelen morir, pueden ser magníficas dentro del plano, pero si no se abordan nuevos enfoques, desaparecido el nexo se diluyen, si es que no mueren automáticamente. No es necesariamente malo que haya este tipo de relaciones, puede que no nos guste mezclar en la vida facetas. En senderismo leo que hay más vidilla, por ejemplo las marchosas bailonas, las comidas de los jueves... El ser multidisciplinar refuerza los vínculos.. Cuando llegamos María Moriana y yo a Canto Cochino allí estaba Emilio Rodríguez esperándonos con una neverita portail. En el día de puertas abiertas de Daikin había pensado en todos y cada uno de nosotros, sus compañeros del domingo, y había traído esas neveras.

El pensar en el camino.
Si crees que alguien necesita tu ayuda estás dispuesto a brindarla. Si la pendiente es excesiva, se espera. Algunas veces he oído comentarios dentro del club de la competividad y fiereza despiadada del grupo, creedme, es lo contrario. Hemos tenido que empujar o tirar para subir ciertas rocas con la satisfacción de hacerlo. La prudencia es otra nota presente, ¡cuántas veces nos hemos dado la vuelta!

La aventura.
El domingo tuvo un recorrido especialmente divertido, cuando alcanzamos altura tuvimos que reptar por dos tubos. En el primero creía que el cuerpo de Mamen impedía que me llegase la luz porque rellenaba el conducto, la dejé irse unos metros y la obscuridad no se aclaró. A pesar de tener esa estrechez con una altura de menos de un metro el recorrido lo hicimos sin dificultad al ser en pendiente ascendente. El segundo tenía una sala alta y espaciosa donde nos hicimos una foto, de ella salían tres galerías, las de los extremos con salida. Salida que la vista no garantizaba, Toño nos comentó que se había vuelto una vez porque creyó que estaban cegadas, no conociéndolas desde luego era no recomendable introducirse solo en ellas por el temor a quedar encajado. Eligió Antonio la de la izquierda, pasó Mamen delante, luego yo. Disfruté subiendo con la espalda en una pared y los pies en la otra, quedé de espaldas en la repisa sin posibilidad de darme la vuelta por lo estrecho, a base de arquearme y de los tirones de Mamen avance. Luego pasaron las mochilas que quedaron entre ella y yo impidéndome avanzar. Mamen demostró su delgadez pasando por el pequeño hueco que había entre las dos paredes, salió a la superficie y volvió a un orificio en el techo por donde extrajimos las mochilas. Liberado el obstáculo los demás pudimos avanzar y salir por donde lo habían hecho las mochilas.
Antonio, al que esto le debió parecer poco, cuando parábamos buscaba rocas que ascendía con alegría.

La belleza
No me refiero a los ojos de Mamen ni a la cara de niña de María cuando se puso su gorra africana.
Las piedras, con sus formas. Las vistas desde arriba y desde abajo. Las paredes de rocas. El buitre quieto en lo alto de un cancho descomunal. El morado de las flores. Después de llevar tiempo entre el granito y salir de la última galería, un pequeño paso sobre el vacío en el que Antonio, el primero en pasar, advertía a cada uno que llegaba del peligro, nos encontramos con árboles y un alarde de flores morado fotografiado por todos. Las piedras apoyadas unas en otras dejando un paso horizontal por el que nos introdujimos, con más fotos de todos ascendiendo o asomados a esa ventana natural. Las piscinas que se forman en el granito y que son la causa de las fracturas de las rocas y de las formas caprichosas.

La admiración
Sin ningún deseo de emulación por mi parte, pero con admiración hacia Salvador Rivas y Pérez de Tudela, cuando vimos alguna de las paredes que habían subido y estrenado. También vimos una pared que Cesar nos había colocado en Asturias dos días antes.

La superación
Cuando empezamos vimos la Muela gigantesca en lo alto, imponente, parecía que no había nada por encima, inaccesible. Al cabo de un tiempo la veíamos diminuta por debajo nuestro. La bajada fue fácil, nada parecido en esfuerzo y dificultad a la subida.

La satisfacción.
Al acabar habíamos cumplido el propósito que nos había llevado allí. Ejercicio, belleza y amistad.
Gracias Emilio, Antonio, Mamen, Toño y María, volví satisfecho, No por la vanagloria de haber hecho algo destacado, estúpida presunción, sino por el placer de un paseo inocuo con vosotros. Un abrazo.

Día 26/06/2016

Crónica de senderismo

LAS PESQUERÍAS REALES

Al coronar el puerto de Navacerrada, camino de Valsaín, vienen a mi cabeza las palabras de Cesar Pérez de Tudela que tuvimos el privilegio de escuchar el pasado viernes: “Subir montañas no es un deporte, es la vida misma. Asumimos riesgos en cada ascensión, sufrimos en cada paso y disfrutamos intensamente de los buenos momentos”.
Su filosofía bien  puede aplicarse a quienes, sin coronar grandes cumbres, recorremos los senderos, caminos y veredas de nuestras sierras. Desde luego que esto requiere siempre un esfuerzo, dejar algo de nosotros mismos en cada paso, pero la recompensa de recorrer estos parajes es inmensa.

Hoy nos adentramos en las espesuras de Valsaín para recorrer las Pesquerías Reales: un camino que se trazó a la vera del río Eresma para que Carlos III disfrutara de estos parajes sin tener que ir brincando de piedra en piedra.

A las nueve de la mañana, en el área recreativa de Los Asientos, hace fresco y las últimas nieblas se aferran a las cumbres de La Mujer Muerta antes de disiparse y dar paso a un cielo azul. Hoy somos tres: Pilar Caridad, Gonzalo Lamana y este cronista. Somos un equipo pequeño pero tenemos el honor de cerrar esta etapa de excursiones antes de la tregua estival.

Guiados por Gonzalo, persona cabal y buen conocedor de estos andurriales, nos internamos en la espesura del pinar y acompañamos al Eresma en sus primeros pasos hacia el Duero, al que se unirá en la reseca meseta castellana lejos ya de estas cresterías del Guadarrama.
Caminamos a buen ritmo, en animada charla, escuchando la bonita melodía del rumor del agua y los cantos de mirlos, ruiseñores, petirrojos, mosquiteros y pinzones. La luz cenital se filtra entre las ramas de pinos infinitos arrancando al bosque mil matices de verdes. Pronto la arboleda se clarea y los pinos silvestres dan paso a robles melojos de proporciones imponentes, mudos testigos de otras épocas, tal vez de Carlos III, cuando estos cubrían buena parte del paisaje que hoy contemplamos. Llegamos hasta un pequeño acueducto que, sin ser romano —supongo—, se asemeja en sus formas a su hermano mayor de Segovia. En este punto se abre una inmensa pradera donde decenas de caballos pastan acariciados por un sol que ya empieza a apretar. Pasamos junto a ellos, apartándolos con recelo de nuestro camino, mientras los potros se mueven inquietos y corren en busca del cobijo de sus madres. Las ruinas del viejo palacio de Valsaín presiden esta inmensa alfombra verde y sobre sus muros unas grajillas se pelean por conseguir la mejor oquedad para colocar sus nidos. Un incendio, en 1682, acabó para siempre con este imponente edificio de los Habsburgo y años más tarde, ya con los Borbones, se erigió el cercano palacio de La Granja, inspirado en Versalles, para que la realeza siguiera solazándose por estos parajes.

El pueblo de Valsaín lo pasamos deprisa y corriendo, tratando de volver a encontrarnos con el río que nos lleva, ese Eresma alegre y juguetón que invita, en un día como hoy,  al baño. Pero somos gente seria y responsable y continuamos la ruta entre jaras y genistas en flor. Entre robles, fresnos, sauces y alisos. Inmensos bloques de granito, trabajados por hábiles canteros, conforman este tramo del camino y nos preguntamos con asombro el tremendo esfuerzo que debió suponer acarrear hasta aquí  semejantes piedras. Unos números tallada sobre una de ellas, dan fe del año que se llevó a cabo dicha obra: 1768.

Y así, imbuidos en la filosofía de Cesar Pérez de Tudela de ir paso a paso hasta alcanzar nuestra meta, llegamos a la cola del embalse del Pontón Alto. Es el momento de disfrutar de este entorno: contemplar la quietud de las aguas;  sentir el tacto  de las hojas de terciopelo de los robles; observar el vuelo silencioso de las aves… y a unos perros chapotear felices junto a la orilla.

Pero todo llega a su fin y debemos regresar,  remontar ese Eresma que nos ha traído hasta aquí. Volver a recorrer esta Senda Real y transitar bajo la ruina inquietante del palacio de Valsaín. Sentir de nuevo la mirada nerviosa de los equinos y el zumbido de las moscas.  Un arrendajo  —un córvido forestal de vivos colores— sale a nuestro encuentro en el último tramo y juega con nosotros al escondite de rama en rama. Pero  Los Asientos ya se intuyen y yo tengo la tristeza de tener que abandonar estas espesuras y esta grata  compañía. Es la vida, como diría nuestro querido Cesar Pérez de Tudela, y todo termina… Y todo vuelve a empezar.

Muchas gracias a Pilar y Gonzalo por compartir esta bonita excursión y a todos vosotros por haber disfrutado conmigo de estos buenos momentos en  esta sierra infinita.

¡¡¡Feliz verano, amigos!!!

Pablo Olavide.