17/2/2019 Los Chorros del Manzanares; Rafael García Puig
Le suena el despertador. Mejor no lo piensa….. remolonea solo un minuto.
Ha dejado las cosas preparadas la noche anterior, tarda por tanto poco en estar preparado.
Llega
al Club un poco antes de lo habitual, por alguna razón casi siempre
llega el último. En esta ocasión es él el que espera hasta que van
llegando Gloria, Marisa Huidobro, Aida, José Vicente, Rocío, Marta,
Begoña, Silvia, Elena, Marisa Ruiz, Alfredo, Sonsoles, Pepe, Alberto.
Como
habitualmente, Rafa medio organiza los coches, a él le ha tocado con
Marta, su hermana, y con Alfredo, que pone el coche, y que llevaba
tiempo sin venir. Al poco ya todos están de camino a Canto Cochino. No
es habitual en Rafa, pero en esta ocasión no para de charlar con Alfredo
contándole su apretada y “jubilosa” agenda.
Poco antes de las 9 ya están todos en Canto Cochino, y ahí se une al grupo Gonzalo.
Se
inicia la marcha que dirige en esta ocasión Marta con el asesoramiento
de Gonzalo que le envió, hace unas horas, el tracking. Breve parada
inicial para que Marta tome las riendas de la marcha y designe cronista.
Algo de fresco en una atmosfera limpia y con una luz nítida prometen un día precioso.
Empieza
a andar el grupo, y no han pasado 5 minutos y aparece la seña de
identidad de este: la disgregación. En cabeza Marta y Gonzalo a buen
ritmo, y en animada charla y en grupos, que van cambiando, van los
demás.
Despiste de
Marta y vuelta para coger la pista correcta. Andan rápido, pues el
desnivel es eso que se llama “falso llano” y el suelo es pista.
Algo
mas de hora y media, y suben unas escaleras que llevan al grupo por un
sendero sin prácticamente desnivel, pero con algunas zonas de hielo, que
cruzan con precaución, hasta el puente del Retén.
Ahí
empieza el esfuerzo. Serán algo más de 1 km pero con un desnivel de 200
m. En algo más de media hora ya están en los Chorros del Manzanares,
siempre ruidosos y espectaculares.
Descanso,
avituallamiento y fotos, muchas fotos. Pepe y Marisa se atragantan de
fotos. Los García, Marta, Pepe, Sonso y Rafa, se hacen también fotos de
familia.
Reinician la vuelta. Las rodillas se resienten en la bajada. Cabras montesas por todos sitios, que alivian el cansancio.
Al
poco ya en el Puente del Retén y poco más tarde en la pista. Enseguida,
un sendero les lleva al Manzanares y de allí a la espectacular Charca
Verde, donde se hacen la foto oficial de la marcha.
Nuevamente en la pista, disgregación y conversaciones.
Veo a Rafa hablar con Silvia y Alberto. ¿De qué hablaran? Luego con Marta su hermana.
Las
conversaciones acercan a las personas, y permiten poco a poco intimar,
conocer otro punto de vista, otra opinión, hacer amigos.
Llegan a Canto Cochino. Se ha hecho tarde, y en esta ocasión algunos “perdonan” la cerveza que otros se resisten a dejar pasar.
Estas
marchas curan, esta bendita rutina de los domingos es un bálsamo de
naturaleza, compañerismo, amistad, que solo pide a cambio, un poco de
esfuerzo para disfrutar de su efecto.
Con cariño
Rafa
9/2/2019 Senderistas: La senda Ortiz: Jose Herrero
A
penas aterrizaba en el vuelo 4723 procedente de Chicago, cuando mi
hermana me recordaba el paseo semanal por Sierra de Guadarrama. Un
auténtico subidón en el cuerpo y alma, unirme a mi tribu, a mis gentes,
que cuando alcanzan la cumbre despliegan con orgullo la bandera
tricolor. Impresiona como el ser humano, en su mundo de símbolos,
incluyendo el lenguaje juntando trozos de tela roja y amarilla,
representan un rincón del mundo. Me imagino, que la bandera universal
de amantes de la naturaleza sería, el de una paloma blanca sobre un
fondo azul, llevando en su pico dorado una pequeña rama de olivo.
La
sierra de Guadarrama es un regalo del cielo. Ofrece a los madrileños la
posibilidad de oxigenarse de una ciudad con los pulmones dañados por
una civilización que olvida que la vida es un milagro en el inmenso
universo en el que vivimos.
Empezamos a ascender, dejando atrás un cementerio de metal, coches apiñados que acercan
semanalmente
a miles y miles de montañeros. Ya parapéticos, empezamos a hablar
retomando conversaciones entre parientes, amigos, compañeros,
asiduos y forasteros, que, con un largo pasado, todavía se entusiasman
ante todo lo que ofrece esa vida que es un soplo.
¿Nos
imaginamos la sierra del Guadarrama en la época terciaria, habría
dinosaurios? ¡Y cuando la tierra estaba en la era de las glaciaciones!
Estoy convencido que en aquel entonces las pistas de esquí de
Navacerrada llegarían hasta la Gran Vía.
Subimos
un poco más y de repente nos encontramos en una balconada desde donde
vemos, pinares de pinos silvestre, las laderas de la fábrica, el prado
barrendero, arcón collado de los enburriaderos, risco de los
enburriaderos, peña cabrita, la bola del mundo, el risco de la maliciosa
y la cuerda de las buitreras…
Me
quedo sin palabras y en Suajili me pongo a cantar “no hay ningún Dios
como tu” akuna mungu kama wewe….. se une la tribu y aunados en cuerpo y
almas nuestras voces retumban en las laderas de las montañas.
Un
pequeño tente en pie y ya bajamos, necesito quedarme rezagado de
escobón o de despistado, pero a solas, para sentir las vibraciones del
planeta azul, blanco y verde. Piedras, tierra, hielo y nieve van
quedando atrás, y el deseo de mas crece: Volver a los tiempos en el que
ser montañero duraba meses, cuando dormíamos en circos glaciales
coronados por las estrellas. Bajamos al lago de los cisnes, fluye el
agua, fluye la vida que se pasa tan callando, ultimas fotos, últimas
palabras, pero siempre con la esperanza de volver a soñar y caminar por
mi querida sierra de Guadarrama.
Un abrazo con profundo agradecimiento de
Pepe el emigrante.
3/2/2019 Montañismo; Via Crucis del Valle de Los Caídos: Reinaldo Vázquez
A las siete y media del tres de febrero de 2019 Alberto, Emilio y Elías estaban en el club y se debían encontrar con Juan Carlos y conmigo en la fuente de Majavilán. Cuando atravesaba Navacerrada recibí una llamada de Emilio informándome del corte de la carretera a partir de la desviación del hospital. Hablaba con él cuando me quedé parado por estar coches detenidos en la carretera impedidos de continuar, eran ellos. Decidimos seguir hacia el hospital cuya carretera estaba limpia por la acción de una máquina quitanieves, pero el aparcamiento estaba fuera de la acción de las quitanieves y con una rampa fuerte por lo que no nos atrevimos a dejar allí los coches ante el temor de que volviese a nevar o helar. Decidimos ir al embalse de la Jarosa y lo hicimos directamente por Los Molinos, está relativamente cerca. Si hubiésemos sabido que los senderistas se dirigían al Hoya de San Blas nos habríamos apuntado, no sólo por la compañía siempre agradable y más animosa y regocijante de nuestros amigos, sino también por honrar al santo en su festividad. El camino de la hoya pasa cerca de la estatua del santo que da nombre al sitio. El año pasado en una marcha conjunta el día cuatro de febrero hicimos ese camino Gonzalo y yo capitaneados por Juan Carlos, sobre una nieve blanda de ocho centímetros. También buscando refugio de la nevada. Llegamos al pantano de la Jarosa y allí decidimos en vez de subir a la Cabeza de Lijar, más batida por el viento, desviarnos a la izquierda para hacer el Vía Crucis del Valle de los Caídos. Cruzamos un arroyo y Juan Carlos recordó que dos años antes nos costó encontrar un paso por el caudal que llevaba. Hoy había agua, pero un par de nosotros lo cruzamos sin preocupación pisando en su lecho. En la siguiente bifurcación volvimos a optar por la izquierda. Nos salimos del camino y tomamos un atajo que acortaba mucho el recorrido amplio de aquél. Entre los árboles normalmente el viento no se siente con la misma intensidad, lo frenan; pero esta vez no funcionó así, además la sombra evitaba la radiación. Las manos se me quedaron heladas y no tuve otro remedio que imitar a mis compañeros y ponerme guantes, que tardaron mucho en conseguir efecto en mis manos. Llegamos a la tapia del Cuelgamuros, pasamos por un punto donde había sido derribada hace años. La cruz imponente apareció ante nosotros. Llegamos al itinerario del Vía Crucis entre la VIII y la IX estación, decidimos ir hacia el principio. Para empezar una subida de muchos escalones que por fin nos hizo entrar en calor, a lo que ayudó que nos encontrábamos en la cara sur. La capilla de la VIII, a la que hay que subir por una escalera no adecuada para los actos religiosos, es de un estilo románico pirenaico vanguardista, es probablemente la que está más alta, tiene unas vistas espectaculares del valle, Guadarrama, la Maliciosa, Valmayor... Desde allí bajamos hacia la VI, volvimos a subir, esta vez la cumbre estaba coronada por una neoclásica y llegamos hasta la última (primera) capilla de tipo románico. En los puntos donde se tenía una vista amplia de la escalinata se apreciaba su magnitud. Los que habían tenido la oportunidad de recorrer la muralla china afirmaron que era una sensación parecida. El amor patrio engrandece no sólo el espíritu por lo que se ve. Paramos a tomar las habituales viandas. Entre caldo e infusión sofisticada, propias y típicas de Emilio y Juan Carlos, contó aquél la historia de una chiquilla que desapareció en el monte Abantos, que teníamos frente a nosotros, fue a principios del siglo XX y reapareció treinta años después. Pensé que tal vez habían elegido este sitio para enterrar a Franco por ese motivo. Vimos volar varios buitres, espero el vídeo que hizo Alberto. Por cierto me fijé en el porte de Alberto, con esas cualidades físicas has perdido el mérito que te atribuí por lo que hiciste en la Cruzapedriza, así todo debe ser fácil. Nos volvimos y alcanzado el punto por donde nos habíamos incorporado al Via Crucis, vimos que teníamos tiempo de sobra para hacer la parte que faltaba y llegar al calvario que suponía la última o tal vez la XII estación. Llegamos al poblado, compuesto por cincuenta viviendas para los trabajadores del lugar, pero que en esta época del año sólo están habitadas nueve. Su construcción parece buena, chapadas en granito de unos diez centímetros y en su parte superior con medios troncos de pino. Fuera se acumulaba madera cortada, combustible que, sin duda, las hará más acogedoras en esta época del año. Uno de los escasos habitantes paseaba su figura propia de Sancho por la calle por la que transitábamos y se identificó como guarda de Patrimonio Nacional fuera de servicio, que si llega ha estar de servicio nos hubiera multado, las cuantías que nos dijo eran desproporcionadas por su cuantía altísima, que todavía los guardas avisaban, pero la Guardia Civil multaba a placer, que las medidas eran necesarias por el peligro de incendio y por la presencia de Franco, etc. Decidimos hacer caso a tan desagradable advertencia e iniciamos el regreso, cuando apareció un coche de Patrimonio Nacional con tres guardas, nos pararon y nos dijeron que estaba prohibido estar donde estábamos, dijimos que nos lo acababan de advertir y que estábamos saliendo, nos dijeron por donde teníamos que salir, pero no nos enteramos. Recuperamos la senda de salida y volvimos al otro lado de la tapia, arrastrando con nosotros a otros excursionistas a los que advertimos de la presencia de la guardería. Vuelta por el mismo camino y como tuvimos tiempo sobrante entramos en el bar del aparcamiento donde ardían unos troncos magníficos en el hogar con ese calor agradable que produce el fuego. Nos acordamos de Mar que por las prisas que tenemos siempre los montañeros se ve privada del colofón de unas cañas con los amigos desde hace tiempo. Brindamos, no recuerdo por qué. Y nos despedimos encargando a Elías que la próxima marcha conjunta que organizase fuese por la sierra este de Madrid y con mayor entidad, que transcendiera a un paseo para abrir apetito. Si alguien quiere contrastar esta crónica con la última por los mismos lares o el hueco de San Blas gracias a la magnífica labor de Francisco, primero, y de Elías y Gonzalo, en la actualidad, exhaustivos documentalistas de este material escrito, podrá hacerlo y comprobar si me he repetido o no. Espero que las montañas estén en el mismo sitio y orden Un abrazo Reinaldo P.D. Se puede pedir autorización a Patrimonio para hacer el Vía Crucis con entrada gratuita en el valle. El guarda nos ha dicho que obtenida la autorización nadie comprobará si rezamos o no. Para los que quieran rezar recomiendo los dos que se organizan, no sé si por los benedictinos o con el respaldo de su comunidad, en la que tras la reliquia del Lignum Crucis se hacen enteros desde los Juanelos hasta la basílica, el sábado de Pasión (víspera del Domingo de Ramos) y el catorce de septiembre Exaltación de la Santa Cruz que se debe trasladar al sábado más próximo. |
3/2/2019 Senderismo; La Hoya de San Blas: Francisco Vaquero
Sábado
día 2 de febrero de 2019, estoy cómodo en casa disfrutando del calor
del brasero, porque nosotros como buenos extremeños somos de brasero con
falda camilla, al margen de la calefacción que también, pero el brasero
tiene algo especial después de la comida, uno se queda como medio
dormido, esos 15 /20 minutos que te evades, escuchas todo y no te
enteras de naaaa, dicen los expertos que son los minutos
más reconfortantes. Uno no lo sabe, pero qué tendrá el brasero que
unido a los temas de música clásica (Albinoni, Mozart, Chopin,
Vivaldi,...) que al azar selecciona el ALEXA, ese artilugio tecnológico
de Amazón que está de moda ahora, te quedas con el libro entre las
piernas, porque de las manos por el efecto de la gravedad se pasa a los
cuádriceps o al suelo según el gramaje del libro. Me libero de esa
placentera situación y de pronto me acuerdo de las marchas de montañismo
y senderismo previstas para el día 3. Me pongo a mirar el WhatsApp,
para elegir marcha de montañismo o senderismo. Las de montañismo en esta
época de cierta cantidad de nieve en las alturas de la sierra madrileña
las dejo por posibles resbalones con su consecuente caída. Miro la de
senderismo, y como Rafa comenta “es una muy bonita marcha con estupendas vistas que discurre en una cota relativamente baja sin desniveles importantes” observo
las personas que se habían apuntado y me digo, ya está, me apunto, no
me lo pierdo; y eso hice. A las 18:12 mandé el comunicado a Rafa. A las
20:37 me manda un WhatsApp Gonzalo para acordar si vamos juntos y dónde
quedamos. Acordamos a las 8:10 en la puerta de mi casa, hecho que
agradezco y todo un detalle de Gonzalo. Solemos tener detalles así
cuando coincidimos, como todos vosotros. Sobre las 8:50 llegamos al
aparcamiento del Puerto de La Morcuera y nos topamos con una ventisca
que corta algo más que el cutis, así que nos quedamos quietecitos dentro
del coche de Gonzalo a la espera del grupo de compañer@s que se
animaron a la bonita marcha senderista; estos son: Rafael García,
Joaquín Sánchez, Mª Eugenia González, Irena Jaroszynska, Mariane
Delgado, Conchita Carvajal, Gloria Fernández, Elías no, porque se lo
pensó y se fue con los mantañeros, mira que tenía yo ganas de compartir
caminata con este señor bloguero que ha cogido el timón del blog y le
está dando un aire importante. Gracias a él ahora el club sigue siendo
conocido también en el entorno de internet. Continúo con el resto de
compañer@s: Marissa Huidobro, Floren Martínez, Begoña Mata, Rocío
Eguiraun, Elena Madurga, Elena Sandoval, Gonzalo Fernández (¡el
simpático compañero que me asignó la crónica de este domingo!) y este
cronista, Francisco Vaquero. En total 15 senderistas con ganas de pasar
frio, ja, ja. Bueno, pues viendo como estaba la mañana por el Puerto de
la Morcuera se acordó con bastante acierto entre Rafa y Gonzalo cambiar
el itinerario e ir a otro más abrigado, la parte baja de la Hoya de San
Blas. Allí nos dirigimos con los coches, no sin antes ver el golpe que
se dieron dos coches por el estado del suelo del aparcamiento. Sobre las
10:30 aproximadamente llegamos a Soto del Real, para dejar los coches
al lado del Parque Municipal, municipio que cuenta con una población de
8.607 habitantes; de los cuales 4.223 son hombres y 4.384 son mujeres.
Del total 444 personas son mayores de 80 años. Esto no me lo he
inventado yo,!eh! Y no tiene nada que ver con la marcha, pero lo he
cogido de la web del Ayuntamiento y me parecía bien incluirlo como dato
estadístico de este municipio.
Una
vez dejados los coches, iniciamos la marcha en dirección a la ermita de
Nuestra Señora del Rosario, ermita que fue construida el año de mi
nacimiento en una finca llamada Peña Mingazo, donada por doña Pilar
González, madre del que fue primer Arzobispo de Madrid, don Casimiro
Morcillo. Como está ubicada en una peña, se tienen buenas vistas de la
Sierra de la Pedriza, el paisaje de la Sierra Guadarrama- Alto
Manzanares y el embalse de Santillana. Aquí aprovechamos para hacer
fotos y la clásica foto de grupo, en esta ocasión sin bandera, ignoro la
causa. Ha sido este recorrido por la parte baja de la Hoya de San Blas
una travesía tranquila, con muy buena compañía y sin más objetivo que su
tránsito sin sobresalto y placentero observando los caballos, ovejas y
el arbolado de las diferentes fincas y praderas por las que lindaba el
camino. En un cruce de caminos, al abrigo de arbustos y rocas, decidimos
parar y tomar el clásico tentempié. En esta ocasión hubo una agradable
sorpresa para Rafa con motivo de su cumpleaños, Rocío, con mucha
ilusión, le regaló un rico bizcocho de elaboración propia y, qué tras
probarlo, puedo certificar que muy rico. Todos le cantamos el típico
cumpleaños feliz. Fue un detalle que agradecimos todos y en especial
Rafa. Al cabo de unos 30 minutos retomamos la marcha, ya en dirección a
Soto del Real, por el camino que parte cerca del embalse de los
Palancares, embalse éste que ha sido la base del abastecimiento de aguas
del municipio desde hace más de 30 años. Lo curioso de este embalse es
que no está en el cauce de ningún río y tiene una capacidad de 860.000
m3. Se alimenta de dos captaciones situadas en el río Mediano y otra
situada en el arroyo Medianillo.
Como
final de la etapa senderista de este domingo y tras haber recorrido
10,4 kms. según mi GPS, seguimos fomentando la relación social que
conlleva la actividad del senderismo, ahora disfrutando todos de una
buena cerveza y un buen aperitivo en el bar La Najarra, de Soto del
Real.
Sobre
las 14:00 marchamos todos para nuestras casas con el buen sabor de
haber pasado una buena mañana en muy buena compañía.
Buena semana para todos.
Francisco Vaquero
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