Participantes
en la marcha: Gloria, María, Cristina, José Vicente, Rocío, Silvia,
Marisa, Elena, María del Mar (a la que damos la bienvenida), Juan
Carlos, Francisco, Alfredo, Gonzalo, Alfonso, Mari Carmen, Reinaldo y
Sonsoles (17).
Guía: Juan Carlos Aguilón.
El
sábado 27 era el día escogido para realizar la marcha conjunta mensual
de senderistas y montañeros con el colofón de una comida de hermandad
donde reponer fuerzas de la marcha y continuar con nuestras animadas
charlas que siempre nos acompañan sea cual sea la dificultad del
recorrido.
En
cuanto al tiempo fue mucho de lo previsto y, solamente hubo un conato
de lluvia en el momento de los estiramientos finales. El frío y la nieve
se esperaron hasta el día siguiente.
Habíamos
quedado en el parking enfrente de la urbanización el Ejido y desde allí
en perfecta caravana nos dirigimos hacia la ermita de San Isidro donde
comenzamos a andar la senda que conduce a la Pedriza, lugar de fácil
recorrido bordeada de jaras y endrinos salpicados por el rocío que les
daba un brillo especial.
La
Pedriza del Manzanares esta ubicada en el Parque Natural de la Cuenca
Alta del Manzanares y es uno de los parajes mas bellos de la Comunidad
de Madrid, como no dejamos de comprobar en las múltiples salidas
efectuadas por la zona, sus riscos de granito dan lugar a la
configuración de parajes extraordinarios donde la imaginación es capaz
de crear diversas figuras, pero en esta ocasión no solo la naturaleza
desencadena la imaginación, la técnica también contribuye a este
fenómeno y es así que al poco de comenzar el camino y al volvernos para
contemplar el paisaje Gonzalo distinguió a lo lejos una gran mancha
blanca que cada vez se parecía mas a una nave espacial, cosa que no
pudimos comprobar de cerca y que dejamos para la próxima salida…..ya que
seguramente no se habrá movido del sitio.
Esta
ruta, consta de una parte recta y otra circular por la que nuestro
experto guía la denomina” la piruleta”. Entre comentarios y bromas
llegamos al final del palito y alli nos comunicó Juan Carlos que
haríamos el recorrido en dirección contraria a lo planificado,
saldríamos en dirección al collado de Quebrantaherraduras, para volver
por las Zetas de la Pedriza, iniciamos el descenso, disfrutando en todo
momento de las preciosas vistas que surgían a nuestro alrededor,
llegamos a la zona recreativa donde un grupo de mesas y bancos de piedra
invitan al descanso pero no era hora de parar, antes tendríamos que
llegar a Canto Cochino y desde alli cogiendo la PRM16, marcas amarillas
y blancas , en una subida suave y bonita por una senda entre un bosque
de pinos llegar a las Z de la Pedriza. En este recorrido disfrutamos de
preciosas vistas de las Torres de la Pedriza que ya se habían visto
desde otros puntos, la Tortuga, la Cuerda Larga ….. Contemplando estos
parajes no es difícil imaginar que estas tierras fueran en su día
refugio de bandoleros y que en torno a ellas circulen múltiples
leyendas. Volviendo al recorrido destacar que los bosques de pinos son
fruto de una repoblación que tuvo lugar en los años 50 para frenar los
procesos erosivos de la zona.
Por
fin llego la hora del bocata y paramos en un sombrío y hermoso paraje
dentro del pinar casi sacado de un cuento de hadas, donde las piedras
cubiertas de musgo nos sirvieron de asiento. Hacia fresco y el ritmo de
la marcha había sido un poco bajo por lo que Juan Carlos decidió acortar
la parada para subir derechos a la pista denominas las Z, este
recorrido es muy cómodo pero con una gran afluencia de ciclistas.
Llegando
al lugar donde las señales de la PRM16 indican los distintos caminos a
seguir, tomamos la senda a la izquierda y continuamos al buen ritmo que
nuestro guía nos había marcado desde la parada del avituallamiento,
aunque aun tuvimos tiempo de aprender de las explicaciones de Juan
Carlos a distinguir la mejorana del romero y disfrutar de su fragancia,
escuchar la historia de la flor de sin merienda, de ver algunos grupos
de arboles con colores otoñales y parar para las fotos de rigor en
varios lugares impresionantes que nos invitan a volver por estos
parajes.
El
final fue mucho menos bucólico pero muy positivo. Cocido montañes en el
Refugio de Oría donde se incorporaron Margarita, Inma, Elías y Rafa.
Resumiendo ruta de paisajes, colores, olores y sabores insuperable.
Gracias a Juan Carlos por su buen hacer y a todos los que participan en este buen rollito.
Mari Carmen