17/12/2017  Homenaje a Jesús y Mónica. Crónica Alberto Extramiana
Con el ánimo de rendir un cariñoso homenaje a Jesús (mi padre) y a Mónica, transcurridos ya tres años desde que nos dejaron , nos reunimos este domingo 41 montañeros/as y senderistas. Un buen numero de participantes estabamos en el club a las 8:00 h., puntuales como un reloj, para salir 10 minutos más tarde hacia la Pedriza. Allí nos juntamos en Canto Cochino con el resto del grupo, que habían subido directamente.
A las 9:00 h partimos desde Canto Cochino el nutrido grupo compuesto por: Rafa García Puig, Juan Carlos Aguilon, Patricia, Manolo Visiers, Jose Eugenio Soriano, Jose del Campo, Elias Rodríguez, Inmaculada Sanz, Alfredo Carlavilla, Reinaldo Vázquez, Jose Antonio Rodríguez, Jorge Dukelski, Gonzalo Fernández Lamana, Mari Carmen Vázquez, Alfonso Simon, Elena Sandoval y su marido, Emilio Rodríguez, Nicole Walper, Antonio De la Fuente, Gloria Fernandez, Alba Extramiana, Magdalena Guio, Elena Madurga, Alfredo Diez, Paz Vizcaino y su perro Kaos, Viky Cadahia, María Franco, Begoña Mata, Rocio Eguiraun, Marisa Ruiz, Jose Luis Agud, Chelo De Dios, Irena Jaroszynska, Jose Vicente Almela, Mariane Delgado, Amparo Florez, Luz, Juan del Hoyo, y el cronista en esta ocasión: Alberto Extramiana.
Tras cruzar los dos puentes de madera y coger un sendero a la izquierda que asciende ligeramente siguiendo el curso del Arroyo de la Majadilla, llegamos en unos 15 minutos de cómodo paseo a la amplia pradera en la que plantamos hace ya tres años una encina en memoria de Jesús.
Una vez allí reunidos, y tras visitar la encina que plantamos en su día, hubo varias intervenciones recordando la figura de Jesús y el legado que nos ha dejado a todos tras haber animado la actividad de senderismo y montañismo durante unos cuantos años, haciendonos partícipes de su gran pasión por la montaña y de su espíritu aventurero.
Por este orden, tomaron la palabra Rafael García (ensalzando el valor del excelente grupo de personas que forman parte de la actividad y el poder sanador de la misma, tanto física como espiritualmente, son muchos los ejemplos en el pasado y tal y como dijo Rafa, estoy seguro de que la actividad del club seguirá siendo de ayuda para muchos en el futuro), Elías Rodriguez (excelente carta de un amigo, manteniendo vivos los recuerdos y la memoria), yo, mi madre Gloria Fernandez y mi hija Alba, que el año pasado nos sorprendió a todos al pedirnos espontáneamente decir unas palabras ella también y que este año ha decidido hacer lo mismo, leyéndonos unas palabras que había escrito el día anterior. Las palabras fueron una vez más un cariñoso y emotivo recuerdo de Jesús y de Mónica, de su legado y de su pasión por la montaña y por la vida, destacando también el hecho de haber mantenido su espíritu en estos años de actividad de senderismo y montañismo, gracias a la coordinación de Rafa y a su implicación, a todos los que le ayudáis, a personas como Juan Carlos, Antonio, Toño, Gonzalo, Jose Antonio y todos los que han guiado excursiones en estos años, Paco con el blog, todos los ponentes de las charlas que se han dado en el Club sobre la actividad, y en general, a todos los participantes en las salidas, cargadas siempre de compañerismo y de buenos momentos compartidos. Sin duda, tanto su memoria como el espíritu con el que animó esta actividad siguen estando muy presentes entre nosotros y eso es francamente reconfortante.
Tras las intervenciones, y tal como hemos hecho estos últimos 3 años en el mismo lugar, todos los presentes entonamos la canción "Agur Jesusen ama", siguiendo la pauta y la letra facilitada por Manolo Visiers, que lideró el coro con su espléndida voz. Fue un recuerdo emotivo y muy bonito.
Tras finalizar el homenaje en la pradera y despedirnos de parte del grupo (al cual aprovecho la ocasión para agradecer enormemente su presencia con nosotros a primera hora de la mañana a pesar de tener compromisos familiares ese día), la mayoría de los presentes iniciamos la marcha hacia el refugio Giner, siguiendo el sendero jalonado de rocas y de maleza y entre multitud de conversaciones entre unos y otros.
Al llegar a las proximidades del refugio, nos animamos todos y decidimos continuar el ascenso hasta llegar hasta el Tolmo, dónde hacemos varias fotos de grupo. Allí una parte del grupo decide volver a Cantocochino y esperar allí a la otra parte, que sube hasta el collado de las dehesillas. Los 7 montañeros que subimos al collado disfrutamos del ascenso y al llegar al collado nos regalamos un avituallamiento y volvemos a sacar las cámaras para inmortalizar el momento. Tras permanecer un rato allí emprendemos el descenso a buen ritmo y casi sin detenernos hasta reunirnos con los demás en Canto Cochino, donde disfrutamos de las cervezas de rigor y del reencuentro entre todos.
 Una vez más ha sido una gran experiencia, en este caso también emotiva, que nos ha permitido disfrutar del buen clima entre todos y reencontrarnos en muchos casos en nuestra querida pedriza en la que tanto hemos disfrutado.
Nos despedimos para regresar a casa, llevándonos el recuerdo de una gran jornada, completa, con momentos y recuerdos entrañables y emotivos, y con una excursión agradable, en un día soleado y en un paraje con unas vistas como siempre espectaculares.
Un abrazo fuerte a aquellos que no habéis podido venir en esta ocasión pero que nos habéis enviado mensajes entrañables a través de los grupos de whatsapp.
Gracias a todos por participar en esta ocasión tan especial y aprovecho para desearos felices fiestas.
Todos habéis contribuido a regar esa semilla que plantó mi padre hace ya unos cuantos años y a convertirla en un tronco fuerte y robusto, en una actividad consolidada y sustentada por un magnifico grupo de personas, de distinta procedencia pero con algo en común, su amor por la montaña y por la naturaleza y las ganas de compartir buenos momentos en buena compañía.
Un año más puedo decir sin ningún género de dudas que mi padre estaría muy satisfecho de ver como ese espíritu sigue vivo en todos nosotros y como se desarrolla la actividad.
Un abrazo
Alberto
Un abrazo fuerte y Feliz Navidad!!!!






10/12/2017 Montañismo y senderismo.  Ascenso al nevero. Cronica José Antonio Rodríguez
Disfrutamos con lo que hacemos, que es andar por los senderos, subir, bajar, saltar quizás una roca, vislumbrar al fin la cima o una cristalina fuente. No quisiéramos para nosotros otro escenario que el bosque, el tapiz de la hojarasca, la roca de caprichosas formas o la silueta de un pico recortada en el horizonte. Sobrevolando libres el buitre y el águila nuestras cabezas, acompañando nuestro andar por los senderos, bajo el mismo techo, la misma lluvia, la misma nieve o el implacable sol del estío. No nos mueve quizás acometer mayores glorias que estas de andar, subir, bajar senderos, que nos bastan y nos sobran. Que en esto de ser felices resultar mejor desprenderse del ornato y asir las cosas simples.  Fieles a nuestra cita, partimos de Navafría, que la tradición nos une a montañeros y a senderistas. Todos uno, uno todos. Queremos ver el Belén descansar, por fin, en la cumbre. Un grupo, no numeroso, enorme, emprende hoy el ascenso. Se entrecorta, a cada paso, el aliento y se vuelve hacia el interior la mente. 
…un paso sólo es un paso
al fin y al cabo victoria
del tesón que empeña el alma
 en asir mayores glorias… 
Transitamos por el empinado sendero, metáfora de la vida, entre la libertad del bosque y la alambrada , cárcel del hombre, incapaz el artificio de separar lo que de natural está unido. Recobramos de cuando en cuando el aliento, que no es menester ni propio de caminantes de oficio perderse lo que vista alcanza, hoy oculto el horizonte por la pertinaz neblina.
                                           …flota en el aire el perfume,
que mis sentidos embriaga
la sencilla flor de cumbre,
qué magnífica apareces
en tu pedestal enorme… 
Alcanzamos ya la cresta que nos llevará al destino, falsos llanos se suceden, antes de pisar la cima. El frío arrecia, lo hace también el viento y nuestro deseo interno de ver el Belén en la cumbre. Ya casi estamos, podemos casi tocarla, aunque la niebla oculta lo que el tesón, al poco, aclara.
…vislumbro entre brumas la cumbre
feliz morada del alma
y del sueño que en la Tierra
persigue el corazón del hombre… 
Ya hemos llegado, no hay duda. Tras las piedras se reúne un nutrido grupo de montaña. Cantan y brindan, un año más a la espalda. Un Belén desde Segovia que ahora en la cumbre descansa y que la dura piedra resguarda. Qué buenas vistas tendrá sobre el valle del Lozoya. Hoy nos oculta la niebla el Embalse de Pinilla, Rascafría, Alameda del Valle y ese corredor de ensueño que riega el río Lozoya.
Brindamos también nosotros, nos obsequiamos con dulces antes de emprender, por fin, el camino de regreso. No está el tiempo para andarse con entretenimientos mayores. Entre la bruma y el canto de algún villancico, equivocamos el norte. Nada grave, os aseguro.  Fácil la vuelta al rumbo. Fácil para quien es guía seguro.
Alcanzamos por fin el parking que nos reunió en la mañana. Un año más lo hemos hecho. Ver el Belén en la cumbre. Senderistas y montañeros. Todos uno, uno todos.
FELIZ NAVIDAD.

José Antonio


3/12/2017 Senderismo. Monte Abantos. Cronica Begoña Mata
Antes de las ocho llegamos al club Mirasierra tres valientes senderistas Gloria, Alfredo y quien escribe esta crónica. Estábamos  bien abrigados y decididos a culminar el Pico de Abantos. La mañana era fría, el cielo azul despejado anunciaba el comienzo de una senda inolvidable.
A las ocho treinta nos reunimos con nuestro amigo y guía Gonzalo , en el lateral del restaurante El Tomillar. Estaba  totalmente equipado y la senda localizada con todo detalle. Tras comprobar que “no faltaba nadie” iniciamos la subida. A unos pasos encontramos una puerta que era el comienzo de la senda que nos fue guiando, con algunas variantes, a conseguir la meta.
Pronto apareció el suelo  cubierto con un manto de nieve y esta imagen, a la que no estamos acostumbrados, nos animó tremendamente. El continuo desnivel nos hizo comprender que la marcha era exigente, que teníamos que asegurarnos muy bien con los bastones y pisar firme para  ir remontando.
El sol radiante nos acompañó en todo momento. Descansamos repetidas veces para reponer energía y disfrutar de impresionantes vistas sobre la comarca de la sierra, destacando El Escorial, Valle de los Caídos  y el Embalse de Valmayor.  Nuestro esfuerzo se vio compensado por el paisaje. 
Seguimos ascendiendo y nos tomamos las viandas en un roquedo soleado.  Desde allí intentábamos divisar el mojón geodésico en la cumbre y nos   empezó a parecer  inalcanzable. Gonzalo y Alfredo nos animaron y convencieron para que continuáramos subiendo a nuestro ritmo y efectivamente,  enseguida pudimos ver nuestro objetivo conseguido. En la foto se pueden  ver nuestras caras de alegría en la  cima.
Iniciamos el descenso  siguiendo una cerca de piedra sin dificultad. Pronto nos encontramos algunos pasos muy exigentes físicamente. Las jaras nos prestaron sus ramas para afianzarnos, a la vez que se quedaron con algunos de nuestros gorros y nos dieron algún tirón de pelo.
Poco a poco nos fuimos acercando al final del recorrido  con la satisfacción de haber realizado toda la senda, gracias a la confianza que nos aportó  Gonzalo, la seguridad de Alfredo  y la resistencia física de Gloria.
Comprobamos que el desnivel acumulado de subida había sido de 728 metros, la distancia recorrida de 8 kilómetros y el tiempo empleado 5 horas.
¡Buena semana, amigos! Nos vemos en la próxima
Begoña

3/12/2017 Montañismo. Pico Pasapan. Cronica Reinaldo
PRECRÓNICA.
El primer domingo de diciembre de dos mil diecisiete quedamos como siempre unos en el club y otros en el destino, esta vez el aparcamiento de la Panera en el Espinar (Segovia). En Madrid se iban a encontrar María, Chelo, Jorge, Emilio y Toño. En El Espinar Francisco, Izabela y yo. Dado que tenían que pasar por la A-6 y tenían sitio pedí que me recogiesen y los de Mirasierra se ofrecieron.
A las siete y media estaban reunidos ante el club los cinco que allí se habían citado, se subieron a dos coches y empezaron los despropósitos, somos caminantes y la coordinación en vehículos de motor no es lo nuestro al menos ese día. Dos coches, uno arrancó hacia la salida de Ventisquero de la Condesa, el otro hacia la de Colmenar Viejo. Esta querencia por la por la M-607 se da en todos los que viven en Mirasierra, creen que no hay otra carretera. Fue el primer despiste, reunidos, no sé quien cedió, enfilaron por la M-40 hacia la A-6, donde les esperaba en la primera parada de autobús. Estaba en mangas de camisa porque la temperatura era agradable, pero después del plantón, por estar quieto, empezaba a tener frío. El puente de peatones estaba sembrado de sal gruesa, los servicios de carreteras debían esperar heladas para esa noche, la temperatura allí, todavía en Madrid sería de cero grados, ni frío ni calor.
Segundo despiste, Toño se adelanta a Emilio, que sabía el punto de recogida, y María que actúa de copiloto desde el asiento de atrás dirige a la comitiva hacia mi casa. Desde la carretera veo como se desvían antes de llegar. Emilio advierte el error, se detienen, me llaman y subo en el coche de los chicos, con Emilio y Jorge. Conseguimos salir a la carretera y ya en la autopista todo parece despejado.
Tercer despiste. Ahora va Emilio en cabeza, hombre respetuoso de las leyes, no comprende como nos adelantan a la altura del Pinar de las Rozas, si está prohibido superar los 90 km/h y el va a noventa. Yo comprendo porque se casó con una alemana, lo del verboten lo entienden mejor que el prohibido o vedado nosotros. Al llegar a la desviación del Valle de los Caídos la cogemos y pregunto desde el asiento posterior si no íbamos al túnel. La respuesta es positiva, pero estamos siguiendo a Toño que se ha desviado. El problema es que el todoterreno negro al que seguimos es un Nisam. Tuvimos suerte de darnos cuenta en poco tiempo y volvimos al buen camino. Las ventajas del teléfono ellos habían salido del túnel y nosotros subíamos hacia él. Nos esperarían en la salida 60.
Cuarto despiste. Llegamos a la salida 60 y allí no hay nadie, vemos un cartel a la izquierda que indica la estación de El Espinar, recuerdo que el camino de la Garganta del Moros sale cerca de la estación y hacia allí nos dirigimos esperando encontrarnos en algún punto. A los dos kilómetros las señales se mantienen, pero ni rastro del otro coche. Están en la salida. Les decimos que hemos aparcado y que esperamos. Seguimos esperando. Han llegado a la estación y no nos han visto. Habían girado a la derecha. No sólo Roma tiene el privilegio de que todos los caminos llevan a ella.
Quinto contratiempo. No conseguimos llegar a la estación la vemos, pero del otro lado de las vías, como estamos en el Camino de la Garganta, proponemos quedar en la Panera. Vamos delante, menos mal, Emilio al ver el hielo en la carretera y cada vez más nieve fuera de ella, duda, con acierto, si seguir. Nos alcanzan y decidimos apretarnos y seguir en el todoterreno. Jorge y yo nos bajamos para dirigir las maniobras de aparcamiento y nos cuesta mantener el equilibrio, la carretera está resbaladiza. Toño propone cambiar el destino, pero no se puede avisar a Fancisco e Izabela que están fuera de cobertura y se supone que nos esperan en al final de la carretera.
Todos en el coche de Toño seguimos y encontramos en el camino a nuestros dos compañeros que bajaban andando Nos reunimos donde termina el bucle que hace la carretera y empezamos a caminar. Lo hacemos unos quinientos metros hacia la garganta. A nuestra derecha un puente que lleva hacia el puerto del León y la peña del Arcipreste, poco más y un cortafuegos a la izquierda, recto y con una pendiente moderada para lo que suelen ser estas vías. Subimos. La nieve cubre todo. La capa es pequeña unos diez centímetros. El caminar agradable, no nos hundimos, no hay hielo, nadie ha pisado antes que nosotros. Las acículas retienen gran cantidad de nieve. Todo lo que se ve es blanco. No hace frío. El cielo está despejado. Compensa todos los despistes. Las señales blancas y rojas no se ven, tal vez escondidas por la nevada.
Nos dirigimos hacia Pasapán, por un camino amplio. Cerca del collado vimos un hito de piedras y una senda, aunque no nos acompañaban ni Juan Carlos ni Antonio, como la cabra tira el monte, decidimos atrochar y cogimos el atajo que se nos ofrecía, por él llegamos al collado.
En descubierto el viento se notaba frío y desagradable. Al norte Segovia, su capital, el palacio de Riofrío, Ortigosa; al sur el valle del río Moros, el de siempre, pero distinto. Siempre lo vemos desde la Fuenfría, desde el sur, ahora contemplábamos la peña el Águila, el Montón de Trigo desde otro ángulo. Las dos vistas merecían la pena.
Decidimos no continuar por el tiempo perdido en el viaje. Bajamos esta vez siguiendo el camino. En un recodo protegido paramos a tomar plátanos y frutos secos. Vimos como las cumbres con gran rapidez se revestían de nubes y quedaban ocultas. Habíamos hecho bien en no completar la ascensión.
La bajada no tuvo problema. Un todoterreno con personal laboral nos adelantó. Un corredor iniciaba la subida cuando nosotros terminábamos, ese fue todo el contacto humano.
A diferencia de la Pedriza donde cada metro es peculiar, aquí fue un paseo por el monte, ascensión de siete kilómetros y descenso casi por el mismo sitio. Son bellezas distintas. Ésta de espacios amplios, abiertos, tuvimos la suerte de tenerla para nosotros solos. La marcha fue rápida. La subida adecuada para no cansarse y también para sentirla todo el rato. Más suave que la que nos espera en el Nevero, aunque bastante más larga. Volvió a merecer la pena. Un abrazo a todos, especialmente a los asiduos que habéis faltado, al convaleciente Antonio, de los ocho que nos reunimos para una semana más volver a abrir la bandera en una cima.
P.D. María nos contó las aventuras de su periplo nepalí y dejo abierta la posibilidad de provocarnos envidia con una charla en Mirasierra.

26/11/2017 Montañeros. La Pedriza.  Crónica Izabela Berlinska
Los siete reunidos en el parking de Canto Cochino (Chelo, Rosa, Izabela, Emilio, Paco, Toño, Reinaldo), hemos decido aplazar el itinerario previsto originalmente al Pajaro hasta la reincorporación de su autor y guía-experto Antonio,  a quien deseamos una rápida recuperación.
Toño ha propuesto una ruta de improvisación que en realidad se ha convertido en una hermosa ruta de los miradores. Desde el Canto Cochino por el PR2 (la autopista) hemos ido hasta el cruce de Cuatro Caminos, con una pequeña desviación para ver la Calavera, digna de cualquiera fiesta de Halloween.
En el cruce de Cuatro Caminos hemos girado en la dirección del Puente do los Pollos, donde hemos hecho fotos bajo del arco, por si alguien quiere una prueba. Una vez recobradas las fuerzas con jengibre, dátiles, arándanos, higos y caramelos polacos, retomamos el camino que nos llevó al Collado Cabrón pasando por varios miradores que nos permitieron disfrutar de unas hermosas vistas del circo de la Pedriza. Finalmente, hemos bajado por el PRC-1 hacia el Canto Cochino pasando por el Cancho de los Muertos.  ¡Gracias Toño por señalarnos los sitios simbólicos de la Pedriza!
Izabela



19/11/2017 Senderismo. Cabeza Lijar. Cronica Alfredo Diaz
Pocas cosas pueden ser preferibles en un domingo por la mañana que salir a andar por el campo. Nunca se arrepiente uno de haberse animado a practicar senderismo, a pesar del madrugón. Bueno, pues si además el tiempo es espléndido y los compañeros de aventura son perfectos, el resultado es tan bueno que durante la tarde le vienen a uno a la cabeza los ratos pasado por la mañana. Y ese ha sido el conjunto de circunstancias que han coincidido en la marcha que ahora se comenta.
Con la puntualidad habitual nos hemos encontrado los senderistas en la puerta del club a las 8 y luego el en Alto del León a las 9. El recorrido empieza a 1508 metros por una carretera, pero ese tramo dura muy poco y enseguida nos adentramos en un camino (GR 10) por el bosque, con algo de cuesta, pero muy suave: ideal para ir calentando.
A partir de una media hora de recorrido el camino se vuelve un sendero con grandes piedras y una pendiente notable que exige algo de esfuerzo y hace la marcha mucho más excitante. No hay posibilidad de pérdida, nos orienta una valla de piedra que vamos dejando a la izquierda y que casi al final cruzamos. Las vistas son un punto fuerte del recorrido y como la visibilidad era máxima, pudimos disfrutar de las explicaciones de Rafa, Gonzalo y Enrique, que identificaban sin dificultad los distintos picos. También era interesante observar las formas casi geométricas de algunas rocas.
Rocío había preparado magníficamente la salida y nos fue indicando los mejores lugares para parar y beber agua y también para que Ricardo hiciese algunas fotos. Alcanzamos sin dificultad la cima de la Cabeza de Lijar (1823 metros) con su mirador – refugio y después de reponer fuerzas en una cómoda pradera con piedras planas como mesas y excelente paisaje enfrente de La Salamanca, iniciamos el descenso.
En un cierto enclave el grupo dividió según preferencias: uno por el bosque, por un sendero y otros por la carretera forestal. 
Al final todos nos reunimos en el Alto y disfrutamos de las merecidas cervezas a las que nos invitó Enrique.
Los participantes han sido: Rocío, Rafa, José Vicente, Mariane, Elena, María, Joaquín, Esperanza, Marisa, Ricardo, Enrique, Nieves, Gonzalo y el cronista, Alfredo


19/11/2017 Montañismo. Ruta circular al Mondalindo. Crónicas Jesus Matamala

Puntuales a la cita, 7:30, acudimos al Club Mirasierra: Sandra, Rosa, Teresa, Reinaldo, Emilio, Elías y quien subscribe esta crónica. Junto al  campo de fútbol de Bustarviejo esperaban Jorge, Juan Carlos, José Antonio y Gloria; once en total, dispuestos a disfrutar de un día magnífico  en la montaña.
Ya habían transcurridos algunos minutos de las 8:30 cuando iniciamos nuestra andadura hacia el Collado Abierto, primera dificultad de la jornada, con una temperatura de 6º ó 7º, ideal para la subida y cielos despejados como viene siendo habitual en este atípico verano-otoño que persistentemente nos acompaña. Pasados los pinos del inicio, el sendero transcurre por una empinada loma con una variada vegetación de monte bajo, con piornos, jaras, enebro rastrero, cantueso, etc. A nuestro lado izquierdo quedaba un valle donde son visibles los restos de una torre de las Minas de Plata, hoy abandonadas, que se explotaron en los siglos XVII y XVIII. Llegados al susodicho collado, Jorge decide dejarnos. Poco antes había notado que caminaba ligero de equipaje. Ante la duda de si su mochila, olvidada en el aparcamiento, quedó dentro o fuera de su automóvil, decidió dar la vuelta. Felizmente estaba dentro.
Ya en la cuerda, con el Mondalindo a la vista, la marcha se hizo más amena y relajada. A nuestro lado derecho quedaba La Albardilla. Las vistas según íbamos acercándonos a la cumbre eran espectaculares y la panorámica del horizonte (360º) se agrandaba. Por la izquierda el Valle de Lozoya y Montes Carpetanos, por la derecha al fondo sobresalían las Cuatro Torres por encima de la “boina” contaminante  de la capital. Detrás la Najarra, las Cabezas, Peñalara, etc. Delante el Pico del Lobo, Tres Provincias, embalse del Atazar, etc. Un verdadero deleite para nuestros ojos. Dos horas habían transcurrido, alguien comentó, desde el comienzo hasta que llegamos al monte de Don Galindo (1833metros). Según se relata en el libro de la Montería de Alfonso XI, allá por el siglo XIV: “buen monte de puerco en tiempo de la nieve” .Tomadas las fotos de rigor y hecho el saludo “berg heil” decidimos reponer fuerzas dando cuenta de nuestras vituallas. A esta hora la temperatura era muy agradable en tan elevado y apacible lugar. A las bellas vistas se sumaban la quietud y sosiego, alterados por el fugaz paso de dos “corremontañas”; ambos fueron las únicas personas con las que nos cruzamos en nuestro recorrido.
Iniciamos el descenso hacia el Este, pero muy pronto un sendero nos llevaría hacia el Sur llegando a un mirador berroqueño desde cuya atalaya  teníamos  el pueblo de Bustarviejo a 400 metros bajo nuestros pies. Dicho  sendero fue girando hacia el Oeste, pasando por la Fuente del Agua Fría.  Zigzagueando íbamos perdiendo altura, y ya pensábamos, los que desconocíamos esta senda, que lo más duro de la marcha había pasado puesto que estábamos muy cerca de las casas del pueblo. Un giro inesperado hacia la derecha con una pronunciada subida nos llevó  a los pinos donde cinco horas antes habíamos iniciado la ruta. Eran las 13:30 pasadas cuando alcanzamos el aparcamiento. Tras los ejercicios de estiramientos, vuelta a la ciudad. Desnivel acumulado 600m. Y algo más de 12 km. de recorrido.
Relajados y con buenas vibraciones para afrontar con fuerzas una nueva semana después de haber disfrutado de un día espléndido.
Cordiales saludos. 
Jesús Matamala


12/11/2017 Montañismo. Las Milaneras. Crónica Juan Carlos Aguilón
Hoy domingo, hace precisamente un año menos un día que hicimos en época otoñal también este mismo recorrido (gracias José Antonio por el dato). No recuerdo si en aquella fecha, la climatología fue tan benigna como de la que hemos disfrutado hoy. Perfecta para nuestro deleite como montañeros, pero imperfecta, anómala y preocupante para el devenir de nuestras montañas, embalses, ríos, fauna, flora y comunidad humana en general. ¡Pertinaz sequía, qué ganas tenemos de ver llover y nevar en nuestras cumbres!
Pues bien, elucubraciones meteorológicas al margen, una vez reunidos en Canto Cochino todos aquellos que inicialmente habíamos decidido acudir, esta vez sin excepción alguna, comenzamos nuestra ruta con el firme propósito, de cambiar la rutina semanal de horarios de trabajo, reuniones, citas, compras, comidas de empresa y otras idas y venidas, por el placer de disfrutar de un entorno mucho más amable, aunque también muy exigente en otros órdenes.
Casi nada más empezar a caminar distintas tertulias andantes se organizan. Cuando no era de cine, se hablaba de libros, series de TV, historia, psicología, medicina, montaña……¡casi tantos hilos de conversación como participantes!. ¡Una gozada!
Ruta ilustrada e iluminada como aderezo al fantástico entorno que la Naturaleza nos ofrecía. Panorámicas impensables pero muy reales, formaciones rocosas imposibles y aparentemente impasibles y, como no podía ser de otra forma, un compañerismo siempre sin fisuras, pero especialmente presente en aquellos momentos y pasos donde la mano amiga siempre aparece tendida.
Así pues una visitados y saludados los amigos que salían a nuestro encuentro, tales como el Collado Cabrón (¡qué ingrato el que te bautizó con ese nombre!!), Carro del Diablo, Canal del Pajarito, Tres Cestos, Las Milaneras…..(perdonad a los que no menciono, pero sois tantos y tantos…..) nos dirigimos en busca de la ruta que nos llevará al encuentro de nuestro Manzanares. La encontramos, la recorrimos y la disfrutamos intensamente, serpenteando por el interior de un extenso bosque con roquedales.
La Charca Verde nos recibe con el brillo de sus rocas, por la acción continuada y persistente de las aguas del Manzanares, y donde éste corre divertido y agitado entre recovecos y cascadas.
Poco a apoco nos acercamos al final de nuestra ruta con la satisfacción patente por lo percibido por nuestros sentidos y la confianza que siempre aportan Toño y Antonio por su dominio y conocimiento del entornoJosé Antonio por la precisión de sus datos e información, Elena por su tranquilidad y disciplina, Rosa por su sempiterna alegría, Chelo por su seguridad y constancia, Mar por su resistencia física y empuje, Margarita por su fortaleza y decisión, Reynaldo por su saber enciclopédico y por la “y” de su nombre y Emilio por su enorme solidaridad.
El cronista que suscribe hace lo que puede, otras veces aporta lo que medianamente sabe y, en días como hoy se convierte en el “plumilla” que da fe de los logros del grupo montañero.
Buena semana a todos.
Juan Carlos Aguilón
P.D. Aquí os dejo la frialdad de las estadísticas:
.- Distancia recorrida: 11,50 Km
.- Tiempo empleado: 6h 15m
.- Altura máxima: 1.771m
.- Desnivel acumulado de subida: 952 m (con algunos pasos bastante exigentes físicamente)
Juan Carlos







12/11/2017 Sederismo. La Hiruela y la belleza del paisaje. Crónica Pablo Olavide

Para ver el albun de fotos de La Hiruela pincha en este enlace
La “sierra pobre” madrileña era, hasta hace unos años, un territorio olvidado y solitario fruto de la dramática despoblación que sufrió esta comarca en la década de los 60 y 70 del siglo pasado. Un terreno duro y difícil para la agricultura, las malas comunicaciones con la capital y los rigurosos inviernos hicieron que la gente tuviera que abandonar este entorno en busca de una vida mejor. Los pueblos sucumbieron en un lánguido abandono y los pocos habitantes que quedaron aquí se aferraron a lo único que les quedaba: la belleza del paisaje.
Hoy en día la “sierra pobre” ha cambiado y los pueblos se han reconstruido siguiendo los patrones de la arquitectura de la zona, las carreteras se han arreglado y los inviernos, ya no son lo que eran… Solo una cosa ha permanecido inalterable: la belleza del paisaje.
Hoy los senderistas del club Mirasierra nos hemos alejado de nuestra tradicional área de campeo, El Guadarrama, y nos hemos adentrado en esta “sierra pobre”.
A las 9:15 hemos quedado en el recóndito pueblo de La Hiruela y puntuales, hemos ido llegando al aparcamiento que se encuentra en la entrada de este. La mañana era fresca, fría dijo alguno, pero un cielo limpio de nubes presagiaba una mañana esplendida.
Tras numerarnos disciplinadamente, —veintiuno senderistas en esta ocasión— iniciamos la excursión atravesando La Hiruela. Contemplamos la armonía del pueblo, sus casas de pizarra y madera, sus calles tranquilas envueltas en el olor a leña que salía de alguna chimenea. Al final del pueblo tomamos una senda tortuosa que descendía entre robles melojos hasta el río Jarama.
Desde aquí acompañamos al río —mermado su caudal por la falta de lluvias— entre chopos, sauces y alisos que mostraban esta mañana sus mejores galas. Nuestros pasos nos condujeron al molino de Juan Bravo, ¡bravo por Juan!, abandonado en 1860 y donde tan solo unas piedras amontonadas dan testimonio de su presencia. Seguimos el curso del río, ese Jarama que nos acompaña y llegamos al molino de La Hiruela que, a diferencia del anterior, presentaba un aspecto magnifico fruto de una reciente restauración y donde se imparten clases de naturaleza. ¡Bonito lugar para aprender y respetar este mundo natural!  Aquí hicimos una breve pausa, el tiempo suficiente para admirar la belleza del entorno: los álamos temblones que se tiñen de naranja sobre un cielo azul y el sonido del agua que discurre mansa entre las piedras. También para observar un trepador (ave forestal) que se encaramaba a la copa de un roble.
Continuamos hasta salir a la carretera y La Hiruela se asomó entre los árboles como un pueblo encantado…, encantado de estar ahí. Enseguida abandonamos la carretera para adentrarnos por una pista forestal donde una carbonera (reconstruida) da testimonio de la importancia que tuvo el carbón vegetal para la subsistencia de los habitantes de la zona. Hoy en día, una vez cesada esta actividad, el bosque vuelve a recuperarse y a conquistar sus dominios. 
Recorremos este tramo emboscados entre robles, muchos de ellos centenarios, de troncos retorcidos y ramas abiertas como si se tratasen de inmensos candelabros. La luz de la mañana se filtraba en el bosque y esta jugaba con los árboles creando sombras caprichosas. De vez en cuando, en alguna curva, en algún requiebro del camino, el bosque se abría y nos permitía contemplar la belleza del paisaje: el bosque protector trepando por las laderas.
Pero la parada para reponer fuerzas se hacía de rogar hasta que llegó por fin, ahí donde debíamos abandonar la pista para afrontar una moderada subida por un sendero. Y aquí nos tomamos nuestros bocatas, nuestra fruta, nuestras nueces… 
Tras el almuerzo ya nos quedaba el último tramo, el último repecho. Llegamos a un pequeño collado. El sol nos volvió a acariciar y volvimos a contemplar el paisaje, siempre el paisaje.
Iniciamos el descenso al pueblo, a La Hiruela, que volvía a surgir como si fuese una isla en medio de la arboleda, con sus casas de piedra, sus tejados rojos, su iglesia con espadaña…
Y volvimos a caminar por sus calles, ahora más concurridas que esta mañana. 
En el Aldaba nos tomamos nuestra merecida cerveza servida por un tipo huraño al otro lado de la barra. 
Y tras la cerveza nos quedó la despedida, el desearnos una buena semana, el prometernos volver a transitar por estos parajes…y agradecer a Elías y Gonzalo por traernos a este lugar y a todos aquellos que hacéis posible que cada semana podamos disfrutar de la belleza del paisaje.
Algunos tuvimos la suerte de prolongar un poco más nuestra estancia en este pueblo, y dimos cuenta, en El Aldaba, de unos buenos judiones y otras suculentas viandas. Y el tipo huraño quiso congraciarse con nosotros y nos invitó a un excelente aguardiente de manzanitas verdes.
Hemos participado en esta ruta:  Elías Rodríguez, Inmaculada Sanz, Rafael García Puig, Gloria Fernández, Margarita Ruiz, Cristina Carrasco, Joaquín Sánchez, Esperanza Alonso, Rocio Eguiraun, Ricardo García Ramos, Marisa Ruiz, Sonsoles Herrero, Hedvig Ekstrand, Jose Eugenio Soriano, Alejandro Gutiérrez, Isabel Fernández, José Gutiérrez, Gonzalo Fernández Lamana, Pilar Caridad, Juana López y este cronista.
Distancia recorrida: 10,630 km

¡¡Buena semana, amigos!!
Pablo Olavide
Crónica 5/11/2017
Montañismo: La Maliciosa; Rosa Gutierrez
La maliciosa es una antigua conocida para mí, porque era el paisaje con el que me he despertado durante años desde Navacerrada, y por eso esta vez pensé que era un buen punto de inicio para colaborar con el club, y mostrar mi agradecimiento a este grupo de montañeros. Si un grupo en el que montañero se escribe en mayúsculas, en esfuerzo, en nobleza, en generosidad, en compañerismo, en simpatía, en conocimiento del terreno, en prudencia.

Antonio De la Fuente, Pablo Puerta, Chelo De Dios, Jesús Matamala, Emilio Rodríguez, Mar Barrionuevo, Elena Salgado, José Antonio Gutierrez, Juan Carlos Aguilera (Guía) y Enrique Díez Coelho, han sido los protagonistas de esta nueva aventura. A Reinaldo una vez más se le resiste y no ha podido venir.
Y como aventura emprendemos la ascensión pues la niebla, el frio y el viento han sido compañeros inseparables y han dado un plus de dureza y de adrenalina siempre agradable.
Como ayer estuve en una sesión intensiva de mindfulness emprendo la marcha con conciencia plena de la belleza que nos rodea. El otoño en todo su esplendor.
En el aparcamiento y la primera parte del ascenso vamos con un sirimiri agradable que nos regala el arcoíris . Un arcoíris en medio de la montaña siempre me parece algo mágico. Los colores de la vegetación, con el brillo del rocío, los olores a tierra mojada, a tomillo, a mejorana, a brezo. Pleno de sensaciones, el grupo más en silencio que nunca conmovido por el entorno, sin querer romper la impresionante majestad de la naturaleza que nos envuelve.
Pasamos el embalse del ejército y pasamos este primer tramo boscoso. Y nos empezamos a meter en la niebla, que funde lluvia, cielo y montaña y compacta aún más al grupo. La subida va ganando en exigencia casi sin que nos demos cuenta y el esfuerzo comienza a notarse. El frio y el viento comienzan a arreciar y en cada parada añadimos una capa de ropa, gorros, guantes. Hasta unos vascos que nos tropezamos, chulísimos como era de esperar…en manga corta…, se pusieron su forro polar.
La última pala con piedra disgregada se complica, parece increíble que sean solo 400 metros, a veces el tiempo y la distancia se alargan en nuestra conciencia, por la profundidad de la vivencia. La niebla hace difícil hasta ver la ruta, los vascos (jejeje) terminan siguiendo a nuestros impresionantes guías de grupo…….El peñotillo nos permite un respiro y la parada esta vez no es en la cima por las duras condiciones meteorológicas, sino a resguardo de este montículo. Una pequeña parada, con el encanto de lo compartido, los deliciosos orejones, el jengibre (con el que nos dopamos), el chocolate caliente..., y continuamos a la cima. En la cumbre el viento nos tambaleaba, en medio de la nada, la niebla hace que lo que nos rodea desaparezca. Este grupo vive los domingos intensamente¡¡¡¡¡¡
La bajada es deliciosa, sobre una alfombra de hojas y musgo, el sol reaparece y nos dejamos abrazar …..que delicia. Vuelven las tertulias, las bromas, las risas, porque el que conoce el esfuerzo sabe disfrutar. Terminamos en la preciosa fuente de las campanillas y su cristalina agua…como es la primera vez que estoy a qui siguiendo la tradición me toca tocar la campana…Hoy va de comienzos……
Y ya veis …sin remedio he hecho probablemente el comentario menos técnico que colgareis en el blog, pero, para que también conste en acta, termino con el maravilloso itinerario con el que hoy nos habéis sorprendido: LA MALICIOSA por la cara Sur, por la Cuerda de los Almorchones, Peñotillo Bajo, Peñotillo, cumbre, y regreso por el collado del Piornal y fuente de las Campanillas En total 4.5 horas, media hora menos del tiempo previsto campeones¡¡¡¡¡¡
Rosa

Senderismo: La Senda Ortiz; Elías Rodríguez
La Senda Ortiz es un recorrido de senderismo que nos ofrece unas excelentes vistas de El Peñotillo y La Maliciosa … siempre que no haya niebla. Hoy la ha habido y los senderistas hemos tenido que centrarnos en disfrutar del bosque regado con la lluvia de ayer y con los helechos ya otoñales.
Los diecisiete senderistas nos hemos encontrado a la hora prevista en el parking de La Barranca sin otra novedad, al menos para los que veníamos del Club Mirasierra, que la aparición de un magnífico arco iris, que a ratos se ha desdoblado en dos. No es que lloviese, pero caía un sirimiri que nos ha acompañado un buen trecho del recorrido, aunque sin molestar lo más mínimo. 
La marcha es fácil y no tiene grandes subidas, así que hemos alcanzado el Mirador de las Canchas muy pronto y de allí sin mayor dificultad la línea divisoria de vertientes donde corría un viento no demasiado fuerte, pero que no permitía largas paradas. Desde allí, todo bajada.
Tal vez por la ausencia de paradas de reagrupamiento, o porque la baja temperatura animaba a andar rápido, hemos llegado a la Fuente de las Campanillas mucho antes de lo previsto. Allí hemos repuesto fuerzas y decidido que no era cosa de esperar más de una hora a los montañeros. Algunos nos hemos creído la propuesta-broma de Rafa de permanecer media hora en la fuente y subir luego una hora en dirección a La Maliciosa para encontrarnos con los montañeros (el cronista se pregunta si fue de verdad una broma, o si vista la cara de alguno que no quería llegar tarde a Madrid,  recondujo la propuesta a broma).
Lo de las cañas habituales se complicó porque nos citamos en el pueblo de Navacerrada y resultó que había allí un mercado y no había forma de aparcar, así que tuvimos que tomar las cañas cada coche por su lado.
Luego, ya camino de casa, la sensación de haber pasado una buena mañana de campo compartida con amigos.
Hemos compartido la marcha: Rafa, Gloria, Rocío, Isabel Payo, Valerio, Javier, Margarita, José Vicente, Melanie, Irena, Mariane, Eduardo, Charo, Pepe, Alejandro, Isabel Fernández y el cronista, Alfredo.
Alfredo

Crónica de montañismo; 29/10/2017: De Mirasierra a Cercedilla: Reinaldo
En una marcha como ésta no puede esperarse un relato trepidante, ni emocionante, fuera de la épica del esfuerzo. En nuestro caso, ni eso, porque no llegamos al límite. No digo que los casi 60 kilómetros efectuados fueran un paseo, pero no fueron tampoco extenuantes. Los treinta que hizo Rosa, no los notamos. Cualquiera del grupo de senderistas lo hubiese hecho, una pena que los que dudasteis si apuntaros no lo hicieseis. Desde luego, sentimos que hubiera varios que por lesiones diversas o enfriamientos no pudisteis hacerlo.
Un par de minutos antes de las siete de la mañana llegué al club, allí estaban Emilio, Jesús y Rosa esperándome. Por un malentendido, creíamos que a los otros no les venía bien, no habíamos quedado antes, estábamos levantados desde hacía bastante y media hora nos hubiese venido muy bien al final como se verá. Es la primera vez que recuerde que se empieza a caminar en el mismo club, giramos hacia la estación de Paco de Lucía y nos dirigimos al cementerio de Fuencarral, lo pasamos por el este y giramos unos metros al oeste para atravesar un túnel. A partir de ese momento ya estábamos en el campo. Seguimos las flechas del Camino de Santiago y al llegar a las vías del tren cogimos hacia el norte un camino ancho separado de la tapia de El Pardo. Así hasta unos metros antes de la estación de tren de El Goloso. Mi intención planificada era distinta, salir por el túnel de la carretera de El Pardo, hacer una diagonal un poco más al norte de la que hicimos y llegar a las esquina de la tapia y seguir por un sendero estrecho pegado a la tapia hasta la estación. En el Goloso nos hubiésemos unido. El camino mejor nos permitió ir más deprisa.
Desde este primer hito de la marcha seguimos hacia Tres Cantos por buen camino, a veces compartido con el carril bici, muy concurrido, del que cuando era posible nos apartábamos a la izquierda por sendas de escape bastante malas. A la derecha la carretera, que no es que fuese muy desagradable, mas comparada con la tranquilidad de otros tramos molestaba por el ruido del tránsitar de vehículos.
En Tres Cantos nos separamos de la carretera y bajamos, al oeste, hacia el río. Mejor, hacia el cauce seco, solo en un sitio vimos agua encharcada. La vegetación de encinas desaparece en este tramo, las reses pastando acaban con todo. Tuvimos que cruzar el río al menos seis veces, como por su lecho no corría agua fue muy fácil. Había recomendado el uso de botas porque este año lo tuve que cruzar con las botas pisando dentro del agua, la sequía hace estragos, volvimos a ver sus consecuencias en el pantano de Santillana y en otros arroyos.
Tuvimos que bajar desde la altura de Tres Cantos para luego subir la cuesta del cementerio de Colmenar Viejo, al final de la misma nos esperaba una fuente de agua helada y buenísima, tomamos algo. Rosa se despidió de nosotros y se dirigió a la estación que se veía desde allí, por la tarde había quedado para hacer deporte. Llevábamos la mitad del camino y habíamos cumplido con creces contra el cronómetro.
Fuimos a la iglesia, foto rogada a una turista y atravesamos la ciudad. El nuevo tramo hacia Manzanares el Real estaba lleno de gente paseando. Encinas sin la densidad de El Pardo. Rodeamos el embalse por el sur, sin verlo hasta el final. En el puente medieval nos esperaba Francisco Vaquero, sonriente y con cervezas sin alcohol heladas y queso. Una delicia de hombre y sus aperitivos nos supieron a gloria. Continuamos hasta Manzanares, allí volvimos a repostar. Llevábamos 45 km.
Desde Manzanares nos dirigimos a Mataelpino. El camino es prácticamente una recta sin desnivel paralela a la Pedriza de siete kilómetros. Pasamos por delante de la entrada de la Pedriza, hacia Canto Cochino. Volvimos a parar delante de la ermita de El Boalo, donde hay mesas y fuente, para comer.
En Mataelpino la cosa cambia, primero por las aceras del pueblo, un poco de carretera y una desviación a la derecha que nos aparta excesivamente de la carretera por un terreno más abrupto de lo que habíamos traído, pero sin dificultad.
Allí empezó a oscurecer, pasamos la urbanización cercana a la Barranca, ya sin luz nos dirigimos hacia la carretera, el tránsito de vehículos era muy grande en sentido Colmenar, dudamos de donde estábamos y nos equivocamos Emilio y yo que impusimos la izquierda. En lugar de dirigirnos hacia la rotonda de Navacerrada, retrocedimos hacia la que se dirige a Becerril de la Sierra y por el otro lado a Mataelpino. Independientemente del error, que no compartió Jesús, dado el tráfico, solamente podíamos ir en ese sentido, cruzar la carretera y continuar por el arcén en sentido al puerto de Navacerrada era peligrosísimo. Eso es lo que hizo que nuestro criterio se impusiese y bajásemos en vez de subir. Nos faltó media hora de luz, con ella hubiéramos podido salvar los dos kilómetros malos porque no encontrábamos el camino y porque no se podía caminar por la carretera y llegar a la Fonda Real, desde allí en menos de cinco kilómetros hubiésemos vuelto en tren desde Cercedilla.
Tuvimos más suerte, Nicole nos recogió en la carretera y nos llevó hasta el club donde habíamos dejado los coches.
Gracias a todos los que os ofrecisteis a socorrernos en caso de necesidad, a Francisco cuya compañía agradecimos y mein Dank gilt ganz besonders Nicole
Un abrazo a mis compañeros Rosa Gutiérrez, Jesús Matamala y Emilio Rodríguez, y a todos.
La continuación natural es Cercedilla Segovia, la mitad de longitud, con un cochinillo para finalizar
Un abrazo
Reinaldo



Crónica de senderismo; 28/10/2017: Las Machotas

El pasado viernes 27 tuvimos la ocasión, algunos de nosotros, de acudir a la interesantísima conferencia que Ignacio Vasallo nos dio sobre la “Evolución de la Imagen de España en el Exterior”. Ignacio hizo un recorrido desarrollando los momentos de nuestra historia que influyeron de una manera importante en el desarrollo de la imagen de España.

Nos explicó que España era uno de los países del mundo con mayor fuerza en su imagen y que esta había sufrido a lo largo de su historia, y coincidiendo con determinadas épocas de la misma, sentimientos de admiración y también de repulsa. La conferencia terminó con un interesante debate sobre los últimos acontecimientos en Cataluña y el impacto que estos están teniendo en la imagen de España, y la previsible evolución que esta tendrá en el medio plazo.

Muchas gracias Ignacio por tu erudita conferencia, de una objetividad fuera de toda duda, y por el trabajo que te ha llevado.


El sábado 28 teníamos previsto hacer la marcha conjunta de montañeros y senderistas a Las Machotas en El Escorial.

Hicimos la misma Gloria, Jose Vicente, Mariane, Margarita Ruiz, y Margarita Alfaro, Irena, Nicole, Rafa, así como Gonzalo y Francisco que se nos unirían en el parking de la silla de Felipe II, y finalmente 3 montañeros Emilio, Carlos y Nuria.

Meritoria la asistencia de Emilio que al día siguiente completaría junto con Reinaldo y Jesus un buen tramo entre El Club y Cercedilla en total 54 km!!!

Pues bien a las 9:10, después de sentarnos en la silla de Felipe II, iniciamos la marcha a un ritmo adecuado al desnivel que íbamos teniendo con paradas frecuentes, pues de lo que se trata es de disfrutar del ejercicio y de los paisajes y lugares que cruzamos.

Aunque esta marcha no tiene perdida, nos despistamos como suele ser habituál, no viendo un paso que teníamos que cruzar y que nos llevaría al Collado de Entrecabezas. Enseguida nos dimos cuenta así que y volvimos sobre los 200 metros de despiste. Una vez localizado el paso, salvamos el desnivel hasta el Collado que deja a la derecha La Machota Mayor, y a la izquierda La Machota Menor.

Decidimos en esta ocasión subir a La Machota Mayor, más cercana que su “hermana” aunque quizás con una mayor pendiente. Gloria, Irena, y Margarita Ruiz, decidieron esperarnos en el Collado mientras los demás subíamos hasta La Machota Mayor. En 30 minutos estábamos arriba, donde nos hicimos la consabida foto con la bandera de España que ya forma parte del equipo de montaña de Emilio, y que a partir de ahora formará también parte del mío.

Descansamos y repusimos fuerzas, y en 30 minutos estábamos de nuevo al encuentro de Gloria, Irena, y Margarita en el Collado.

Breve descanso, y “para abajo”.

Sobre las 13:15, es decir en 1 hora y algo, estábamos cómodamente sentados en el merendero de Paco, al lado de la Silla de Felipe II, donde dimos cuenta de unas cervezas frías de verdad, tortilla, chorizo, morcilla, huevos rotos, ensalada y unas estupendas chuletillas a la brasa.

Sobre las 15:15 estábamos de vuelta en el Club después haber pasado una mañana con un tiempo veraniego, salvo a primera hora, y de haber andado no más de 7, 5 km con un desnivel de 250 m aproximadamente.

Como siempre lo mejor el buen ambiente, la conversación y sobre todo la compañía
Rafa





Crónicas 22/10/2017
Montañismo: Ascensión al Collado de la Ventana por el Callejón de las Abejas: Chelo de Dios
¡Vivan los Toños!
                      Son dos, sí. Todo un lujo.  Dos consumados guías, conocedores de la Pedriza, pacíficos -estos dos, sí (cualquier reminiscencia de la proximidad de Soto no es casualidad)-  y con gran habilidad para llevar al grupo de manera segura, sin extravíos ni "desvaríos".  
A las 8.30, puntuales como siempre, emprendimos la marcha  Antonio, Toño, Sandra, Rosa, Emilio, Mar, Elena, José Antonio, Juan Carlos, Carmen y quien escribe esta crónica desde el parking de Canto Cochino. Cruzamos el puente sobre un Manzanares que ha conocido mejores tiempos y tomamos la senda de La Autopista.
El día se anunciaba magnífico. Por fin los árboles se habían permitido ponerse otoñales (ya os decía antes: ¡viva el o-toño!!) y las últimas lluvias aún se notaban en la blandura del camino, el fresco olor del bosque y la ausencia de polvo.
Enérgicos y dicharacheros (unos más que otros, todo hay que decirlo) íbamos nosotros ganando altura y dejando atrás los árboles para adentrarnos en las siempre singulares, impactantes y magníficas formaciones graníticas de Pedriza.  Toño iba señalando: "ahí tenéis el Pájaro, y ahí la Esfinge...al otro lado el Pajarito....mirad allá las Torres..."
Continuamos el ascenso por el PR-2, que luego abandonamos para desviarnos a la derecha cruzando el Arroyo de la Ventana hasta iniciar el Callejón de Las Abejas y, entre las paredes del Cocodrilo y la Aguja del Sultán, llegamos finalmente al Collado de la Ventana (1.785m). Después, dejando atrás la Pradera de Navajuelos, (1.700 m) subimos por la pared de Santillana por su cara norte. Aquí nuestros guías no daban abasto: una mano aquí, una firme rodilla por allá...todo para aupar, animar y aminorar pequeños vértigos, vahídos o cualquier otra eventualidad de las féminas, que aunque aguerridas y curtidas en otros riscos, agradecían tan cualificada disponibilidad.
Finalmente emprendimos la bajada,  que en la Pedriza nunca es fácil, y menos desde luego en esta ruta. Tomamos una escarpada bajada que pasa al lado de la entrada del Laberinto y el Cancho Amarillo, hacia el Tolmo. Luego tomamos  de nuevo la Autopista hasta el parking, fin de la ruta.
Tiempo total: 6 horas
Distancia recorrida: 10,5 km
Desnivel positivo: 823 metros
Desnivel negativo: -839 m
Altura máxima 1.819 ms.
¡Feliz semana para todos!,
Chelo de Dios                          
p.s. La autora declina cualquier responsabilidad si alguien, siguiendo estas precisas notas, acaba en el Veleta...
Bibliografía recomendada: "Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas" Allan y Barbara Pease. Ed. Planeta

Crónica de Senderismo: Puerto de la Fuenfria y Collado de Marichiva: Elías Rodríguez


Con puntualidad germánica nos reunimos en la entrada del Club Mirasierra,  Rafael, Gloria, Jose Vicente, Mariane, Elena, Nieves, Inmaculada, Ricardo y este cronista. De ahí rumbo a Cercedilla, hasta el aparcamiento de Majavilán, nos unimos a nuestros compañeros Alejandro, Jose, Isabel y  Gonzalo. 
Damos la bienvenida a Nieves y José que han culminado con éxito su participación en nuestro grupo.Esperamos verles pronto de nuevo entre nosotros.
La fresca nos animó a la ascensión, traspamos la barrera inicial,  subiendo hasta la calzada romana y después  hasta el cartel en madera con varias rutas posibles. Hemos continuado por la ruta, con puntos blancos en los árboles, hasta  el Puente del Descalzo. En la siguiente bifurcación, ha habido discusiones de cual era la calzada borbónica o la calzada romana; al final ambas se entremezclan y nos llevan al Puerto de la Fuenfría. Pudimos disfrutar de unas maravillosas vistas del valle, teniendo a nuestro frente Cerro Minguete. Continuamos por la pista forestal,  GR 10 (señales blanco y rojo) con muchos ciclistas a esa hora y pasamos por una fuente que estaba seca ¡se nota en toda la sierra la falta de agua¡. Al final llegamos al Collado de Marichiva, entre los picos del Bercial y Peña del Águila, con vistas al valle de Fuenfría y a la zona de Segovia. Dimos cuenta de nuestros bocadillos, degustando y compartiendo entre todos nuestras ricas y variadas vituallas.

A la vuelta bajamos directamente por la senda (punto rojo en los árboles),  hasta unimos a la derecha con el camino PR 4 (señales blanco y amarillo) que nos lleva que nos lleva de vuelta a nuestro destino, cruzando por cancela metálica y después  a nuestra izquierda llegamos a la carretera principal y a nuestro aparcamiento.

Obligado  el estiramiento in situ y desde ahí vuelta atrás en los coches hasta Casa Cirilo (se pudo aparcar en el propio restaurante pues en el exterior estaba todo lleno), al objeto de tomar nuestra sacrosanta cerveza, incluyendo unos sabrosos torreznos, y charlamos sobre el maravilloso día que hemos pasado.

Hemos tenido un magnífico tiempo, al principio un poco de frío, pero con la subida y el sol nos hemos calentado pronto. 
Ricardo nos ha grabado en todo el recorrido con su cámara para tener constancia futura de nuestra aventura.
Rafa nuestro guia y presidente está cada día mas en forma y cañero … y puede que hasta se nos pase al grupo de los montañeros.
Hemos comparado con éxito las aplicaciones móviles para el sistema Android , Gonzalo con IGN y el que suscribe con OruxMap. ¿alguien conoce aplicaciones para el iPhone?.
  
En cuanto a estadísticas, longitud 7,8 km con una altitud acumulada 530 m. En resumen es una marcha apta para todos los públicos, aunque pedregosa sobre todo por el camino de la calzada romana. 
Ya de vuelta a Madrid, para ducharnos, comer con nuestras familias  y saborear un merecido descanso por la  tarde.

Elías Rodriguez
Crónica de Montañismo 15/10/2017
Peña del Aguila; Jose Antonio Rodríguez
No hay previsión meteorológica que se precie que no albergue dudas más que razonables de su materialización y la del domingo auguraba un seguro desacierto.
Yendo hacia el punto de encuentro, el cielo, encapotado parcialmente, descargaba las primeras lluvias de un otoño que no termina por llegar. Y, como suele pasar en estos casos, el chubasquero aguardando en casa.
Nos encontramos en el aparcamiento de Majavilán los siguientes montañeros: Juan Carlos (guía), Jorge Dukelsky, Reynaldo, Antonio de la Fuente, Mar, Pablo Puerta, Emilio, Carlos y Nuria (a los que nos encantó volver a ver desde hacía un tiempo y a los que animamos a continuar en nuestras salidas). Echamos de menos a Jose Ignacio Olleros, que nos anunció que no podría acompañarnos por motivo de una lesión en el gemelo. Para la próxima, Jose Ignacio.  Ah, yo también iba.
Lo de aquello del nombre del aparcamiento suscitó un animado debate, al haber diversas teorías entre los contertulios Guadarramistas sobre las denominaciones de origen de los parkings de las Dehesas de Cercedilla. Sin llegar a ninguna conclusión, iniciamos la marcha a las 8:45. 
Como suele ser también habitual, y es ya una seña de identidad, se decide hacer una variante de la ruta propuesta, no acometiendo Cerro Minguete primero, ni después, como se verá, sino encarar Peña del Águila desde el sur, por el GR-10. Y la vuelta, Dios dirá.
Iniciamos así el ascenso por el camino de los puntos rojos, que no sé si tiene nombre, y que si no lo tiene, habrá que ponérselo. Que con tan deslustrado y común apelativo no se hace justicia a la belleza del paisaje y la riqueza del bosque que en verdad encierra. Subimos por la Ladera del Infierno, aunque no es para tanto, y al poco, alcanzamos la Calle Alta, que cruzamos para continuar persiguiendo la cresta que enlaza la Peñota  y la Peña del Águila y que no es otra que el GR-10. A todo esto, decir que de la lluvia inicial ya ni nos acordábamos, a tenor de cómo sudábamos (en concreto yo, otros y otras sólo transpiraban ligeramente) subiendo cotas de nivel bajo un sol radiante.
Transitamos la cresta, volviendo de vez en cuando la vista atrás para admirar la imagen de La Peñota. Conquistamos la Peña del Águila poco después, festejado con abrazos, Berg Hails y gran despliegue de banderas, como si de expedición al Himalaya se tratara. Desde allí, una inmejorable vista de nuestra Sierra: la cercana Peñota, Cerro Minguete, Montón de Trigo, la silueta de la Mujer Muerta, La Maliciosa, Siete Picos, Alto de Guarramillas, Peñalara.
Continuamos adelante, ya bajando por el GR-10 hasta el Collado de Marichiva y, de allí, vuelta a la senda de los Puntos Rojos (ya en mayúsculas, se lo merece) hasta completar la piruleta circular en el parking de Majavilán, o de los Puntos Rojos, o como se llame, que no quiero avivar la polémica. En el susodicho parking, estiramientos para completar una feliz jornada montañera de 9,71 Km, 707 m de desnivel positivos, 2008 m de altitud máxima y 3h 56 min de caminata, buena tertulia y mejor compañía.
No quiero acabar sin desear a nuestra querida María Moriano un pronto restablecimiento, cosa que, sin duda sucederá, por la casta y la fortaleza de esta brava montañera. Mucho ánimo.
Feliz semana a todos!
José Antonio 
Crónica de senderismo: 15/10/2017
Bosque de Valdelatas; Nieves Garate
A las 8 h en punto de la mañana nos encontramos las 5 senderistas: Gloria, Irena, Elena Sandoval, Karina Padilla y yo Nieves en la puerta del club  con la noticia que Rafa acababa de llamar que no podría venir por encontarse indispuesto.
Sin desmoralizarnos por el contratiempo analizamos rápidamente la situación:
Quien se ve capaz de hacer de guía?   Nadie levantó la mano y  después de reconocer que ninguna estábamos dotadas con el sentido de la orientación, decidimos cambiar el itinerario, Gloria sugirió VALDELATAS que además está tan cerca y sin mas discusión ya estábamos las 5 en el coche de Elena y a los 20 minutos en el aparcamiento de Valdelatas , sacamos nuestras mochilas y nos pusimos en marcha, las primeras de esa mañana.
Todo un descubrimiento ¡¡¡ un  bosque muy  agradable para pasear , nos fuimos metiendo por senderos estrechos para hacernos la ilusión que estábamos en la sierra  y  por si acaso íbamos dejando señales con palos y piedras para saber por donde volver como Pulgarcito.
Dimos un paseo de 4 horas con parada y fotos incluidas  y rematamos con la  cervecita de rigor en un sitio llamado LA COLINA que fue otro descubrimiento para algunas , muy recomendable porque además está pegado a Mirasierra.
A la 1 y poco ya estábamos de vuelta en casa después de haber pasado una perfecta mañana de domingo , un poco de deporte con una compañía estupenda como siempre nos brinda este club.
Nieves Gárate