20/5/2018 Crónica de montañismo: Las Torres de La Pedriza: Juan Carlos Aguillon


Tempranito por la mañana, nada mas abrir el ojo, mirada escrutadora al cielo y  las nubes. Ambiente telarañoso en el horizonte, así que camino de Canto-Cochino y a ver cómo se va desperezando la mañana.
            Ya en el punto de reunión, los allí congregados: nuestro guías de lujo Antonio de la Fuente y Toño Gutiérrez, plantean las distintas posibilidades de acceso y/ o escape o llegada a las míticas Torres, en función de las condiciones climatológicas que se vayan presentando. El resto del grupo, compuesto por Rosa Gutiérrez, Javier Hortelano, Reynaldo Vázqu

ez, Jesús Matamala y el que abajo suscribe, asiente y acepta las propuestas planteadas por nuestros guías de cabecera. Así pues tenemos claro que vamos a aplicar y utilizar varios verbos: avanzar, elevar la mirada al cielo, ver, atacar y/o variar la ruta, entre otros. Así pues,¡adelante con los faroles! que la ruta nos espera.
            En el aparcamiento, junto a nosotros, el ambiente es bullicioso y se aprecian ganas de pasarlo bien sea andando, corriendo, escalando o haciendo bici, independientemente de la incertidumbre climatológica mañanera.
            En un plis plas,  bueno por decir algo, nos plantamos en la entrada del “Callejón de las Abejas”. Es el momento de decidir si “p'alante” para atacar Las Torres o si “p'a la derecha” para seguir por otra ruta menos macizada de nubes. Finalmente la decisión fue la de “p'alante”. Ciertamente la decisión fue un acierto, ya que nos permitió disfrutar de una ruta poco transitada, preciosa y disfrutona. Agudizamos la visión buscando hitos y marcas que jugaban al escondite con nosotros, mientras nos indicaban la ruta, y disfrutábamos sobre el terreno con panoramas y perspectivas imposibles de imaginar. 
            Conforme avanzábamos, innumerables nombres de lugares fueron mencionados por nuestros solventes e enciclopédicos guías “pedriceros”: allí el Cocodrilo, al lado Las Nieves, un poco más allá La Esfinge, La Araña Negra, El Jardín del Predicador, El Dedo de Dios,.........¡en fín un extenso catálogo de nombres y lugares conocidos (por ellos) al alcance de muy pocos montañeros!. Estos hombres se conocen La Pedriza, me atrevería a decir, mejor que algunos rincones de sus casas, !que barbaridad!.
            Llegados al pie de Las Torres, ya sólo nos queda trepar a la cumbre. Brazos por aquí, piernas por allá además de impulsos y agarres solidarios hacen que consigamos el objetivo. Magníficas y amplias vistas, incluso restos de presencia glaciar con su morrena incluida, a los pies de La Cuerda Larga (información ofrecida por Toño). También llegamos a identificar cuatro de los embalses de la zona. Paso a mencionarlos porque éstos son los grandes olvidados de nuestras crónicas y son los que nos proveen para nuestras necesidades básicas como urbanitas: De este a oeste: Embalse del Vellón (Guadalix de la Sierra), embalse de Santillana (Manzanares El Real), Embalse del Pardo y Embalse de Valmayor. Identificados todos ellos, al igual que muchas de las cumbres que nos rodean, es momento de recuperar fuerzas.
            Dos de nuestros compañeros, Rosa y Javier, ya podrán presumir con una muesca más en su palmarés montañero, de haber conquistado Las Torres. Los demás sumamos visitas, siempre sumamente gratificantes, que siempre invitan a volver a pesar del esfuerzo exigido.
            Ya de vuelta, tomamos el camino oportuno para confeccionar una vez más, una ruta con formato de “piruleta”, que tanto nos gustan o quizás debería de decir que tanto me gustan.
            Llegada a los vehículos con las nubes tormentosas pisándonos los talones. Esta vez las hemos esquivado. La próxima vez intentaremos hacer lo mismo, si nos lo permiten.
            Para terminar, la frialdad de los datos: ruta con desnivel acumulado de 1260 mts, 6h 30m de marcha, marcheta y trapaditas, altitud máxima 2,048mts y 13km de “piruleta”. La compañía no sólo no fue fría sino que, como siempre, fue un auténtico placer el compartirla y disfrutarla entre todos vosotros, amigos.
Buena y feliz semana para todos
Juan Carlos Aguilón

13/05/2018 Senderismo: A la laguna de Los Pájaros sin quitarnos el “sayo”: Pablo Olavide








“Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”  y a juzgar por el frío que hace en el puerto de Cotos, -3ºC, está claro que todavía queda lejos esa mítica fecha.
A primera hora de la mañana, van llegando al aparcamiento de Cotos los excursionistas y una vez fuera de sus vehículos, dan saltitos nerviosos  para ahuyentar el frío que les atenaza. Yo hago lo mismo, en compañía de Gonzalo Lamana mientras esperamos la llegada del resto de senderistas del club Mirasierra para afrontar una de las excursiones más bonitas del Guadarrama: la laguna de Los Pájaros (y tal vez, por mi afición a las aves, hoy me ha tocado ser el cronista)
Puntuales, a las nueve de la mañana, doce senderistas emprendemos la marcha capitaneados por Antonio de la Fuente, experto montañero que hoy, con buen criterio, ha decidido venir con nosotros al corazón del Guadarrama. Y sin quitarnos el “sayo”, dejamos atrás la Venta Marcelino para adentrarnos en la agradable espesura del pinar. El canto del carbonero y el pinzón guían nuestros primeros pasos. En pocos minutos llegamos al mirador de la Gitana donde se divisan, envueltas entre las nubes, Cabeza de Hierro, la Bola del Mundo y el cerro de Valdemartín y cuyo perfil sinuoso nos acompañará en la ascensión hacía la laguna.
Pronto dejamos el bosque protector y los pinos silvestres son sustituidos por piornos y enebros de porte arbustivo. Y pronto el amable camino se torna en ingrata y dura senda que trepa por la ladera del Peñalara hasta alcanzar el circo de las cinco lagunas. Pero el esfuerzo ha merecido la pena y ante nosotros se nos presenta un paisaje de origen glaciar donde la piedra y la nieve crean un escenario fascinante. Transitamos por este paraje sorteando las charcas y  aguazales originados por el deshielo y que dan lugar a infinidad de arroyos, regatos y torrenteras. El agua lo es todo y reconforta comprobar como este año, nuestra querida sierra, está rebosante de ella.
Desde aquí nos queda el siguiente repecho y ascendemos lentamente sobre la nieve dura hasta alcanzar la laguna de Los Claveles. Y esta aparece oculta bajo una fina capa de hielo.
Y tras ella ya tenemos “en la punta de los dedos” nuestra meta: la laguna de Los Pájaros. Recorremos este último tramo bajo la escarpada cumbre del Peñalara en medio de un paisaje helado que a mí se me antoja polar. Y al final surge la laguna de Los Pájaros, envuelta en las nieblas como si quisiera ocultar su misteriosa belleza para regalársela a quien ha tenido la osadía de llegar hasta ella.
Cobijados tras las peñas, y sin desprendernos de nuestros “sayos”, reponemos fuerzas mientras un cauteloso acentor alpino trata de arrebatarnos algún pedacito de nuestra comida; tal vez sabedor que la laguna le pertenece.
Sin demorarnos mucho (el frío aprieta), iniciamos el descenso. Lo hacemos por el mismo itinerario de subida, transitando de nuevo por la nieve heladora, por Los Claveles, por el terreno empantanado de las cinco lagunas. Descendemos la tortuosa senda de amenazadores pedruscos poniendo nuestras huellas con escrupuloso cuidado para no dar un traspiés. Y por el camino vamos charlando, arreglando el mundo, solucionando las pensiones y la igualdad de derechos entre todos (lástima que no haya ningún político que nos escuche). Y en uno de los descansos, admirando los bosques del alto Lozoya y la silueta nevada de las Cabezas de Hierro, reflexionamos sobre nuestra España: un país que, a pesar de no tener grandes recursos naturales (salvo el sol), ni petróleos, ocupa un buen lugar en este mundo y eso  es debido a tantas personas que han dado todo su talento, lo mejor de ellas. Gente que han hecho que nos sintamos orgullosos de lo que somos, y de donde venimos.
Y tras recorrer doce kilómetros con sus trescientos metros de desnivel,  la ruta llega a su fin, al puerto de Cotos, y el que más y el que menos, sigue con su sayo puesto…
Ya solo me queda despedirme, desearos una buena semana y que nos veamos pronto (a ser posible, antes del cuarenta de mayo).
Hemos participado en esta excursión: Rafael García Puig, Antonio de la Fuente (guía), Rocio Eguiraun, Sonsoles Herrero, María Lamo, Begoña Mata, Marisa Ruiz, Gonzalo Fernández Lamana, Alfonso Simón, Mari Carmen Vázquez, Enrique Diez Coelho y este cronista, Pablo Olavide.
Pablo

13/5/2018 Montañismo: Puerto Navacerrada La Fuenfria: Elías Rodriguez.



Parquing de Navacerrada, -4ºC con niebla, viento fuerte. Nos quedamos helados al salir de los coches, con nuestros atuendos veraniegos. Ante tal desastre meteorológico brotó la solidaridad: yo tengo unos guantes de mas, yo presto  unos gorros, …
Primera asamblea. Que si nos damos la vuelta, que la senda Herreros está mal señalizada, que entrando en las nubes no veremos ni un pico, que estará helado el camino… Al final, la prudencia nos decidió a continuar con la marcha, pero al revés: saldríamos en sentido contrario, por el camino Schmid hasta el collado Ventoso. Alegre marcha con agua en el camino, aunque con menos viento y por ello muy propicia para la charla.
Segunda asamblea en collado Ventoso. Visto que el tiempo no había cambiado, y gracias al mapa de Toño, nos decidimos otra vez por lo prudente y acortar la salida. Bajamos por el PR-5 hasta la carretera de la República, con muchos ciclistas a esa hora,  y de ahí a La Fuenfria, donde descansamos y tomamos el tentepié.
Empezamos. ¿Quién...?. “Pues yo ya lo hice la vez anterior…” “Palabrita que yo la hago la próxima vez…” “Yo en mi contrato de adhesión, ya lo dije…” “Varios mutis por el foro…” .Y Juan Carlos: pero si  no es nada más que media horita de escribir. Impertérritos, todos los participantes nos mantuvimos en nuestra negativa, incluyendo este cronista… ¡Hasta ahorita¡. ¡Te debía una Juan Carlos¡, cuando en el Mondalindo éramos tres y ante mi negativa tú hiciste la guía y la crónica “doblete”; además de amigo, eres un caballero.
Continuamos la marcha por la senda de los Cospes, y haciendo una piruleta volveríamos por el camino Schmid, con mucha mas gente, con el camino aún con más agua por el deshielo. Llegamos pronto a Navacerrada, hicimos un alto en venta Arias y tomamos un caldo calentito que nos recompuso. Las estadísticas según Oruxmap: mas de 12 km, altitud 440m y una marcha corta (para un montañero) de 3h.45min.
Y vuelta para Madrid, esperando que los tiritones de la mañana no se conviertan en achises por la tarde. A disfrutar de la familia y a descansar por la tarde.
Gracias por la charla y la compañía a Mar, Chelo, Juan Carlos, Toño, Paco, Emilio, Reinaldo, Jorge y Javier.
Buena semana para todos.
Elías

6/5/2018 Crónica de montañismo: Los baños de Venus: Jorge Dukelsky


6/5/2018 Crónica de montañismo: Los baños de Venus: Jorge Dukelsky
Siendo las 8:30 del domingo 6 de mayo, 4 entusiastas montañeros nos encontramos en Canto Cochino  con el deseo de conocer los baños de Venus aunque algunos ya los habían visitado.  El tiempo nos acompañaba a pesar de algunas nubes oscuras que auguraban los dichosos chubascos del pronóstico. Emprendimos la marcha sin guía pero con el recuerdo nebuloso de anteriores visitas y ayudados por un mapa de la Pedriza y por Mapsme que tiene también pistas y senderos, pero en ninguno figuraba la localización de los baños. Sabíamos que estaban en dirección al collado del Miradero y hacia allá emprendimos la marcha. Primero cruzamos el puente del Manzanares y subimos por la margen izquierda del río atravesando bosques hasta el puente anterior a la charca verde. Cruzamos nuevamente el río para encontrarnos con las zetas que subimos atrochando siempre que nos fue posible, llegando a su vértice en el arroyo del Chivato. Acá se acaba la pista forestal y el primer obstáculo fue cruzar el arroyo que venía con suficiente agua como para requerir de un esfuerzo grupal. Lo cruzamos indemnes, y empezamos a subir por una senda rocosa levemente marcada por hitos. 300 metros de desnivel nos pusieron a la vera del arroyo de la Covacha que se merecía ser río. Algunos empezaron a reconocer paisajes familiares entre requeríos de formas muy curiosas. El arroyo bajaba tumultuoso y veíamos una gran  cascada. Luego del bocata bajamos al pie de la cascada para disfrutar de unas hermosas vistas, pero todavía nada que se pareciese a los baños. Subimos nuevamente al sitio del almuerzo y ya dábamos por concluida la excursión cuando vimos un hito encima de una peña. Una última oportunidad para encontrar los baños y hacia allá fuimos. Parafraseando a Jesús, “ la suerte no viene sola, hay que buscarla”, desde lo alto del peñasco vimos la poza de los baños.  Estaba justo por encima de la cascada, y hacia allá nos dirigimos para conseguir nuestro objetivo  y disfrutar de esta magnífica poza. 
Ya de regreso algunos bajamos atrochando  las zetas pero José, que nos es muy amigo de los descensos complicados, nos demostró empíricamente que siguiendo las zetas se puede disfrutar del paisaje y llegar al aparcamiento solo 5 minutos más tarde.  Ya en Canto Cochino compartimos  una cerveza con los senderistas.   
Y así terminó nuestra aventura sin guía con un tiempo espléndido y la agradable compañía de Mar, José, José Ignacio y Jorge. 

6/5/2018 Crónica de senderismo: La Pedriza: El Elefantito: Ricardo García Ramos



6/5/2018 Crónica de senderismo: La Pedriza: El Elefantito: Ricardo García Ramos
Queridos amigos: 
Al domingo 6 de mayo no podríamos haberle pedido un tiempo más favorable para disfrutar de la ascensión a la roca del elefante. Realmente me sorprendió ver un elefante esculpido por la madre naturaleza en roca viva, cerca del emblemático “Yelmo”. Si, si, era la cabeza de un elefante. No había duda.
La aventura empieza en la puerta del Club Mirasierra, en donde aparecieron, junto con quien escribe esta crónica: Gloria, Rafael, Elena, Begoña, Sofía e Irena. En el aparcamiento de “Canto Cochino” nos esperaban: Pilar y Gonzalo. Todos juntos iniciamos la marcha, no sin antes, poner un letrerito en el parabrisas de un coche que insolidariamente había cerrado la salida de una de las calles del aparcamiento.
Cruzamos el puente de madera – el de siempre- sobre el río Manzanares y fuimos al encuentro del camino por el que iniciaríamos la ascensión. Elegimos el que conduce a “Canto de los Brezos” que hace la subida algo más suave que la alternativa por el PR1, bastante más exigente. Este primer tramo de algo más de dos kilómetros, sin dificultades y con las fuerzas al completo, nos permitió llegar a una verde planicie denominada “La Cañada”, en donde paramos un breve espacio de tiempo y disfrutamos de un magnífico paisaje.
Seguimos la ascensión por una senda más escarpada y algo más exigente, donde los componentes de la excursión demostraron su espíritu de aventura y su fuerza. Eso si, en algún momento veíamos elefantes donde no los había. Pero por fin vimos el elefante, ¡inconfundible!. Objetivo conseguido. Descanso, fotos y reponer fuerzas antes de regresar.
En el regreso no dudamos. Cogimos el sendero y todo para abajo hasta llegar de nuevo a “La Cañada” y sin descanso seguimos, esta vez por el camino de los valientes, el PR1. La verdad que este descenso fue glorioso. A tope, con fuerza y sin regatear esfuerzos. 
Llegamos de nuevo al aparcamiento de “Canto Cochino”, felices y contentos, después de una marcha de más de 7 km, habiendo estado a 1.468 metros de altitud, con un desnivel de 400 metros desde la cota de partida y haber caminado durante 4 horas.
Aprovechamos la cercanía para visitar y comprobar el estado de la encina de nuestro querido Jesús, que se encuentra fuerte y bien firme. Vaciamos nuestras botellas, y con cariño y añoranza rezamos un Padre Nuestro en su memoria y recuerdo.
La jornada fue maravillosa y disfrutamos del paisaje, de la buena compañía, del buen tiempo y de una cervecita al finalizar.
Gracias a todos por vuestra amabilidad y compañerismo.
Un saludo, Ricardo.
Un abrazo