16 Participantes
CRÓNICA POR PABLO OLAVIDE
Las hoces del Jarama
o el lugar donde habitan las águilas
“Sus fuentes se encuentran en el gneis de la vertiente Sur de
Somosierra, entre el cerro de la Cebollera y el de Excomunión.
Corre tocando la Provincia de Madrid, por la Hiruela y por los
molinos de Montejo de la Sierra y de Prádena del Rincón. Entra en
Guadalajara atravesando pizarras silurianas hasta el Convento que
fue de Bonaval.”
Con estas palabras empieza Rafael Sánchez Ferlosio su
famosa novela El Jarama. Y con estas mismas palabras quiero
comenzar esta crónica. Si existe un río genuinamente madrileño,
este es, para mí, el Jarama; un río cargado de historia, batallas,
literatura y naturaleza y que vertebra nuestra región de norte a sur.
Sin embargo, en sus inicios, el Jarama esquiva nuestra provincia
para internarse en las soledades de Guadalajara. Parece como si
alguien le hubiera dicho al oído que no tenga prisa por llegar a las
vegas madrileñas y se dé un garbeo por esta sierra, bella y agreste,
del Macizo de Ayllón.
En este primer tramo, el Jarama se me antoja como un niño:
puro e inocente. Aún no sospecha los avatares que le esperan, el
contacto con la gran ciudad, con su polución y sus residuos, con
esa muchedumbre que se asienta a su vera, con los muros que le
encauzan y aprisionan. Aún no sabe que se encontrará con su
hermano el Henares y que el Manzanares le traerá noticias de la
capital antes de ceder sus aguas al Tajo y llegar al mar.
Hoy partimos al encuentro del Jarama en Retiendas,
Guadalajara. Lo hacemos desde su discreto cementerio. Por estas
tierras, todo es discreto: sus cementerios, sus pueblos, sus gentes,
su monasterio... Todo, menos la belleza de su paisaje.
Nuestros primeros pasos nos llevan por el duro asfalto de la
carretera del Vado. No será por mucho tiempo, al llegar al puente
del río Bustar, tomamos la pista que nos conduce, sin pérdida, al
monasterio de Bonaval. El camino discurre por un denso quejigar,
árbol común en las sierras y parameras de Guadalajara, especie a
caballo entre la austera encina y el roble, más propicio de
ambientes húmedos.
Mientras caminamos, mi mirada se pierde por las laderas
cercanas desprovistas de arbolado. La erosión ha tallado sobre
ellas profundas cárcavas a modo de rojizas cicatrices que el denso
jaral trata de ocultar. Miles de flores blancas las cubren y a mí me
parecen lucecitas que alguien ha encendido para celebrar esta
esplendida primavera.
En poco tiempo, llegamos al monasterio cisterciense de
Bonaval. Reynaldo comentaba que es desolador contemplar el
estado ruinoso de muchas joyas arquitectónicas mientras se
despilfarra el dinero público en otros menesteres. Comparto su
opinión. Me duele saber que buena parte de nuestros monasterios
ha ido a parar a lugares lejanos en un expolio sin parangón. Este de
Bonaval no fue ajeno a ello, aunque, en los últimos años, algo se ha
hecho para detener su abandono.
Tras admirar estas piedras, nos dirigimos a contemplar otras
más escarpadas y montaraces. Nos internamos en el cañón del
Jarama.
La primera vez que tuve noticias de este lugar, fue en la
década de los 70. Me habló de ello mi tío Pepe, que frecuentaba
estos parajes debido a su trabajo en el Canal de Isabel II y, sobre
todo, a su afición por la pesca. En la cocina de su casa, me contaba
que había un lugar, allá en Guadalajara, donde habitaban
muchísimas águilas y veías bajar a los jabalíes a beber a la orilla
del río. Yo, niño urbano, fiel seguidor de los programas de Félix
Rodríguez de la Fuente, imaginaba que aquel sitio era algo parecido
a las selvas africanas. Unos años más tarde, visité por primera vez
esta comarca y comprobé que, efectivamente, mi tío Pepe tenía
razón, aunque, por aquel entonces, él ya no estaba a mi lado para
podérselo contar.
Nuestros ojos se llenan de la belleza del entorno mientras
avanzamos por la senda que acompaña al río. De vez en cuando, el
bosque se abre y podemos apreciar la plenitud del paisaje, sus
rocas calizas erosionadas por el agua y el tiempo, el Jarama
escondido bajo la arboleda y la exuberante vegetación que trepa
por las laderas creando una autentica selva, la selva ibérica. Sobre
nuestras cabezas planean numerosas rapaces de imponente silueta
y no puedo evitar recordar a mi tío Pepe: “Hay un lugar, allá en
Guadalajara, donde habitan las águilas…”
El cañón, poco a poco, se abre y las escarpadas paredes
pierden su verticalidad. Transitamos ahora entre jaras pringosas y
cervunas y apreciamos la diferencia de las flores que las adornan.
¡Gracias, Alejandro, por aclarárnoslo! Vuelan en el cielo buitres
leonados y, entre ellos, un alimoche: buitre viajero y africano. Y yo
esbozo una sonrisa pensando que algo de africanas tienen estas
espesuras.
Nuestra ruta vuelve a encajonarse. No será ya por mucho
tiempo. En un olivar olvidado, nos detenemos.
Nubes de tormenta amenazan nuestro descanso. Nubes
algodonosas, de gris acerado, que se hinchan queriendo tragarse
todo el aire que las rodea. Y la lluvia llega temprana. Y el agua nos
empapa, nos hace fruncir el ceño, esconder nuestros rostros bajo
las capuchas. Aligeramos nuestros pasos truncando nuestros
planes de comer junto al río. Atrás queda este Jarama puro e
inocente, en compañía de su soledad… y de las águilas que lo
habitan.
Pablo Olavide
El Cuaderno del Navegante 14 de mayo de 2022
Hemos participado en esta excursión:
Gloria Fernández
Alberto Extramiana
María José Albert
Elena Madurga
José Eugenio Soriano
Rocio Eguiraun
Pilar Caridad
Alejandro Rodríguez
Isabel Fernández
Aida Luque
Marisa Huidobro
José Vicente Almela
Mariane Delgado
María José Ibarrondo
Y este cronista.
In Memoriam. Esta fue la última ruta que hice con Juani.
Dedicado a ella y a Elena, que tan pronto nos dejaron, y a todos
aquellos del club Mirasierra que ya no están con nosotros.
Sábado 14 de Mayo:
Las hoces del Jarama (Guadalajara)
Las Hoces del Jarama es una franja de terreno situada entre el conocido Monasterio Cisterciense de Bonaval y el Puente Medieval (que muchos llaman “Romano”) de Valdesotos, en la provincia de Guadalajara. En este tramo, el río se retuerce y su cauce queda en ocasiones encajado entre grandes paredes de roca caliza.
La provincia de Guadalajara se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad de Madrid y limítrofe con esta Comunidad Autónoma. A pesar de ello, esta provincia es una gran desconocida para mucha gente, y añadiríamos que “afortunadamente”. Gracias a ello, Guadalajara conserva espacios naturales poco masificados y de gran belleza como son el Alto Tajo, la Sierra Norte, o las comarcas de La Alcarria —Camilo José Cela decía en su “Viaje a La Alcarria” que este era un bonito país, al que a nadie le daba la gana ir—. Además de la naturaleza, esta provincia conserva pueblos pintorescos y bien conservados, como Atienza, Sigüenza, Brihuega o los famosos Pueblos Negros.
Aunque el Jarama es el río más largo de la Comunidad de Madrid, y tiene sello de río madrileño cien por cien, su cuna se sitúa en tierras de Guadalajara, cerca de la localidad de Cardoso de la Sierra. En su curso alto, aguas abajo del embalse del Vado que lo represa y poco antes de convertirse en madrileño, el Jarama ha excavado un corto pero vistoso desfiladero en la arenisca de la Sierra Norte de Guadalajara a cuya sombra pervive un bosque caducifolio que tiene el valor de lo singular.
1.- Itinerario propuesto
· La ruta que nos propone Pablo se encuentra en la Sierra Norte de Guadalajara y a las puertas de los llamados Pueblos Negros (lugar que recomiendo visitar en futuras excursiones).
· Comienza el recorrido en el pequeño pueblo de Retiendas que dista algo más de 100 kilómetros de Madrid y el itinerario que realizaremos será de “ida y vuelta”, es decir, utilizando la misma senda tanto para ir como para volver. Tiene una longitud de, aproximadamente, 12 kilómetros en total sin apenas desnivel (aunque podemos acortarla o prolongarla a nuestra conveniencia).
· Partimos de un aparcamiento próximo al cementerio del pueblo de Retiendas (apenas unos metros tras pasarlo) y caminamos unos 100 metros por la carretera hasta encontrarnos con el puente del río Bustar.
· Sin pasar el puente, cogemos una pista a mano izquierda cerrada por una barrera que nos llevará por un denso robledal hasta las ruinas del monasterio de Bonabal. Desde aquí, parte un camino estrecho a la izquierda que conduce al Jarama y nos permitirá contemplar desde cierta altura el bosque de ribera que lo acompaña y las laderas calizas tapizadas de una densa vegetación de encinas y enebros. A lo largo del recorrido, veremos numerosas aves que nos irá identificando Pablo. La vuelta la haremos por el mismo camino.
· Es posible la visita a las ruinas del monasterio de Bonabal, pero ahora mismo desconocemos horario y precio, si es que lo tiene. Pablo va a intentar recabar información.
2.- Previsiones meteorológicas:
· Situación general: parcialmente nublado con probabilidad de tormentas locales.
· Viento: S de 1 a 31 km/h
· Temperatura: de 19ºC a 26ºC
· Sensación térmica: de 18ºC a 25ºC
· Precipitaciones: escasas
· Probabilidad precipitaciones: a partir de las 12h, 10-15% probabilidad de tormentas locales.
· Rayos UVA: Nivel 8 (muy alto)
3.- Puntos de encuentro :
· Puntos encuentro:
§ 8:00 h: Club Mirasierra
§ 9:15h/ 9:30h En Retiendas. La duración del trayecto desde Madrid a Retiendas es de aproximadamente 1:15/ 1:30 horas (según Google)
Desde Madrid hay que llegar a Guadalajara y tomar la carretera CM101 a Humanes. Con el fin de no tener que pasar por Guadalajara, hay varias alternativas que marca el navegador. Una de ellas es coger la R2 (de peaje) y tomar la salida 54 a Fontanar y CM101. Pero, existen otras opciones que nos llevan a Humanes y que debéis valorar.
Una vez en la CM101, nos dirigimos hacía Humanes pasando Yunquera de Henares, Mohernando y justo antes de entrar en Humanes hay una circunvalación (con rotonda) y debemos seguir por “CM101 otras direcciones” hasta otra rotonda que indica CM1004 Tamajón. Cogemos esta carretera y, pasado el kilómetro 20, hay una desviación a la izquierda que pone Retiendas y presa del Vado. Nos desviamos por aquí y, en 2,6 kilómetros, llegamos a Retiendas.
A la entrada del pueblo nos desviamos a la izquierda para llegar al cementerio y al aparcamiento.
· Distancia por recorrer: 12 km
· Desnivel: sin apenas desnivel
· Camino: sin dificultad
· Dificultad técnica: baja
· Dificultad física: baja
· Nivel 1
· Inicio itinerario: 9:30 h
· Tiempo en ruta: 4h con descansos
· Fin itinerario: 13:30 h. Debido a encontrarse esta ruta a cierta distancia de Madrid, es difícil que podamos estar de vuelta a casa a las 14:30 / 15:00, como suele ser habitual, por lo que nos propone Pablo llevar algo más de comida para tomarla junto al río Jarama una vez concluida la marcha (a parte del tentempié que solemos tomar a mitad del recorrido y si el tiempo lo permite). En Retiendas no hay bar.
· Llegada al Club de regreso: 15h, si no os quedáis a comer.
4.- Recomendaciones:
· Calzado Botas de montaña
· 2 capas
· Capa o chubasquero ante la posible tormenta local.
· Mochila de ataque (25 a 35 L)
· Bastones
· Silbato
· Crema solar
· Gafas de sol
· Gorra o sombrero
· Comida: (Bocadillo, frutos secos, ...) + comida adicional si os queréis quedar a comer.
· Bebida: Agua (1 litro por persona). No hay fuentes en el recorrido
5.-Transporte
· Iremos en coches particulares, que saldrán del Club, o bien llegarán al punto de encuentro señalado anteriormente en Retiendas.
· El guía será Pablo Olavide.