Crónica del día 17/5/2015:
La Maliciosa, por la cara sur y El mirador de Las Canchas, por la Senda
Ortiz
Montañeros y
senderistas salimos desde la Barranca, pero a horas distintas y por
rutas diferentes.
Los montañeros salieron
a las 8,30 h. de la mañana camino de La Maliciosa por la ruta Sur
mientras que los senderistas salimos a las 8.50 de la Barranca para
hacer la ruta circular por la senda Ortiz.
Los dos grupos se habían
citado a las 13.30 en la fuente de las campañillas y de allí acabar
la salida juntos.
El grupo de senderistas
ha estado formado por : Rafael García Puig, Pedro Ojeda, su mujer
Bárbara García hija de Rafa, sus hijos Jimena Ojeda de 10 años y
Manu Ojeda de 6 años y su perro Kepa, Katinka Oscarson y Cristina
Carrasco.
Nada más salir de la
Barranca cogiendo la senda Ortiz apareció un montañero Reinaldo
Vázquez contándonos que no había podido encontrar las llaves de su
coche justo en el momento de salir y que eso le retrasó lo
suficiente para no encontrar a sus compañeros montañeros en la
Barranca. Sabiendo que los senderistas habíamos quedado un poco más
tarde se quedó a esperarnos y se incorporó.
La excursión ha sido
genial. Sobre todo el tiempo, como ayer hizo viento no había ni una
nube, el cielo azul maravilloso, el sol pasaba a través de los
árboles creando una luminosidad espectacular. Las jaras y las
retamas brillaban, los riachuelos con sus aguas cristalinas hizo que
el perro Kepa se lo pasara genial.
Disfrutamos viendo el
pantano de Valmayor y el de Navacerrada. Hasta llegar al mirador de
Las Conchas. Desde allí hicimos la parada para reponer fuerzas y
contemplar la Maliciosa y todo el panorama que se ve desde allí en
un día como hoy. Nos pareció ver a nuestros compañeros montañeros
pero como no llevábamos catalejos no pudimos distinguirlos.
En un momento de
distracción por el camino de vuelta Kepa encontró una vaca con sus
retoños y trató de guiarles pero a la vaca no le hizo mucha gracia
esa intromisión y se puso un poco farruca pero el asunto no
trascendió a más, Kepa volvió con nosotros y ahí se acabó la
historia.
Ya regresando para ir a
reunirnos con nuestros compañeros montañeros se nos perdió la
bifurcación que teníamos que tomar para ir a la fuente de las
campanillas. Estábamos a 500m de la Barranca y tuvimos una votación
democrática para decidir si dábamos la vuelta para encontrarnos
donde nos habíamos citado. La familia de los Ojeda decidieron que
tanto Manu como Jimena y Bárbara, ya habían cumplido, sobre todo
Bárbara que nos enseño luego en el coche las ampollas de sus pobres
píes Reinaldo se ofreció voluntariamente a ir a la fuente de las
campanillas a encontrarse con el grupo de montañeros ya que él se
había apuntado desde el principio a ser montañero.
Los demás le
agradecimos generosamente su oferta y nos fuimos directamente a tomar
la cerveza a la Barranca, pero eso no lo pudimos hacer porque está
de obras. Llegamos a Mirasierra dando por finalizada la excursión.
Jimena y Manu se han portado fenomenal. Kepa también.
Muchas
gracias a todos por este día genial.
Cristina
Carrasco
“ A
la 8.30 como estaba previsto nos encontramos, Mar, Charito,
Bienvenida, a la que damos cariñosamente la idem y que subió como
una heroína, Alberto, Alfredo, Antonio, Jorge, Juan Carlos y este
humilde cronista. junto al hotel de la Barranca, que por cierto esta
cerrado y en reformas, y que espero aprovechen para dar un curso de
atención al cliente a los del bar.
Como
La Maliciosa seguía estando en su sitio, iniciamos a las 8,45 el
ascenso.
Después
de atravesar una presa, iniciamos la subida por un estrecho sendero
que discurría entre una valla de alambre y la muy frondosa
naturaleza. A menudo nos azotaba una rama y nos cubría con una nube
de polen amarillo. Si a alguien le nace una planta en el oído, ya
sabe su origen. Poco a poco el bosque fue clareando y nos acercamos
al Peñote, que es el bloque de roca pequeño y ya en monte abierto.
Bordeamos el Peñotillo, que es el bloque de roca grande, para
alcanzar la subida final. Esta es una pendiente de unos 600 metros,
con un desnivel del 45%, ancha y compuesta por piedras pequeñas
sueltas, por lo que es frecuente que en un paso hacia arriba se
derrape el equivalente a dos pasos hacia abajo. A las 11.00h hicimos
cumbre, que por la cantidad de gente que había parecía la Puerta
del Sol un domingo. La vista maravillosa en un magnifico día de sol,
y calor, divisando a lo lejos los cuatro postes que señalan Madrid y
conocidos como Las Torres de la Castellana.
Después
de bocadillo, plátano, agua, etc.. (y cigarrito el cronista)
iniciamos el descenso por el Collado del Piornal teniendo enfrente la
Bola del Mundo. Girando a la izquierda se inicia un estrecho sendero
de bajada, zigzagueante, con bastante pendiente, y montones de
piedras sueltas útiles para los acostumbrados a los patines de
ruedas, y una pesadilla para los demás. El sendero se acerca a un
rio, y próximos a su cauce empezamos a entrar en un frondoso bosque
de pinos, cada vez con menos piedras sueltas, lo que se agradece,
llegando en pleno bosque a la Fuente de las Campanillas.
El
último tramo desde la fuente hasta el estacionamiento discurre por
un sendero amable, entre pinos, y en el que se cruza un riachuelo, lo
que siempre tiene su encanto.
Antes,
cuando llegamos a la fuente de las Campanillas, estaba esperándonos
Reynaldo a quien hay que agradecer la amabilidad de acercarse y la de
recomendar que las cervezas las tomáramos en un bar al lado de la
gasolinera en la carretera a Villalba justo enfrente del embalse de
Navacerrada donde nos sirvieron unas cervezas en jarras de medio
litro, muy frías y que serán recordadas para siempre con afecto,
amor y nostalgia. Vinieron acompañadas de unas ensaladillas rusas de
las que se puede decir lo mismo que de las cervezas y que fueron
rápidamente atacadas pasando a estómagos agradecidos.
En
resumen un gran día de montaña, con los olores de jara, retama, y
tomillo de la primavera, con sol y calor y en una magnifica
compañía.”
Como
nota final, si no me equivoco, ascendimos 934 metros en 2 horas y
quince minutos (1 metro de ascenso cada 8 segundos y 29 centésimas),
o como la subida deben ser 4 kilómetros, 23,35 metros cada 100.
José
del Campo