29/6/2019 Senderismo: Las Pesquerías de Carlos III; Rafa García Puig






Las marchas de senderismo del mes de julio se repiten de año en año con contadas novedades. Buscan la frescura del ambiente y el paseo amable como culminación de un curso. Tratan de dejar un regusto agradable que nos haga desear la llegada de septiembre y el reinicio de la actividad.
Todos los años los senderistas terminan con la marcha de las Pesquerías de Carlos III en el rio Eresma en la vertiente segoviana de nuestra sierra de Guadarrama. Unas veces vamos hacia el embalse del Pontón. Otras, en busca del arroyo del Telégrafo, que se convierte en el Eresma, y el arroyo Minguete.
En esta ocasión optamos por ir en busca del arroyo del Telégrafo, ocho senderistas que salimos todos desde Mirasierra.
Gloria, Marisa, Marta, Melanie, Conchita, Martha con hache, Rocío, y yo mismo.
Diréis: “qué bien acompañado”, pues sí, muy bien acompañado.
Así que a las 8 nos dirigimos en dos coches hacia la zona recreativa de la Boca del Asno, ocupada a esa hora solo por algunas caravanas, para iniciar nuestra marcha en busca del Telégrafo siguiendo la rivera del Eresma, que en esta ocasión bajaba con poca agua, pero que aun así producía un festival en los sentidos y en los sentimientos que establecía un muy buen maridaje con el remate de temporada que se pretendía.
Bajamos las escaleras que nos llevaban al rio y empezamos a andar en pequeños grupos, seña de identidad de los senderistas, a los que no hay forma, sean muchos o pocos, de mantener en un grupo compacto.
Anduve durante los primeros momentos solo y en cabeza, recogido, como si hubiera entrado en una iglesia me arrodillara y santiguara para iniciar mi relato, mi petición mi balance, mi oración, y mi recuerdo y agradecimiento a Jesús, siempre presente durante las marchas en los más antiguos montañeros o senderistas.
Una breve parada para oír el silencio del murmullo del rio y de los pájaros y permitir que ese grupo disgregado de conversaciones se agrupe y haga fotos, ¡como no!
Os echamos de menos Marisa fotos, Ricardo videos, y Pablo.
Reanudamos la marcha, y aparecieron los ¡qué pena que no haya venido…! Echábamos de menos a tantos de vosotros…
En poco más de 1 hora llegamos donde el arroyo del Telégrafo se convierte en el río Eresma. Que bonito, que paz, que privilegio.
Giramos a la derecha siguiendo el curso del arroyo de las Pamplinas, adentrándonos en los magníficos pinares de Valsaín que no se si recogen el nombre de esta especie de pino, o es al revés.
Se volvieron a formar los grupos de conversación disgregados. Me rendí por tanto al sentir general y formé el mío propio con Marta sin hache, mi hermana. Como no, “repasar”, en ambos sentidos, a la familia siempre da mucho juego, y más aún si de repente interrumpes el “repaso”, y te paras a llenarte con los pinos que suben rectos al cielo formando un paisaje bellísimo rico en metáforas evocadoras…
Cruzamos un puente de grandes piedras sobre el rio y giramos de nuevo a la derecha hasta que nos encontramos con una pista asfaltada y un puesto de reavituallamiento de una carrera de montaña de 115 km que como todos los años estaba teniendo lugar por estos lares.
Abandonamos la carretera y después de media hora decidimos iniciar la vuelta, y la búsqueda de nuevo del rio Eresma para tomar un tentempié.
Encontramos un recodo en el rio. El calor aconsejo a buena parte descalzarse y refrescarse y, ¡como no!, fotografiarse los pies y las piernas todas juntas en una fotografía, como diría yo, curiosa. Os describo la foto: Parejas de piernas juntas y sumergidas en el agua del rio con las uñas rojas pintadas.
Es indudable que esto no se nos hubiera ocurrido a un grupo de chicos, lo que prueba la desinhibición, originalidad y creatividad de las chicas.
Después de una larga media hora, reiniciamos la marcha. En esta ocasión percibimos el incremento que está teniendo esta actividad en las personas, que se nota de un año para otro. Nos cruzamos con varios corredores de la carrera de 115 km que habían iniciado a las 23:00 del viernes procurándoles ánimo.
Cuando llegamos a la Boca del Asno, el parking estaba totalmente lleno, así que cogimos los coches y nos dirigimos al Albero en Valsaín para comer. Puri como siempre encantada de tenernos como habituales.
Lo que disfruté y reí en la comida no soy capaz de explicarlo.
Conversación rica que pasaba de la seriedad a la risa, de lo transcendente a lo intranscendente, de una manera vital, rápida, imposible de seguir en ocasiones, pero siempre rica en conocimiento que salta de la gestión de personas a los platos de cocina sin solución de continuidad, cargada de experiencia donde siempre aflora y a pesar, en ocasiones, de ella el sentido del humor, la experiencia, y la frescura que tanto admiro en las mujeres.
Así terminó nuestra marcha de 10 km y 165 m de desnivel y con ella el curso.
Los montañeros, como bien explica José Luis en la crónica que habéis leído, culminaron la Cuerda Larga con La Najarra incluida. Un gran final para una estupenda temporada. Gracias José Luis por tu implicación.
Finalmente, quiero recordar en este final de temporada a algunas de las marchas que he hecho con vosotros. Todas han tenido algo especial pero, me quedo con la subida al Malagón y como se la colamos a Aida, la subida al Yelmo y a su Lagunilla donde Cipri dirigió una oración al cielo en memoria de Mónica y a Conchita le brillaban los ojos de satisfacción por lo conseguir subir al Yelmo, y la subida al Peñalara bautismo de cumbre para Elena, Félix y Marta, José Vicente, Begoña, Marisa, Rocío, conchita, y Silvia y José Luis.
Juan Carlos y Antonio, quiero agraceros la seguridad que nos proporcionáis, la tranquilidad en la cola que aportan Reinaldo, Emilio, Viky, José Ignacios, Marta, Gonzalo (estamos contigo Gonzalo, ayer pasamos un rato estupendo en tu casa), y a Elías a su amistad, rigor y lealtad.
En mi cabeza estáis todos, veteranos en el grupo y los más recientemente incorporados, Mar, José Antonios, Sonsoles y su positivismo, Rocío y su señorio, Rosa, Francisco Alfredo, Alejandro e Isabel, Mari Carmen y Alfonso, Marisas, Martas con hache y sin hache, Amay, Floren, Melanie, Mariane, Chelo y José Luis y vuestra fuerza, Joaquín, Marías, María del Mar, Malanie y Luis, Paz y Kaos, y Alberto y Silvia.
Estoy deseando que os reincorporéis rápidamente Gonzalo, Katinka, José Eugenio, Margarita, Cristina, Esperanza, e Irena.
A ti Gloria que eres el alma del grupo, y que sabes que Jesús y todos nosotros estamos contentos de que así sea.
A todos muchas gracias por pertenecer a este grupo, por vuestra lealtad, amistad, constancia, aunque las crónicas se nos resistan alguna vez a algunos, y por la acogida sincera y afectuosa que damos a todas las incorporaciones que permiten que todos nos enriquezcamos.
Un abrazo a todos y hasta septiembre

Rafa Garcia Puig

30/6/2019 Montañismo: La Cuerda Larga en plena ola de calor: Jose Luis Agud (montañero consorte)


Participan: Elías, Reinaldo, y Chelo
El último domingo de junio, en pleno embate de calor sahariano, los tres susodichos emprenden una de las rutas más duras de Guadarrama. A mi entender la Cuerda Larga tiene más de lo segundo (20,6 Km, 1.000 m de subida y 1.100 de bajada) que de lo primero. Porque, ¿dónde está la cordura en tres adultos, en aparente posesión de sus facultades y con medios suficientes para estar tomando daiquiris al borde de una piscina, que se meten, en contra de todas las advertencias de rehuir el sol y beber mucho líquido, en semejante berenjenal?
El único destello de lucidez que se aprecia desde fuera es que adelantaron la partida una hora, madrugando como panaderos, de forma que a las 7,50 horas ya estaban subiendo. 
Salieron del puerto de Navacerrada, y el primer hito, con el relente de la mañana, fue la Bola del Mundo. A pesar de todos los augurios de una temperatura asfixiante, bastante viento y ocasionales nubes hicieron la travesía llevadera – o lo que ellos entienden por eso – hasta las tres de la tarde. Tal vez su magnífica reciente graduación puso alas en los pies de Elías, que no necesitó el carro del profeta homónimo para subir y bajar como una bala.
Después de la mal llamada Bola del mundo vino Cabeza de Hierro Menor, después la Mayor, el Collado de Peña Vaqueros, el de Las Zorras (dicho séa sin ninguna connotación machista), y más adelante, uno de los topónimos más hermosos de Guadarrama: Asómate de Hoyos.
Aunque los testigos interrogados no lo dejan claro, parece que más o menos a esta altura, alentado por la pureza de aire y quién sabe si por el pastel de puerros y gambas y tortilla que se había llevado, Reinaldo dejó salir a borbotones su cultura enciclopédica y sacó a colación la Batalla de Simancas. Otros no tenemos tanta información, pero disponemos de la Wikipedia. Por ella he sabido que está batalla enfrentó a Ramiro II de León y sus huestes a 100.000 musulmanes enviados por Abderramán III, quien con la sobriedad que caracteriza a los poderosos bautizó la operación como Campaña del Supremo Poder. Atravesaron la sierra de Guadarrama por el Puerto de Tablada. Este es el único nexo que se me ocurre para el relato de Reinaldo, que concluía, con toda la razón, que el que está arriba gana. Los yihadistas bajaron, llegaron a Simancas, y los cristianos, con la inestimable ayuda de un eclipse y la aparición de San Millán, les dieron para el pelo. 
A estas alturas y de la Loma de Bailanderos,  el calor apretaba hasta el final de la excursión. Para facilitar las cosas, distraídos por los relatos históricos que hemos descrito de forma somera, subieron, tal vez por accidente, la Najarra. Esta subida es la que quiere la ortodoxia que forme parte de la travesía. Pero de grandes ortodoxias están las sepulturas llenas, y podrían haber acortado un poco el peregrinaje. 
Mientras tanto, en el campamento base, este cronista oteaba el cielo tratando de avistar algún helicóptero de la Cruz Roja con tres montañeros a bordo maltrechos por un golpe de calor. 
Lo cierto es que llegaron al Puerto de la Morcuera a las 16,30 horas, con hora y media de adelanto sobre el horario previsto. Allí les esperaba abnegadamente Rafa (¡muchas gracias!). Tomaron unas cervezas, y fueron devueltos a su vehículo en Navacerrada. 
Madrid, que siempre sabe premiar a sus héroes, les obsequió con sendos atascos en Las Presillas y en la carretera de la Coruña, no fuera a ser que cayeran en la molicie.
José Luis Agud (montañero consorte)

13/06/2019 Senderismo: Las Calderas del Rio Cambrones: Elena Madurga







Preciosa ruta que recorrimos 17 senderistas en un día de recién estrenado verano, si bien, con momentos de agradecido frescor, especialmente para los 14 que recorrimos las conocidas calderas, que merece la pena visitar.
Nos reunimos al final de la calle Pocillo, dejando a la izquierda la Real Fábrica de Cristal Rafa, Conchita, Inma, Elías, Gloria, Rocío, Alberto, Marta, y Marta, y Marta, Felix, Mª del Mar, Paco, Melanie, José Vicente, Silvia y yo, que esta vez hice doblete: guía y cronista. ¡Premio merecido!
Se inicia en el llamado Puente de la Princesa desde donde se coge un camino de tierra; enseguida se llega a una cancela y tras atravesarla la ruta continua a la derecha por senderos que en muchos tramos se hace bordeando el río cambrones y rodeados de árboles en su mayoría robles y fresnos, junto con los arbustos que dan nombre al río, los cambroños. Es especialmente recomendable ir en esta época del año para disfrutar de los saltos de agua y las diferentes pozas o calderas tan características: unas piscinas naturales escavadas en la roca por el río. La más conocida es la caldera negra, cuyo nombre viene por su profundidad, a la que se llega tras cruzar el río y ascender por un sendero más empinado con alguna dificultad.  Es un recorrido de 6 kilómetros y desnivel de 250m.
Un día para disfrutar y que terminamos con nuestro habitual cierre con caña y tapa. 
Abrazos

23/6/2019 Montañismo: Los Chorros del Manzanares: Mª Eugenia Glez-Outón Velázquez





Comenzamos la jornada en el Club Mirasierra Emilio, Carmen Izquierdo, Marian y esta cronista. De aquí al aparcamiento de Cantocochino donde nos esperan Juan Carlos y Emilio. Antes de empezar la marcha acordamos modificar el recorrido previsto eligiendo otro más sombrío y agradecido en esta época del año. 
Salimos en subida camino del Collado Cabrón. En algún punto del recorrido comenzamos a descender adentrándonos en una zona más umbría y fresca que nos lleva de nuevo ascendiendo hasta la Charca verde y de aquí, con el Manzanares a la izquierda, a los Chorros del Manzanares. Y aquí estamos, en la Cuenca Alta del Manzanares. A la vista los saltos de agua y sus pozas. Si cierras los ojos la sensación no es menos grata, te sientes envuelto por una brisa refrescante y un sonido relajante. Tras las fotos oficiales, descendemos rehaciendo parte del camino. Carmen tropieza y cae sobre la rodilla izquierda haciéndose una ligera abrasión. Pero nuestro guía saca una lata-botiquín –olé la reutilización- y hace de enfermero eficaz. Y como la montaña es solidaria nos pasan unas tiritas y “Sana, sana…”.  Seguimos hasta el puente del Retén que hemos cruzado tanto en la subida como en la bajada. Completamos la vuelta en una ruta cuasicircular. 
Más o menos ese ha sido el recorrido. Sé, porque así me lo cuenta Juan Carlos, que hemos dejado a un lado el Puente del Francés, tanto a la ida como a la vuelta. Pero la verdad es que cómo no sé dónde queda, que cada uno ponga el dato donde sea en el relato. 
Al final nos ha quedado una marcha muy completa, con partes más exigentes y otras más llevaderas, de 13,5 km y un desnivel acumulado de 944 m que nos ha llevado 5,30 horas.
Por mi parte me dejé llevar, como siempre que os acompaño, disfrutando del paseo, la caminata, las subidas y las bajadas. Sin otra cosa en que pensar que disfrutar del entorno, la compañía y la charla.
Como decís los montañeros la montaña es una lección de vida y este domingo aprendo:
de Alfredo que “no hay atajo sin trabajo”,
de Mariam que las paradas para desalojos de líquidos se denominan “paradas hidraúlicas”, 
de Juan Carlos a distinguir la Mejorana y otro montón de cosas sobre viviendas de econergéticas,
de Emilio que se puede contar con su atención desinteresada 
y de Carmen que se la puede llevar a cualquier parte, que es como La Pedriza, que nunca defrauda.
Y del grupo de montañeros, en general, que sois acogedores, competentes, emprendedores, divertidos y un sinfín más de calificativos que podéis adjudicaros.
Que sirva esta crónica como despedida. Me voy pa Cai.
Hasta que nuestros caminos se crucen.
Mª Eugenia

16/6/2019 Senderismo: El Rio Angostura desde El Paular: Conchita Carvajal




Queridos Amigos
El pasado 3 de Junio, hizo un año, cuando Marisa, Aida y yo, nos dirigíamos muy pronto a lo desconocido. Aida había conocido a uno, que le dijo si queríamos ir a una marcha con ellos ¿Porque no probar? Allí íbamos a La Hiruela.
De regreso a Madrid (perdidas como era normal a pesar del GPS de Marisa) volvíamos encantadas, por lo bien que lo habíamos pasado, por lo bien que estabais organizados, la gente era simpática y normal, todo estupendo. Nos volveríamos a apuntar ¿ Y si les hemos caído mal y no quieren ? decía yo, pero Aida que es el optimismo personificado, dijo que seguro nos aceptaríais.
Y aquí estoy enganchada y disfrutando de cada marcha: Con Paz y su "chuchillo" ( lo digo con cariño ) Kaos, con mi vecina Roció, con Isabel y Alex y su jamón serrano, con la canción de Pepe, con la alegría de Sonsoles, con la guapa de Floren, con los pájaros de Pablo, con las clases de historia de José Vicente, con el buenazo de Gonzalo, con las encantadoras Caridad, con Ricardo el reportero, con las súper chicas: Begoña, Gloria, Marisas, Marias, Elenas, Martas, Mª del Mar, Inma......con el gracioso de Reinaldo, con todo el resto de estupendos montañeros y con todos los que no nombro porque sigo liándome un poco con los nombres. Del jefe no digo nada porque se me notaria mucho que le estoy haciendo la pelota.
Gracias por aceptarnos.
La marcha del pasado domingo, muy bien guiada por el jefe sustituto José Vicente, fue por "El rio Angostura" o " Pequeña ruta de Iguazu" como la bautizo Félix. Preciosos saltos de agua y cascadas cristalinas, miles de robles, abedules, brillantes helechos....los arboles a rebosar de líquenes, eso si que es respirar aire puro, una gozada. Pasamos por un puente de madera y caminamos un rato en fila india por el borde del rio, lo de ir escuchando correr el agua tampoco esta mal, un poco mas delante estaba el puente de piedra medieval y piensas como viviría la gente de esa época, creo que no tenemos ni idea.
Cuando se puso el camino un poco complicado, subimos al sendero, allí J.V. cogió una pequeña pelotita marrón de un roble, se llama "Agalla" es una defensa del roble para aislar los huevos de un parasito, no es un fruto del roble que lo que produce son bellotas ¡Lo que sabe el bisabuelo!
No se cuanto tiempo estuvimos andando sin prisa, como de paseo, sin dejar de hablar un minuto, yo la que mas, hasta que decidimos volver y recuperar a Aida que se quedo esperándonos un poco detrás, porque vio una cuestecilla y dijo que no subía. Nos tiramos en una explanada de hierba, compartimos lo que cada uno llevaba en su mochila, seguimos y seguimos hablando, Marta nos puso al día de como funciona la sanidad publica, principalmente en su hospital, lo bueno y lo malo.
Abrazamos arboles por lo de la energía y las chicas nos hicimos fotos con la bandera, que es un momento que me encanta en cualquier marcha ¿Sera por lo sonrientes y contentos que siempre salimos?
A la vuelta empezamos a cruzarnos con senderistas tardíos y algunos ciclistas. Ya cerca de los restaurantes se iban amontonando las familias con sus mesas, sillas y tortilla de patata. Nos quedamos en el primero, pedimos todos cervezas y claras (1,50) y un tinto de verano (3,50)¡Qué jetas! Aida y Marta repitieron ronda, pero Marta que era la del tinto, tubo que conformarse con una cerveza. Los 8 éramos Silvia, Alfredo, José Vicente, Aida, Félix, Marisa, Marta y una servidora. Alfredo te pongo en mi lista de senderistas súper simpáticos, ha sido un placer charlar contigo, espero que coincidamos mas a menudo

    Distancia andando 12,9km
    Pasos  17.964
    Pisos subidos 28
    tiempo total de la marcha 4h. mas o menos

Por supuesto el viernes voy a la nocturna, ya tengo preparado mi frontal, una rista de ajos y una bufanda para el cuello, por si aparece Drácula, aunque seguro que al sexo débil nos ibais a defender con uñas, dientes y una estaca.
Para los que no nos veamos hasta la próxima temporada, que paséis un buen verano, en La Conchinchina o cualquier sitio de nuestra preciosa España, eso si siempre disfrutando de la naturaleza.
Muchos besos
Conchita

16/6/2019 Montañismo: Puerto del Reventón: Reinaldo Vazquez





Había muy poca gente apuntada a esta excursión. Francisco Vaquero y Elías Rodríguez, A mí la distancia a la que se encuentra La Granja me echa atrás. Ya me ocurre con el valle de Lozoya, encajonado entre el desdoblamiento de la sierra madrileña. Pienso que tiene lugares preciosos, pero que no compensa la distancia. En este caso, incentivado por los comentarios, crónica y fotos de los senderistas que habían realizado el chorro grande del Cambrones unas semanas antes y por mi compañera de destino que se había ido desde Rascafría a La Granja y vuelta en la misma semana decidí apuntarme porque ver el chorro merece la pena. Mi compañera me había dicho que ni en la ida ni en la vuelta lo habían visto, que lo recordaba malamente de cuando habíamos hecho juntos ese recorrido. Pensé: como puede ser tan torpe la gente para subir el Reventón y no visitar esa maravilla de agua corriendo.
Posteriormente, cerrado el plazo oficial, se apuntó José del Campo. El único que salía de Madrid era Elías por lo que le propuse ir juntos. Quedamos en la capilla de La Florida y cuando llegué me esperaba allí. Recordé a Mar y Rosa y las diferencias entre el cerebro femenino y el masculino. Mi conclusión es que Elías se orientaba mejor.
Seguimos en mi coche hasta La Granja sin más problema que la amenaza constante de la presencia de un radar móvil. José nos esperaba en el aparcamiento frente a la fábrica de cristal. Nos siguió hacia la urbanización donde habíamos quedado con Francisco. Elías sacó su teléfono y Google Maps nos guío en contra de mi memoria, cuando habíamos dado una vuelta en círculo y empezábamos la segunda vuelta me rebelé contra Google y apliqué mi criterio, en tres minutos avistamos a Francisco que había salido a la carretera. Los tres coches continuamos hasta el portillo de la calle Fuente de los Infantes.
Después de este incidente pensé que no se trataba de diferencias entre el cerebro masculino y el femenino. No, el hecho diferencial se encuentra en cerebros abducidos por Google y cerebros que se resisten a ser fagocitados por los habitantes de ese exoplaneta que atrofia las cualidades innatas de los humanos.
Yo era el guía, pero está visto que no tengo autoridad o no me quiero imponer. Mi neoliberalismo me traiciona. Elías se había descargado anoche la ruta que íbamos a hacer. Cuando llegamos a la primera bifurcación dije a la izquierda, pero el satélite dijo a la derecha. Insistí, el chorro grande del Cambrones está a la izquierda, pero quien iba a luchar contra un satélite: fuimos a la derecha. Por fin llegamos al camino que sube desde la tapia del palacio, bueno y con una pendiente constante. Allí nos preguntó un corredor si seguía el camino de la derecha o el de la izquierda ya que quería ver el chorro. El satélite contestó que el de la izquierda, menos mal que ni él ni nosotros lo seguimos, por una vez me impuse. El de la izquierda era un cortafuegos que lo había recorrido hace años con Jesús Extramiana.
Francisco tiró hacia arriba fuerte, como se creía el más joven tenía que dar ejemplo, y Elías le siguió. Tuve que sacar a Francisco de su error, lo tomó con incredulidad, ¿cómo yo con mi pinta decrépita pretendía ser más joven?
Llegamos a la Fuente del Infante, siempre la he conocido en singular, a pesar de que la calle emplee el plural. Desde allí seguimos sin tanta pendiente paralelos a una tapia de piedra que llega hasta el portillo del Reventón. Una vez en el portillo hicimos una pequeña subida adicional hasta el hito del punto geodésico. Hicimos dos paradas, una en cada sitio y Francisco nos aleccionó en como comprar billetes baratos para vuelos y nos asombró con sus interminable viajes y excursiones. Pude recordar con él la laguna Negra, en la provincia de Soria, cerca ya de Montenegro de Cameros, el único pueblo de Cameros fuera de La Rioja, las lagunas de Neila cercanas a Quintanar de la Sierra en la provincia de Burgos, y el rio Lobos, a caballo entre ambas provincias, desde la burgalesa Hontoria del Pinar hacia al soriano Burgo de Orma. La verdad es que no para. Y le da tiempo como a Elías de hacer una carrera más. Con el calor que hacía hoy, Francisco no venía disfrazado de papá noel bonachón. Tampoco nos ha hecho un calor excesivo.
A partir de la Fuente del Infante, prácticamente de la misma tapia de piedra, surgen cada cierto tiempo manantiales, cabezas de arroyos. Se trata de un semicírculo bastante plano y los pequeños arroyos son como los radios de esa figura. Nos explicó un geólogo en la excursión que hicimos con Jesús que allí hay una placa de granito que recoge el agua de los montes circundantes y que aflora al llegar a la placa. Se juntan los regatos en el centro generador del semicírculo y forman el caudal del Cambrones que abastece generosamente el chorro. Al llegar a la prolongación del río propuse girar para ver el chorro, advertí que podía en algunos tramos ser difícil. Nuevamente se impuso Google, debíamos seguir un poco más y torcer a la derecha, era más fácil. Así lo hicimos desgraciadamente.
José del Campo había oído mis comentarios y decidió seguir por el camino por el que habíamos subido, le propusimos ir con él, pero lo rechazó con unos argumentos geniales, 1º. tenía tendencia a caerse, 2º no le gustaba caerse, y como no le importaba bajar solo, pues nos dejaba, él prefería el camino bueno conocido. Bajamos por el cortafuegos ya recorrido en la excursión con Jesús, la bajada de gran pendiente y con arena suelta, una pesadez que nos hizo ir muy despacio, tanto que a pesar de que José caminó el triple que nosotros, únicamente le sacamos un minuto. Como habréis podido imaginar ni nos acercamos al agua. Me acaban de mandar una conferencia donde se dice que el estereotipo de nuestra propia vida se convierte en profecía, y que las personas optimistas sobre si mismas viven siete años y siete meses más que las que tienen una autovisión pesimista, las primeras desarrollan el hipocampo. Recuerdo otra donde se decía que el senderismo especialmente por terreno no uniforme también lo hace. Si ambas cosas están conectadas, andar por terreno abrupto, si no te matas, alarga la vida. José no creo que con tu actitud cumplas sesenta años.
Francisco nos llevó al hogar del jubilado “San Luis” supongo que en honor a nuestro único rey de ese nombre muy vinculado con el real sitio. En la subida conté las andanzas de su esposa doña Luisa Isabel de Orleans, pero no es propio reproducirlas por escrito en este sitio. Allí nos invitó Elías al aperitivo, unas cervezas sin alcohol malas, pero acompañadas de doce pescaditos en gabardina, sepia empanada (4), mejillones, dos cruasanes rellenos de jamón y queso partidos por la mitad, aceitunas, pan y algo que se me olvidará seguro. Todo ello con la conversación que pusimos nosotros. Mar habría sido tu envidia. Además, por seis euros.
Los de fuera se quedaron a comer judiones, codornices y huevos fritos con chorizo. Los de Madrid volvimos. Yo iba enfadadísimo, había ido par ver el chorro grande y no lo había visto, era el guía y Google se había entrometido. Formé mi firme decisión de no volver a una excursión de los montañeros. Cuando dejé hoy al mediodía a Elías en su coche le dije: “¿Nos veremos el viernes?” Contestó “Sí, iré. Me apetece mucho la marcha nocturna a Peñalara”. Repliqué: “A mí también”.
Os invito a todos, senderistas y montañeros a que no faltéis. Un abrazo a todos.
Reinaldo