CRÓNICA DE LA SUBIDA A LA NAJARRA                       27 DICIEMBRE 2015

          Con la subida, en el día de hoy,  al Pico de la Najarra hemos dado por clausurado el programa de salidas del año 2015 de nuestro Club de Amigos-Montañeros-Senderistas
de Mirasierra.
          A diferencia de otros años, la meteorología se ha aliado con nosotros y nos ha ofrecido una mañana bellísima, soleada y de agradable temperatura, aunque a primera hora de la mañana era muy aconsejable abrigarse para protegerse de los pocos grados que nos ofrecía la temperatura reinante.
          Una vez en el Puerto de Canencia, iniciamos nuestro recorrido, perfectamente visible y divisable dada la claridad del día. El grupo se estira ligeramente pero sin llegar a que se produzcan cortes. Todo el mundo está motivado y esto anima la marcha. Casi sin darnos cuenta y tras superar una pequeña pala nos presentamos en el Collado de la Najarra. Vistas impresionantes a derecha e izquierda: la Loma de Bailanderos marcando la ruta de la Cuerda Larga, el Pico de Peñalara todavía desnudo de nieve, la Hoya de San Blas, el Embalse de Manzanares y un poco más alejado el de El Pardo.......y además justo a nuestro lado, un numeroso grupo de cabras que vienen y nos dan los buenos días. Posan para nuestras fotos, nos saludan y siguen su camino.
Nosotros también seguimos nuestra ruta, ahora sólo nos basta con mantener la horizontal para llegar a nuestro vértice geodésico de La Najarra (2.120 mts). En menos de dos horas aquí nos hemos plantado. Satisfacción en los rostros de todos. Para algunos, primer contacto con este emblemático lugar, para otros nuevo re-encuentro con la cima “de los mejores deseos para el Nuevo Año”, pero para todos, nuestra “primera Najarra” sin nuestros grandes amigos Jesús y Mónica.  Palabras de enorme cariño y respeto hacia vosotros dos, recordando vuestra fuerza, ímpetu, alegría, energía, lucha.....No ha sido una celebración cualquiera. Y de eso podemos dar fé los 19 Amigos-Montañeros-Senderistas que estábamos en la cumbre. Hoy celebrábamos que gracias a tí Jesús, estábamos en  plena naturaleza y en el lugar que tú habías institucionalizado, el Pico de la Najarra, despidiendo el año y deseándonos lo mejor para este Nuevo Año que va a comenzar. ¡Las buenas y sanas costumbres hay que mantenerlas y divulgarlas, y en eso estamos !
Cava, turrón, mazapanes, champagne y toda clase de dulces navideños salieron de las mochilas de los allí presentes. Entre brindis y brindis disfrutamos del entorno y de las fantásticas vistas que éste nos obsequia  de las vertientes madrileña y segoviana. Ponemos a prueba nuestro conocimiento del medio, algunas veces ayudados por nuestros guías de cabecera Antonio, Pablo, Toño,......todo el mundo reconoce, identifica y ubica algunas de las zonas pateadas y visitadas en nuestras salidas. ¡ Objetivo conseguido: conocer y reconocer los parajes que nos rodean!.

Después de toda evocación y deleite, nos toca bajar por camino distinto al utilizado en la subida. También fácil, muy bien marcado y rápido. Una hora de bajada y alcanzamos los vehículos. El rito de la caña final de trayecto, esta vez lo hacemos en Miraflores. Después, abrazos, despedidas y nuevos deseos para el Nuevo Año entre todos los asistentes, que fueron: Rafa García Puig, Toño Giménez, Pablo Puerta, Antonio de la Fuente, Reinaldo Vázquez, Emilio Rodriguez, Gonzalo Fernández Lamana, Alfonso Simón, Carmen Vázquez, José Vicente Almela, Elena Madurga, José del Campo, José Eugenio Soriano, José María Delgado, Katinka Oskarsson, Luis Borges y su esposa Maribel, Patricia Pavageau y el que “se enrolla redactando”.

FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS.


Juan Carlos Aguilón.
























Crónica del día 19/12/2015.


La Pedriza. Homenaje a Jesús Extramiana



Con el ánimo de rendir un cariñoso homenaje a Jesús, transcurrido ya casi un año desde que nos dejaron tanto él como Mónica, nos reunimos este sábado 37 montañeros/as y senderistas. La mitad de los participantes estabamos en el club a las 8:00 h., puntuales como un reloj, para salir 10 minutos más tarde hacia la Pedriza. Allí nos juntamos en Canto Cochino con el resto del grupo, que habían subido directamente.

A las 9:00 h partimos el nutrido grupo compuesto por:

Rafael García Puig, Juan Carlos Aguilon, Manuel Visiers, Jose Eugenio Soriano, Jose Llorente, Marisol, Antonio de la Fuente, Viky Cadahia, Mariane Delgado, Gloria Fernandez, Estrella Extramiana, Paz Vizcaino con su perro Rocky, Amparo Florez, Margarita Alfaro, Reinaldo Vazquez, Elias Rodriguez, Irma Rossi, Jose Antonio Rodriguez, Gloria, Laura, Mónica, Alfredo Carlavilla, Paco Vaquero, Jorge Dukelsky , Jose María Delgado, Gonzalo Fernandez Lamana, Jesús Matamala, Pilar Caridad, Alfonso Simón, Mari Carmen Vazquez, Luz, Juan del Hoyo, Sandra Tojeiro, Rocío Eguiraun, Estrella Extramiana, María Lamo, Marisa y el cronista en esta ocasión: Alberto Extramiana.

Tras cruzar los dos puentes de madera y coger un sendero a la izquierda que asciende ligeramente siguiendo el curso del Arroyo de la Majadilla, llegamos en unos 15 minutos de cómodo paseo a la amplia pradera en la que hace ya casi un año hicimos el primer homenaje a Jesús y plantamos una encina en su memoria.

Una vez allí reunidos, y tras visitar la encina que plantamos en su día, hubo varias intervenciones recordando la figura de Jesús y el legado que nos ha dejado a todos tras haber animado la actividad de senderismo y montañismo durante unos cuantos años, haciéndonos partícipes de su gran pasión por la montaña y de su espíritu aventurero. Por este orden, tomaron la palabra Rafael García, José Eugenio Soriano, yo, y Paz Vizcaino. Las palabras fueron un cariñoso y emotivo recuerdo de Jesús, de su legado y de su pasión por la montaña y por la vida, destacando también el hecho de haber mantenido su espíritu en este año de actividad de senderismo y montañismo, gracias a la coordinación de Rafa y a su implicación y la de personas como Juan Carlos, Antonio, José Antonio, Paco, todos los ponentes de las charlas que se han dado en el Club sobre la actividad, y en general, a todos los participantes en las salidas, cargadas siempre de compañerismo y de buenos momentos compartidos. Sin duda, tanto su memoria como el espíritu con el que animó esta actividad siguen estando muy presentes entre nosotros.

Tras las intervenciones, y tal como hicimos hace casi un año en el mismo lugar, todos los presentes entonamos la canción "Agur Jesusen ama", siguiendo la pauta y la letra facilitada por Manolo Visiers, que lideró el coro con su espléndida voz. Fue un recuerdo emotivo y muy bonito.

Como colofón, Manolo leyó un poema precioso de Mario Benedetti, titulado "no te rindas". Un poema que me consta estaba entre los favoritos de mi padre y que recuerdo haber leido hace ya tiempo en alguno de los e-mails compartidos en el club de montaña.

Tras finalizar el homenaje en la pradera, la mayoría de los presentes iniciamos la marcha hacia el refugio Giner, siguiendo un sinuoso sendero jalonado de rocas y de maleza, con subidas y bajadas, de esos que tanto le gustaban a mi padre.

Una vez en el refugio, y tras realizar varias fotografías de grupo, una parte continuó el ascenso para llegar hasta el Tolmo, mientras que el resto disfrutaba de un caldo y avituallamiento en el refugio y emprendía el regreso posteriormente hacia Canto Cochino.

Los que subimos hasta el Tolmo tomamos allí un tentempie en agradable compañía, tras el cual regresamos hacia Canto Cochino.

En Canto Cochino nos unimos de nuevo los dos grupos sobre las 13:00 h y allí tomamos al asalto la terraza para disfrutar de las ansiadas cervezas, agradecidos por la experiencia y por el buen clima reinante, tanto en el plano meteorológico como en el humano.

Tras unos 45 minutos de charla, risas, anecdotas, recuerdos, compañerismo y muy buen ambiente, nos despedimos para regresar a casa, llevándonos el recuerdo de una gran jornada, muy completa, con momentos y recuerdos muy entrañables y emotivos, y con una excursión agradable, en un día soleado y en un paraje con unas vistas como siempre espectaculares.

Gracias a todos por participar en esta ocasión tan especial y aprovecho para desear unas felices fiestas a todos los lectores de esta crónica. Un abrazo para todos.

Alberto Extarmiana

No te rindas”
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque ésta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.


Mario Benedetti









Crónica del domingo 13/12/2015

Subida al Pico del Nevero

Partimos desde Mirasierra ya distribuídos en los coches que Rafa nos había asignado. (No hay duda de que ejerce de jefe, a mí me tocó la crónica no porque me hubiera inscrito la última, sino porque Rafa me dijo que ya me tocaba. Aquí no se libra nadie). Así que ya sabéis, hay que ingeniárselas para recabar datos de los que saben, otro poquito de internet y de lo que uno ha podido ver, que será una pequeña impresión de lo que ese día nos ha ofrecido.
Vamos con esa descripción:
Desde el puerto de Navafría a 1.775 m, donde dejamos los coches, subimos 22 montañeros y senderistas por un cortafuegos entre pinos silvestres y algún roble.
Componíamos la marcha los siguientes: Rafael García Puig, Gloria Fernández, José del Campo, Emilio Rodríguez, José Antonio Rodríguez, Elena Madurga, Reinaldo Vazquez, Viky Cadahia, Rocío Eguiraun, Coro la Tasa, Paz Vizcaino y su perro Rocky, Mariane Delgado, Katinka Oskarsson, Alfredo Carlavilla, Juan Carlos Aguilon, Patricia, Gonzalo Fernández Lamana, Pilar Caridad, Alicia Caridad, Emilio Caridad, Pablo Olavide y yo la cronista Mamen Jurschick .
Es un primer tramo con una pendiente de las que te quitan el frío y las ganas de hablar a los 5 minutos de comenzar, lo cual no está mal para ir entrando en calor.
Este puerto es el único que comunica directamente el valle de Lozoya con la provincia de Segovia, y el Nevero es la montaña más alta de los Montes Carpetanos. 
Hacemos una primera parada en Hoyo Grande, desde donde pudimos contemplar el embalse y el pueblo de Lozoya, el pico de Peñalara, apenas con unas "manchitas" de nieve.
Una vez superado este tramo, que es el más empinado, continuamos por el Alto del Puerto, ya mucho más suave. El paisaje al llegar a este punto cambia, dejamos el pinar y nos encontramos con pradera de montaña, pedreras y matorrales bajos propios de estas alturas.
Por fin llegamos al Pico del Nevero (2.209 m). El nombre de esta montaña viene de un característico y visible nevero con forma de Z situado en la zona alta de la cara sur, en dicha cara. Son visibles los rasgos glaciales. La verdad es que yo no lo vi, ahora que lo sé espero fijarme la próxima vez.
Afortunadamente nos hizo un día espectacular, sin viento para la altura a la que estábamos, que es de agradecer. Sólo cubría el valle una suave neblina que no nos impedía divisar todo el valle de Lozoya, la Cuerda Larga, el embalse de la Pinilla..
Por supuesto, no faltaron las fotos en el punto geodésico primero de nuestro grupo y luego con todos los del grupo de Segovia. 
Y después del esfuerzo y la satisfacción de llegar a la cima, compartimos dulces navideños y brindamos con champán, como ya es tradicional. 
El grupo segoviano cantó un villancico acompañados de panderetas y gorros de papá Noel, ayyy! esas tradiciones, mientras colocaban el belén de barro al abrigo de un recoveco entre rocas.
Lo mejor del día, reunirnos una vez más senderistas y montañeros, ponernos al día los que no nos vemos hace algún tiempo, andar mientras charlas con tus amigos por estos paisajes serranos, siempre cambiantes según el tiempo que toque y en las subidas poner a prueba tus fuerzas y concentrarte en respirar.
Y por supuesto las cervezas que son el premio a la meta conseguida y la satisfacción de haber compartido un domingo más.

Un abrazo,

Mamen

















CRÓNICAS DEL DOMINGO 6/12/15

Integral de Peñalara, Lagunas, Riscos de Claveles y Pájaros. 

A las 7:30, muy puntuales, a las puertas del Club Mirasierra nos fuimos congregando los siguientes montañeros: José Antonio Gutiérrez y María Moriano, (que hacían su primera marcha con el Club y a los que damos la bienvenida) Antonio de la Fuente, Charito Zambrano, Emilio, Reynaldo y quien redacta esta crónica, Jesús Matamala. En Cotos nos esperaba José Antonio Rodríguez; ocho componentes en el grupo.
Una hora después iniciábamos la marcha en el aparcamiento de Cotos con una temperatura en torno a los 5 grados, cielos despejados y tiempo estable.
Siguiendo la hoja de ruta marcada por Rafael nos encaminamos por la pista forestal hacia Peñalara. Breve parada en el mirador de La Gitana desde el que se obtiene una bella panorámica del valle surcado por el arroyo de las Guarramillas. Allí, en la bifurcación delante del cobertizo, tomamos la senda de la derecha con dirección las lagunas. Casi solitarios a tan tempranera hora, vamos ascendiendo con paso decidido a la vez que hacemos pequeñas paradas para despojamos de alguna prenda. A nuestra izquierda aparece la señal a la Laguna Grande que decidimos ignorar. Continuamos solitarios hasta la de los Pájaros, cubierta por una gruesa capa de hielo. A nuestra izquierda la impresionante mole de Peñalara y Risco de Claveles y Pájaros. Lo más duro de la marcha estaba por venir.
Desde el Este iniciamos la escarpada ascensión a los Riscos de Pájaros y Claveles. La nieve, hasta este momento casi inexistente, comienza a dificultarnos el ascenso, muy helada en la umbría. Dudamos si subir por las crestas o bordear por el lado derecho de nuestra marcha. Optamos por arriba, puesto que el lado derecho al estar en la umbría nos pareció aun con más dificultad. Tarea complicada, lenta y delicada que con éxito realizamos. Ya no estábamos solos. Había otros como nosotros asumiendo idénticos retos y riesgos en los riscos. A pocos metros teníamos Peñalara (2.428m), que se veía muy concurrida de montañeros, y a donde llegamos después de tres horas y media de camino. Todo salía como estaba previsto. Nos encontramos con el grupo de senderismo que allí nos esperaba. Saludos, presentaciones, y a compartir unos minutos de relajación y descanso. Tras el picnic, todos juntos nos dirigimos, hacia las cumbres de las Dos Hermanas, en suave descenso para tomar las zetas que nos dirigían a Cotos. Dado la hora del día y el tiempo estable parecía que formábamos parte de una romería en la que unos iban y otros volvíamos. Ya en Cotos, pasadas las dos de la tarde y tras una bajada distendida, unos con más obligaciones, pronto emprendieron el regreso, otros hicimos una breve visita a la Venta Marcelino.
Ha sido un placer compartir las experiencias de este día tan agradable con todos vosotros. Feliz semana.

Jesús Matamala.
               



                 


El Peñalara

Un día radiante y una excursión que ha salido en todo según lo planeado. A poco más de las nueve empezamos el recorrido. A esa hora todavía la temperatura era algo baja – unos cuatro grados; no mucho para estar en diciembre – pero en cuanto empieza uno a subir sobra parte de la ropa. La pendiente del camino fue haciéndose más exigente, pero el grupo aguantaba bien. De vez en cuando aparecía un atleta de montaña, no necesariamente joven, que subía corriendo por donde nosotros íbamos andando con algún esfuerzo: la conclusión es que en todo deporte hay Ronaldos. Una vez alcanzada la Hermana Menor (2.271 m, 440 m de subida) todo cambia: hay vista las dos vertientes y se ve engañosamente cerca la cumbre del Peñalara. Se puede divisar Segovia y muy cerca, casi debajo de nosotros, La Granja. Y así, poco a poco llegamos a la cumbre. Repusimos fuerzas como es habitual y al cabo de un rato empezaron a aparecer nuestros montañeros. Un rato juntos, charlando y a empezar la vuelta, mucho menos dura a pesar de que algunas piedras se empeñan en rodar. Bastantes excursionistas, normal con un tiempo tan bueno. Luego, ya en Cotos, los que teníamos menos prisa disfrutamos de unas cervezas, con una intensidad de disfrute reservada únicamente a los que la han merecido andando durante casi cinco horas por la montaña.
Los senderistas han sido hoy Rafael, Gloria, Rocío, Sonia, Mencía, Cosme, Cosme Jr, Eduardo, Charo y el cronista,


Alfredo.

CRÓNICAS DEL DOMINGO, DÍA 29/11/2015

Del Puerto de Canencia al de La Morcuera

Llegamos al puerto Canencia (1524 m) puntuales como siempre y allí nos reunimos Pablo Olavide, Pilar y Alicia Caridad, Begoña Mata, Coro la Tasa, Rocío Eguiraun, Marisa Ruíz, Katinka, y yo, total 10, que no nos numeramos ni al salir ni al llegar, pero no nos perdimos ninguno.
Empezamos una bonita caminata por la senda forestal, casi autopista, que une los dos puertos: el de Canencia y el de la Morcuera, y que transcurre por la cara norte entre pinos de buen porte caracterizados por el color rojizo de su tronco, algún que otro abedul, piornos y enebros rastreros. Es el GR 10.1
El anticiclón que teníamos encima nos regalaba un día claro, sin nubes, sin viento y fresquito, como dice el manual. Esto, unido a la umbría propia de la vertiente hacían agradable el uso de los guantes y del gorro.
Ir con Pablo es un seguro de tropezones, por tanto mirar y escuchar los pájaros, y de amenidad: ¡Lo que sabe y qué bien lo cuenta!
Siempre dentro del bosque, cruzamos un arroyo, el “Sestil de Maillo”, y un afluente del anterior y así, entre pinos, ligeras rampas y sucesivos collados llegamos a una amplia pradera que era el punto más alto del recorrido. Allí sí que se agradecía el sol.
Retomamos la senda, y con una suave pendiente llegamos hasta el arroyo de la Hoyuelas donde nos paramos a tomar el tentempié.
Una curiosidad: Todos nos preguntamos, y ninguno sabíamos el nombre del alto que está al SW del Puerto de la Morcuera. Porque Morcuera significa hito o mojón de señalización, creo.
Regresamos por el mismo camino: Lanzadera le llamo a este tipo de itinerario.
La vuelta fue un poco más rápida que la ida y nos guardaba una, a mi juicio, muy agradable sorpresa: Una magnífica vista del valle del Lozoya con el embalse de Pinilla al fondo.
Así llegamos al puerto, cogimos los caballos y a casa.
No me reprimo y pego el pantallazo del navegador (Gracias Paco Vaquero por incluirlo)




Un abrazo, y feliz semana


Gonzalo Fernández


La Pinareja

El domingo 29 de noviembre de 2015 no encontramos en la puerta del club Mirasierra Antonio de la Fuente, Mar Barrionuevo, Mamen Jürschick, Jacinto Alcalde y yo, Reinaldo Vázquez. Salimos por la carretera de Colmenar hacia Cercedilla, en el aparcamiento de Majavilán habíamos quedado con el equipo de Colmenar Viejo compuesto por Jorge Dukelsky, Juan Carlos Aguilón, Alfredo Carlavilla y Paco Vaquero.
Los de Mirasierra llegamos cinco minutos antes, porque incumplimos los límites de velocidad. Este escrito es una narración novelada por lo que no pueden tomarse mis comentarios al pie de la letra, seguro que llegamos antes porque los de Colmenar llegaron después. Allí en el aparcamiento me dijeron todos que yo era el cronista por encomienda de Rafael, como no había recibido el correo dudé, pero su convicción pudo con mi desconfianza.
Durante el camino el termómetro del coche había llegado a los –3´5º, curiosamente en el aparcamiento la temperatura era de un grado sobre cero, supongo que por la protección del bosque. De todos modos nos abrigamos.
Nos pusimos a andar a las nueve menos veinte, justo detrás de los coches sale un camino que asciende con pendiente pronunciada, al poco alcanzamos la carretera de la República, a la derecha ascendía y nosotros descendimos unos metros para seguir por otro camino igualmente pendiente. Rechazamos la carretera republicana lo mismo habríamos hecho si hubiese sido del dictador Miguel, frenético constructor de obra pública; ningún perjuicio cronológico o de ideas, nos llevó a ello, sino que repudiábamos las facilidades que nos brindaba. Seguimos subiendo a ritmo muy rápido encabezados por Paco. En las dudas en caminos Antonio dio instrucciones de seguir el que más ascendiera. El esfuerzo de la subida hizo que las capas de ropa empezasen a caer inmediatamente. Además, el día, que había aparecido con temperaturas muy bajas, cambió radicalmente, a lo que se añadía que el cielo transparente que dejaba pasar la radiación y la ausencia de viento contribuyeron a elevar la sensación de calor.
Llegamos al límite de la provincia de Madrid, una puerta en la que se podía leer un cartel que prohibía el paso de julio a septiembre nos dio paso a la vertiente norte segoviana. Una senda relativamente horizontal nos condujo entre lo que supongo eran pinos silvestres o de Valsaín, a los pies de la peña del Águila, hasta los Ojos del río Moros, Paco y yo bajamos a ver el nacimiento del río y no había caño ni gruta, el agua se filtraba de la tierra con un caudal considerable para este arroyo que se convierte en río por la suma de otros hasta desembocar en el río Eresma por su izquierda. Pudimos ver dos embalses, uno pequeño y otro más abajo de tamaño mayor, probablemente sean los de las Cabras o Espinar y el del Tejo de las Tabladillas.
Llegamos a un collado entre el Montón de Trigo y el Pinarejo, desde allí se veía la planicie segoviana, la capital, La Granja, Peñalara nevado. Giramos a la derecha y subieron al Pinarejo, un camino recto al principio que se dirige a la cumbre sin perder tiempo y que luego desaparece, tal vez no se viese por la nieve que ya habíamos encontrado más abajo. He dicho que subieron porque yo me quedé hablando por teléfono, deberían prohibirse las llamadas entrantes, sobre todo cuando son de trabajo. Cuando acabé acometí la subida y en mitad de la cuesta estaba Alfredo esperando, siempre atento a que no se quede nadie descolgado. Tuvo que seguir aguantando mis paradas porque me rendí a fotografiar el valle que se abría entre la sierra de Guadarrama y la Mujer Muerta, y hacia el este Peñalara, la Bola del Mundo, la Maliciosa...
En la cumbre nos esperaba el resto del equipo, tal vez solo lo hicieron porque ya no podían seguir subiendo. Agua, poca comida y foto que nos hizo un voluntario al que devolvimos gustosos el favor.
La proximidad, estar encima de su cabeza, nos impedía ver la representación que desde Segovia es clara de la Mujer Muerta. Tendremos que comer cochinillo en Segovia para contemplarla, propuso alguien, y es buena idea.
La bajada fue rápida, pero curiosamente se nos hizo más larga que la subida. La pendiente del Pinarejo es un pedregal que nos hizo difícil los dos sentidos, al material suelto había que añadir la nieve, pisarla sin un firme plano inspiraba desconfianza. Hielo, prácticamente, no encontramos.
De vuelta al collado pensé que lo que quedaba sería cuesta abajo, pero en vez de volver acometimos la subida hacia el Montón de Trigo. Aquí Paco, cronista fotográfico, empezó a retrasarse porque paraba para hacer fotos, pero en segundos nos alcanzaba. Hoy había llegado fortísimo y seguro que su alarde habrá merecido la pena porque las vistas eran dignas de perpetuarse.
Ganada media altura nos dirigimos hacia el cerro Minguete, que tampoco acometimos. Seguimos por un camino, que rodeaba el cerro por el oeste y al que daba el sol de levante y que no daba opción a abandonarlo por la pendiente de la ladera. La senda era estrecha, con piedras, pero suficientemente seguro, su orientación evitaba la formación de hielo.
Hubo un momento en que se abrieron a nuestros pies dos valles, continuidad uno del otro, hacia Segovia y hacia Madrid.
A partir de aquí, bajada hasta el puerto de la Fuenfría, donde encontramos mucha gente que sin duda habían subido por la carretera de la República, nosotros la volvimos a despreciar y bajamos por la calzada romano-borbónica, su capa de firme fino ha desaparecido y sus piedras de la parte inferior hicieron estragos en las rodillas lesionadas. Cuando por tercera vez nos encontramos con la carretera se nos ofrecían otras dos opciones seguir recto por la calzada, a la izquierda por el monte o a la derecha por la comodidad decadente. Elegimos ésta, no por nuestro envilecimiento sino por solidaridad con las rodillas de nuestros compañeros.
Llegamos muy rápido al aparcamiento. Eran las dos. Cinco horas de marcha, descontados los veinte minutos de la cumbre y unos catorce kilómetros. A todos nos pareció poca distancia la que había medido el GPS de Juan Carlos. Tres kilómetros, por ejemplo en el camino del puerto hacia Segovia es una velocidad que se puede duplicar, pero por las sendas o los pedregales que habíamos recorrido con subidas y bajadas pronunciadas no es mala media.
Como siempre gracias a Dios por la sierra que tenemos, a todos los que habéis ido por vuestra compañía y a los que habéis preparado el itinerario y os habéis encargado de la gestión de la convocatoria por vuestra dedicación y buen resultado. Muy especialmente al que se haya encargado del buen tiempo, maravilloso.


Reinaldo Vázquez









Crónica del domingo 22 Noviembre de 2015

LA PEDRIZA: LOS CHORROS-COLLADO DE LOS PASTORES

      No por larga una crónica es mejor, que aquí, como en otros órdenes de la vida, cantidad y calidad no van siempre unidas. Más yo prefiero que las mías sean largas, para que de una forma u otra sean recordadas como "grandes". 
Y con el ánimo así dispuesto y la promesa a mis compañeros de redactarla a página por kilómetro recorrido me encontré esta mañana con mis compañeros de aventura: Antonio, Mar, Juan Carlos, Charito, Jorge, Sandra y Emilio.
       Salimos a las 8:25 de nuestro querido Canto Cochino en pos de los Chorros del Manzanares, primero, y del Collado de los Pastores después. Portamos impedimenta invernal, pues los dos grados de salida y la amenaza de la niebla y los nubarrones no nos dejan lugar a dudas: se acabó el veranillo de San Martín. Remontamos el Manzanares por su margen derecha, dejamos la Charca Verde y el Puente del Francés, que no cruzaremos, hasta el Puente del Retén. Este sí lo habremos de tomar para vadear nuestro madrileño río que, había que verlo esta mañana de crecido y bravío, enriquecido por sus tributarios. En hora y media nos plantamos en los Chorros y el tiempo a partir de este momento empieza a crecerse como El Manzanares, sabedor de que contra él no hay quien se bata sin sufrir descalabro. La suave cellisca que nos ha acompañado casi desde el principio se torna más espesa, como la niebla, que baja desde las cumbres para cubrir el circo de la Pedriza. Vuelven a portarse las chaquetas que en los primeros ascensos nos despojamos y todo lo que uno tiene para aplacar el frío que empieza a sentirse. Alcanzamos las zetas por fin y, al resguardo del Puente de los Manchegos, doy cuenta de mis dos mandarinas, dos dátiles y dos trozos de jengibre, que soy hombre que gusta de la proporción y la mesura en todas sus cosas. Esta demostración de proporción áurea me sale cara pues la mano derecha desenguantada para solventar el trance del almuerzo no se me ha de calentar en lo que resta de marcha. Mientras pienso en cómo volverme a enguantar una mano que ya no siente nada se abre un animoso debate sobre si la niebla que ya empieza a ser preocupante nos dejará continuar la ascensión. Antonio calma los ánimos de los recién sublevados, pues el collado está ya a tiro de piedra y se conoce el camino como para hacerlo con los ojos cerrados. Decidimos por amplia mayoría hacerlo, sin embargo, con los ojos abiertos y ascendemos por la pista, alcanzando sin contratiempos, pero hasta con el alma congelada, el Collado de los Pastores. Hasta aquí, tres horas justas. 
     Seguimos la bajada de las zetas pero en la primera curva, maese Antonio otea el horizonte, sopesa, consulta brevemente a Juan Carlos, calcula y ,finalmente, nos comunica su decisión de abandonar las zetas e internarnos por un caminito por el bosque que, si su intuición montañera y su experiencia no le engañan, habrá de llevarnos directamente al Collado Porrón, ya en la Sierra de los Porrones, evitando las tediosas zetas. Yo recelo de la estrategia, pues si acortamos el kilometraje, se acortará mi crónica y lo prometido es deuda. Nos internamos por fin por el sendero, que se torna fácil y muy llevadero, alcanzando el collado Porrón en poco tiempo. Aquí en este punto recordamos el inmisericorde ascenso a la Maliciosa Baja que desde este punto se realiza en el Cruza Pedriza. Alguien aporta que, si no fuéramos miembros de este insigne club ni gente gallarda y cumplidora, el paso que acabábamos de descubrir evitaba el penoso ascenso a la Maliciosa Baja, conectando en suave marcha con el Collado de las Pastores. Pero nobleza obliga, y el próximo abril El Boalo tendrá que rendir ante los montañeros del club Mirasierra su mejor paella tras cruzar con honor la línea de meta. Pero sigamos con el relato. 
       Bajamos ahora ladera abajo por un camino que sólo Antonio reconoce. A mi más bien se me antoja campo a través, pero enseguida cruzamos la pista y retomamos la confianza y el ya visible y conocido sendero que nos llevará a Canto Cochino. Emilio y Mar deciden darle alegría a la bajada y nos llevan en volandas a Antonio y al cronista, que los sigue a duras penas y sólo motivado por dar fe de lo acontecido. Se oyen algunas imprecaciones y juramentos lejanos del grupo desgajado, que no van a mayores, pues se ponen las pilas y cruzamos, al fin,  en compacto grupo la entrada al aparcamiento de Canto Cochino. 4h 54 min y unos 15 kilómetros, dicen los gps. 
      Y ahora viene lo de los estiramientos. Entorno a Juan Carlos y Antonio, nos distribuimos los no iniciados en tan sublime arte. Pero al momento nos percatamos de que estamos ante dos escuelas irreconciliables. La de Juan Carlos, pausada, de movimientos lentos y exigentes, minuciosa, en la que estiramos desde el psoas ilíaco hasta el músculo trigémino, pasando por esternocleidomastoideo. La de Antonio, más exprés en su ejecución, con reminiscencias de Tai Chi Chuan y a la que se entrega con convicción Jorge Dukeslky. Cuando maestro y alumno aventajado acaban la exhibición, los de la escuela de Juan Carlos aún estamos haciendo chirrriar el psoas ilíaco, lo cual causa desasosiego entre el alumnado, más pensando ya en la caña que en la elongación de músculos y tendones.
     Doy fe de la veracidad de los hechos aquí relatados. De los errores o inexactitudes que pudieran observarse por parte de narradores más avezados, sólo puedo alegar en mi defensa que quien hubiere de enmendallos queda emplazado a la nueva salida de montaña, donde con mucho gusto cederé pluma y papel a quien guste, que esta ha de quedar como la fize. Ahí queda.



Crónica de senderismo:  Ruta desde San Lorenzo a Abantos

       Con una puntualidad británica nos encontramos las 4 senderistas a las 8 de la mañana en la puerta del Club. Habéis leído bien, solamente 4, pocas en comparación con la ruta anterior en la que éramos 36, pero no fue obstáculo para coger el coche y ponernos en camino hacia San Lorenzo del Escorial.
Después de lo mal acostumbrados que hemos estado hasta ahora, la temperatura que marcaba el coche era de 4 grados, aunque poco a poco veíamos aparecer algo de sol en el horizonte, sobre todo cuando nos acercamos a la ladera del monte Abantos.
Tal y como nos indicó Rafael, aparcamos el coche cerca de los depósitos de agua y a las 9 en punto iniciábamos la subida, entrando por una valla giratoria y un pequeño sendero que nos llevaba hacia la derecha, entre un precioso pinar. Alcanzamos una pista que poco a poco nos fue  subiendo haciendo varias curvas. La subida era ligera, la conversación agradable y tuvimos la suerte de poder ver un gamo que se asustó al encontrarnos y nos dejo verle correr montaña arriba . Un buen comienzo para ese día. Las vistas preciosas sobre San Lorenzo del Escorial y el pantano (como podéis ver en la foto)
       Cuando ya llevábamos unos 5 kilómetros y medio, una senderista de San Lorenzo muy agradable que nos encontramos nos indicó una desviación hacia la derecha , el GR 10 , que subía hasta la cumbre. El sendero era bastante exigente y el tiempo empezó a cambiar rápidamente. Subimos hasta una bonita pradera donde había una fuente y un abrevadero y paramos para tomar algo. Gorros, guantes...nos lo pusimos todo ya que el viento era frio y empezó a nevar. Por lo que , aunque sabíamos que estábamos muy cerca de la cumbre, decidimos entre las cuatro volver, llevábamos 8 km, y nos faltaban otros 8 para volver.
    Un día muy agradable, que cerramos con unas cervezas y vuelta para Madrid. Volveremos , porque esa cumbre hay que alcanzarla.