Domingo 26/2/2017

La Senda Ortiz; Enrique Otaño Rubio

Queridos amigas/os senderistas del club Mirasierra que me habéis acogido tan cariñosamente hace unas semanas, no os merecéis que el que escriba la esperada crónica de la ultima excursión sea este menda, que sabe poco de letras y nada que tenga que ver con la memoria, de la que me queda justo la necesaria para volver a casa.
Y vosotros os merecéis mas, porque además de que el paseo por la Senda Ortiz con un día radiante, discurriera por unos anchos,  cómodos y preciosos caminos abrigados por unos frondosos pinares, que oh milagro! nos protegieron del fio y del calor ( cero grados), de que cuando hicimos un alto para tomar el bocata, al que me invitaron mis amigos Esperanza y Joaquín, nos llenáramos de paisaje profundo frente a la Maliciosa y a vista de pájaro del brillo de los pantanos de Navacerrada, Valmayor y de que ganándole tiempo al proyectado, nos presentáramos en la meta con mas de media hora de adelanto, aunque algunos bebimos y tocamos la campana de la generosa fuente pidiéndole lo imposible...,me da pena que no pueda referirme a las múltiples anécdotas personales que se produjeron, " parecía que no y resulta que ha subido a los Dálmatas ?, que bien se ha recuperado ?, que ricos los dátiles que nos ofrecieron ?..", que agradable y cómoda compañía la de todas/os  y cada una/o de vosotros 19 compañeros senderistas, dirigidos con seguridad y rigor por nuestros queridos guías Gloria y J.Vicente.
Como consuelo, recordar que como epilogo glorioso, enjugamos en Cereceda el gusanillo del  comercio y el bebercio  con unas cervezas en las que naufragaron unos excelentes bacalaos (de Sanse o de Bilbao).
Gracias por vuestro cariño que es también el mío hacia todos.
Feliz semana !!
Enrique

Sábado18/2/2017


                 Marcha conjunta de senderistas y montañeros





Ruta alrededores de Bustarviejo 18 Febrero 2017

La asistencia fue muy numerosa: Gloria, María Franco, Esperanza, Cristina, Paz, Inma, Elías, Sonsoles, Pepe Herrero, Florencia, Katinka, María Lamo, Patricia, Pilar, Mari Carmen, Alfonso, Francisco,  Juan Carlos, nuestro guía, y este cronista.
En total 19 senderistas además del Kaos el perro de Paz. Como veréis la asistencia de los montañeros no se puede decir que fuera masiva. 
En realidad hicimos dos marchas, paralelas ambas a la carretera de Miraflores: una alrededor del pueblo hasta el campo  de futbol  y otra desde dicho campo siguiendo el GR que lleva al puerto de Canencia que abandonamos para volver después de cruzar el arroyo del Valle, que llevaba mucha agua. Como siempre alguien se tenía que caer al agua y esta vez le tocó a Elías, que a pesar de ello siguió valientemente sin inmutarse.
Paramos para el habitual refrigerio en una fuente cercana a las antiguas minas de plata.
En el retorno pasamos junto a un heliopuerto del servicio de Incendios y nos detuvimos en la Fuente del Collado, que debe ser de agua milagrosa pues había mucha gente repostando litros y litros. Creo que Juan Carlos y Patricia son fieles seguidores y creo que en su casa solo se bebe de esa agua.
Bustarviejo es un pueblo serrano de unos 2000 habitantes, situado a una cota de 1200 que lo hace uno de los más altos de Madrid. Está situado a los pies de Cabeza de la Braña, la Albardilla y Mondalindo, zonas por las que ya hemos transitado otras veces.
La marcha fue tranquila y suave, recorrimos 11,4 km con un ascenso acumulado de 355 m, lo que la gente aprovechó para hablar animadamente. Alguien planteó si nuestras pequeñas mochilas contenían lo mismo que la que Pablo Iglesias lleva al Parlamento pero no llegamos a ninguna conclusión.
Francisco nos planteó sus dudas de si vale la pena el tiempo invertido en subir las fotos y las crónicas al blog, pues por lo visto el número de visitantes, al tener la información en el WhatsApp;  es mínimo; además de ocupar parte del espacio que Google asigna a su cuenta de gmail. Hay que reconsiderarlo, aunque yo creo que tener todas las crónicas en un mismo archivo es importante.
Al llegar a los coches los clásicos estiramientos dirigidos por juan Carlos, que nos dejaron como nuevos. Luego se incorporó Aleja y fuimos a comer al Cazador donde como siempre Ricardo y su simpática camarera nos atendieron estupendamente.

Os deseo una feliz semana

José V. Almela







Domingo 12 de febrero 2016

Via Crucis del Valle de Los Caídos.  Reynaldo Vázquez

El domingo con la presencia de nieve el grupo de montañeros se vio reducido por la ausencia de todos aquellos que practican el esquí en sus distintas especialidades. Fuimos directamente al aparcamiento de la Jarosa II: Juan Carlos Aguilón, Fernando de la Quintana y yo. Me confundí de sentido en la desviación de Guadarrama-El Escorial, pensé en la entrada oficial al Valle y acabé en El Escorial, guiado por mis compañeros y por una excelente señalización no tuve dificultad para reunirme con ellos.

Llovía en Madrid, llovía en Guadarrama, pero a tres kilómetros, en la Jarosa, además había niebla, nieve y frío en las zonas despejadas.

Nos pusimos todos la ropa más impermeable que llevábamos e iniciamos una ascensión por una carretera de tierra cubierta por nieve, la subida fue fuerte y constante, pero llevadera por la bondad del camino. El término fuerte es relativo, más bien impuesto por la velocidad que por el ángulo.

La niebla nos jugó una mala pasada a lo largo de la excursión, el GPS fallaba estrepitosamente. En los cruces nos indicó que fuésemos hacia arriba y así lo hicimos. Fernando se quejó de su memoria, había hecho ese recorrido hacía tres años y no recordaba haber subido tanto, la desviación a la izquierda recordaba que estaba muy cerca del principio. El pobre cerebro humano demostró que puede seguir siendo más fiable que los satélites. Tenía razón Fernando, tuvimos que desandar lo andado.

El paisaje me recordaba a Miguel Strogoff en su viaje desde Moscú a Irkutsk (no recuerdo si había nieve, porque se desarrolla en verano, pero así me imagino Siberia con una poca). Los caminos totalmente nevados, flanqueados de pinos distintos de los silvestres de Valsaín, al menos la niebla me dio esa impresión.

Recuperado el camino correcto, mucho más llano que el anterior, nos dirigimos hacia la tapia del valle, el GPS siguió engañándonos, pero ya precavidos del error de recepción el conocimiento del lugar que tienen mis compañeros fue suficiente para rectificar. Como las dificultades parece que nos gustan Juan Carlos se salió del camino y atajamos ladera arriba. La dificultad aumentó porque como indicó el en ese momento guía “no hay atajo sin trabajo”.

Llegamos a la tapia de piedra que rodea el recinto de Patrimonio y por un sitio donde estaba derribada entramos, seguimos un camino ascendente, después de un rato encontramos las escalera del Via Crucis y las seguimos en sentido contrario al debido, habíamos iniciado un descenso que luego tendríamos que desandar en sentido inverso. Nuevamente los satélites (antes eran los dioses griegos) que se habían puesto contra nosotros de manera declarada nos llevaron en sentido contrario hasta una casa que de lejos Juan Carlos identificó como una posible capilla, que no recordaba, de alguna de la estaciones del Via Crucis. Al acercarnos comprobamos que se trataba de una casa y al llegar a ella que era una instalación del CSIC.

Si la bajada había sido rápida y agradable, entre granito cortado para hacer el camino, agua a raudales y suelo nevado, la vuelta nos hizo apreciar la auténtica pendiente, volvimos a las escaleras y las seguimos hacia arriba, Juan Carlos ya había decidido prescindir el GPS, se rebeló contra los dioses modernos que nos inutilizan y nos hacen depender de ellos.

Aquí hicimos las tres únicas fotos, la única sin figurantes que acompaño recoge al fondo una escalinata que se pierde en la nieve. Se la he mandado a dos amigas, una me contestó que se había emocionado al verla y añadió es como si Dios estuviese allí, la otra indicó que eran las escaleras del acceso al Averno, un infierno helado. Mi imaginación no da para tanto, era bonito, una belleza agresiva, inhóspita, pero bella.

Subimos la escalera y Juan Carlos comentó que menos mal que no habían venido senderistas, yo me considero uno, pero le comprendí.

Llegamos a una de las capillas edificada en lo alto de un promontorio de estilo románico vanguardista, las vistas deben ser muy buenas desde ella. La niebla nos impidió opinar.

Bajamos hacia la siguiente estación y seguimos hasta otra capilla esta vez de un clasicismo de vanguardia escurialense franquista. Tenían su belleza, En esta imaginamos por su construcción que el arquitecto había intentado abrir una ventana sobre la nada para apreciar las vistas, pero eso es lo que vimos, nada. La niebla lo cubría todo.

Dimos por concluida la excursión y decidimos volver, retrocedimos una estación y nos salimos del Via Crucis, rápidamente llegamos a la valla, la atravesamos y esta vez elegimos el camino, íbamos relajados despacio en comparación con la ida. Llegamos a un arroyo que habíamos pasado sin excesiva dificultad en la subida, pero ahora había crecido y no se podía cruzar, Fernando optó, el primero, por pisar donde pudo en el agua en un doble salto y lo pasó, yo por repetir el camino de ida y Juan Carlos bajó y cruzó por un sitio más ancho, pero con menos fondo, tres tácticas que demostraron lo buenas que son nuestra botas porque los tres tuvimos que meterlas en el agua.

Fernando nos dio una lección sobre la inconveniencia del uso de bastones y de tacones en las botas, sus argumentos parecían fundados, el hombre no fue creado para andar con tacones, nos convenció en principio, pero cuando llegamos a la Jarosa había una chica joven vestida de negro y licra o similar bien equipada con unos zapatos de purpurina plateada y tacones de aguja de diez centímetros que se desenvolvía con agilidad, la tesis de Fernando tenía que ser falaz esa mujer había nacido para llevar tacones.

En la Jarosa tomamos un caldo en ebullición, Mar si hubieses estado te habría acompañado con una cerveza sin alcohol.

El Vía Crucis debe ser recomendable para una excursión en principio de la primavera, si se hace sin prisas puede ser un paseo muy agradable.

RVL


Un abrazor



Crónica de senderismo

Domingo 12/2/2016

Descubriendo el Pinar de Valdelatas

Alguien dijo que no hiciéramos crónicas largas. Va por Ustedes.
Nos reunimos los "siete magníficos": Gloria, Alejandro, Isabel, José Vicente, Aurelio, Elena y este designado cronista, mirando al cielo y con las capuchas listas.
El comentario general fue que estábamos en un lugar muy bonito y muy desconocido. Todos hemos pasado por ahí muchas veces pero ninguno habíamos reparado en el pinar.
Comenzamos a andar por la senda central que nos llevó a una obra de fábrica de ladrillo del Canal de Isabel II y de ahí atravesando  varias zonas de mesas hasta la valla metálica del extremo este, lindando con uno de los polígonos industriales de Alcobendas. Desde ahí, y bordeando esa valla, caminamos un poco hacia el sur, viendo relativamente cerca los edificios de Telefónica de la M 40.
Aprovechamos un tejadillo con una mesa y unos bancos de madera que estaba situado en un promontorio que dominaba la zona, para tomar un ligero tentempié con chocolate con sal incluido, gentileza de Aurelio y Elena.
Pasamos muy cerca de la Ciudad escolar San Fernando, el Hospital y el aparcamiento donde habíamos dejado los coches. Pero como nos supo a poco, decidimos seguir otro de los caminos para llegar hasta la valla que limita el pinar por el Norte llegando hasta el Club de Tiro de Cantoblanco y la Universidad Autónoma.
Total unos diez kilómetros de paseo que podíamos haber hecho con un carrito de niño, si no hubiera sido por el barro.
Durante todo el camino Alejandro nos fue ilustrando con los pájaros que por allí andaban. Me llama la atención que cuando vienen nuestros ornitólogos salen los pájaros, cuando faltan, no.
La labor del guía, extraordinaria por cierto, no acabó ahí, fue el encargado de dirigirnos, ya en los coches, hacia el restaurante de El Goloso donde tomamos unos aperitivos de morcilla y queso y de paso unas cervecitas. 
Habrá que tener en cuenta este sitio.
Dos marchas muy interesantes las de este fin de semana: El Viacrucis y esta del Pinar de Valdelatas. 
Buena semana a todos y un abrazo.

Gonzalo