Domingo 21/5/2017
Crónica de Montañismo: Las Torres de La Pedriza:
Una vez más tengo el placer de escribir
esta crónica de la ascensión más emblemática de la Pedriza pues supone alcanzar
su punto culminante en su cuarta torre con sus más de 2000 metros de altitud
salvando un desnivel de 1000.
Esta vez sí; el tiempo nos permitió la
ascensión que nos impidió el pasado enero por la fuerte ventisca que tuvimos
que soportar. Aquél día nos conjuramos para volver en primavera y en cuatro
horas a ritmo tranquilo estábamos en la cumbre. No es de extrañar porque el
equipo, a pesar de algunas notables ausencias, era de lujo. María, Mar, Sandra,
Chelo, Gina, Antonio, Alfredo, Emilio, Reynaldo, José Ignacio y yo enfilábamos
a las 8.30 de la mañana la autopista de la Pedriza para en dos horas y cuarto
alcanzar la entrada del Collado de la Ventana.
Tengo que decir que una animada
conversación con José Ignacio me despistó a la hora de tomar la desviación al
Callejón de las Abejas para haber ascendido más directos, pero también con más
esfuerzo, a la antesala de la Esfinge. Cuando me dí cuenta y miré el
altímetro nos habíamos pasado 80 metros de desnivel así que decidimos seguir
por la ruta clásica y creo que algunos lo agradecieron. La travesía del roquedo
de la parte alta es espectacular con la interminable sucesión de torres,
agujas, pasadizos y cuevas que hacen de la aproximación a Las Torres un
auténtico disfrute. Una vez alcanzada la cara norte de la cuarta torre atacamos
por la izquierda en divertida trepada a veces de frente otras por la
arista y pronto alcanzamos la cumbre en la que apenas cabíamos todos. Una
vista circular y aérea desde el techo de La Pedriza nos transporta a la
contemplación de esta maravilla en la que todo queda en este momento a nuestros
pies.
Con mucha precaución iniciamos el
descenso y en el punto dónde habíamos dejado las mochilas y los bastones
reponemos fuerzas y nos dirigimos al Collado Miradero para ya por el bosque
bajar a Cuatro Caminos y en tres horas desde la cumbre llegar a Canto Cochino.
Ha sido una gran excursión en un gran
día y con un gran Grupo de montaña.
Abrazos.
Jose Antonio Gutierrez (Toño.)
Crónica de Senderismo:
El Boalo, Las Zetas, Canto
Cochino, Collado Quebrantaherraduras, El Boalo;
Recorrido 12,5 Km
desnivel 300m
Participantes: Gloria, José Vicente,
Magdalena, Rafa, María, Elías, Inmaculada, Patricia, Francisco, Aleja,
Alejandro, Isabel, Alfonso, M.Carmen, Pablo, Gonzalo, Paz, José Eugenio y Juan
Carlos (guía).
A las 8,45 estábamos todos reunidos en
el precioso pueblo serrano del Boalo, hay pueblos en la sierra madrileña
que tienen una situación privilegiada y este es uno de ellos. Desde allí y
siguiendo a nuestro GUIA (con mayúsculas) Juan Carlos nos dirigimos al parking
de la ermita de San Isidro, situado a los pies de la Pedriza, el sitio una zona
de recreo tranquila y muy bien preparada, dejamos los coches y comenzamos la
inédita ruta muy bien conocida por J.C . Día nublado y con viento en calma lo
que nos permitió disfrutar mucho del maravilloso recorrido.
Empezamos a andar sobre las 9,15 en
dirección a las Zetas, el comienzo prometedor no desmereció en ningún momento,
a la derecha preciosos fresnos nos recibieron junto a altísimas matas de jara
en flor, por no faltar ni la mullida alfombra, en este caso marrón, compuesta
de hojarasca de pino que se extendía en los primeros metros de nuestra
marcha.
Llegamos a un punto donde la ruta tomaba
la forma de una “piruleta” ya habíamos andado el “palito” y ahora tenías que
recorrer el “circulo”, allí hubo un intento por parte del grupo de abandonar el
barco, pero después de un cambio de impresiones decidieron continuar con gran
acierto porque se hubieran perdido una de las rutas más bonitas y con más
colorido de la sin par Pedriza. La majestuosa figura del Yelmo a nuestra
derecha nos recordaba constantemente donde nos encontrábamos a pesar del
bucólico paisaje que nos rodeaba, verdes praderas a lo lejos, y gran cantidad
de flores y helechos surgían por todas partes.
Nos detuvimos varias veces para
disfrutar de los tapices formados por las peonías que aparecían en cualquier
ladera del camino, los morados cantuesos y los gamones o varitas de San José,
además de multitud de florecillas amarillas, blancas y de todos los colores
distribuidas por doquier como si se tratase de una paleta de pintor.
Paramos para el bocata antes de comenzar
la bajada hacia Canto Cochinos , por un sendero que se adentraba en los pinos y
descendía suavemente a nuestro objetivo, Al llegar a Canto Cochinos, falso
espejismo,¡ no tocaba cerveza¡, aunque alguno se la tomó. Había que continuar y
las fuerzas empezaban a flaquear pero con el empuje de nuestro guía
emprendimos la subida de tan solo 20 minutos hasta el collado de
Quebrantaherraduras, otro lugar lleno de paz y sosiego a pesar de su sonoro
nombre. Desde allí y como había planificado Juan Carlos, al que podríamos
designar como el guía mayor de la Pedriza, solo faltaban 40 minutos para
estar de de nuevo en el punto de partida.
Valga como muestra de la estupenda
marcha que ni siquiera hubo mención para el fenómeno más importante del
día: “Mi Atlético de Madrid jugaba su último partido en el Calderón”…..
Besos despedidas y casi todo el grupo a
tomar cervecitas e improvisada comida para algunos que disfrutaron de lo lindo.
Gracias a Juan Carlos por este magnífico
recorrido.
Alfonso Simón