Domingo 4/12/2016
Crónica de montañismo:
VARIACIONES SOBRE LA PINAREJA, MONTÓN DE TRIGO, CERRO MINGUETE Y OTRAS CUMBRES DEL SISTEMA CENTRAL
Cuando un
montañero de tamaño medio, pongamos 78 kg de peso escurrido en orden de
marcha, engorda hasta los 82 kg de peso neto después de una salida
lluviosa, tienes dos opciones:
1 Invertir más en gore-tex
2 Salir sólo con sol y moscas
No fue la opción 2) la elegida por mis compañeros, que a las 8:30 aparecieron en Majavilán para subir a la Pinareja.
Por orden
alfabético y con mayor o menor inversión en gore-tex: Antonio, Juan
Carlos, Mar y el polivalente Reynaldo, que lo mismo se hace un
Madrid-Cercedilla en régimen de autosuficiencia logística, que se sube a
las Torres de la Pedriza en iguales condiciones.
Ya desde el
inicio, se decide dejar la Pinareja para mejores pronósticos
atmosféricos, pues llueve copiosamente y a conciencia. Y errando el tiro
a propósito, enfilamos el Montón de Trigo como objetivo. Y como la
variación se antoja de poca enjundia decidimos, siempre a propuesta de
nuestros masters, subir por el collado de Marichiva.
La disciplinada
tropa, prietas las filas, asimila con diligencia la sugerencia; puestos a
empaparnos lo mismo dan las calzadas romanas y borbónicas que los
collados.
Empezamos con las
cosas propias de nuestro oficio, que es subir y subir, mientras la nube
nos descarga con infinita persistencia. Alcanzamos por fin el collado de
Marichiva. Y allí, en la misma cuerda, confirmamos que cualquier
situación en montaña es susceptible de empeorar.
A la lluvia hay
que sumarle un no del todo reconfortante viento de 70 km/h , que nos
sacude de babor a estribor y que amenaza con enviarnos, ora a la
vertiente segoviana, ora a la Madrileña (bendita licencia federativa
tipo B, con cobertura interprovincial. Mejor aún, interautonómica).
A petición de
nuestros masters, nos esforzamos en una tercera variante al ya obsoleto
y, a su vez, modificado plan de recorrer la cuerda por Peña Bercial,
continuar por Cerro Minguete y alcanzar por fin el Montón de Trigo. A
Peña Bercial sí llegaremos, pero antes de llegar a Cerro Minguete
derrotamos hacia babor,en acepción marítima y militar, abrumados por la
superioridad física de la galerna, con la saludable intención de bajar
de cota a toda costa.
Por el azar o por
una muestra de infinita e inmerecida fe ciega en mi persona por parte de
nuestros masters, encabezo el campo a través y ahí es donde la liamos
en cuanto al empape se refiere. Que es difícil imaginar la cantidad de
agua que recoge y suelta en nuestras ropas, todas a una, el enebro
rastrero, los pinos faltos de poda y otras malezas y especies arbustivas
con las que nos restregamos a nuestro paso.
Con el cuerpo
ahíto de agua en sus tres dimensiones: por dentro, por fuera y del
revés, alcanzamos el camino, PR-4 por si interesa el dato, que nos
lleva, ya en desbrozado descenso, hasta el Puerto de la Fuenfría.
Pasamos este y
tomamos el Camino Viejo de Segovia, donde nuestros pies claman a cada
paso, al menos los míos, que les lancemos un salvavidas dentro de las
botas. Avivamos el paso, que no están las cosas para más deleites
otoñales que atravesar en volandas el PR, flanqueados por esos pinos,
esas amanitas muscarias y otros hongos que agradecen que a este grupito
de cinco montañeros les persiga una cascada sobre sus cabezas.
Alcanzamos por fin
el parking de Majavilán, punto y final de una marcha de apenas 3h y
media y 10 km, también y medio, media ruta o ruta y media, ya no sé. Con
objetivos variables, de acuerdo a lo que la prudencia nos aconsejaba en
cada tramo.
Un breve pero
sentido abrazo a los compañeros y despedida hasta la próxima, en la que
seguro estaremos…alguno con las botas húmedas, pero con la satisfacción
de haber constatado que el ser humano no encoge con el agua, sino que
engorda.
Como queríamos demostrar.
Feliz semana intermitente
José Antonio Rodríguez.
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