Crónica de montañismo del domingo 8/5/2016: La Najarra por la Senda Sante


De camino a Miraflores de la Sierra llovía con mansa, pero decidida obstinación y elucubraba yo que quizás había hecho bien en traer por fin mi capa de lluvia, tras dos años de ennoblecedor reposo en el fondo del armario.

Cruzamos el río Guadalix y nos encontramos en el área recreativa de la Fuente del Cura 6 MONTAÑEROS 6 que iban a desafiar las leyes de la meteorología: Mar, Charito, Antonio, Reynaldo, Emilio y un servidor, cronista de último recurso. Sacamos capas, capotes, chubasqueros, sombreros, polainas y todo lo que supuestamente parecía impermeable para protegernos. Iniciamos el remonte por la margen derecha del río Guadalix, siguiendo las indicaciones de la Senda Local SL-05, marcada en blanco y verde, hasta llegar al embalse de Miraflores. Allí nos desviamos hacia la izquierda para atacar la Najarra por derecho, pero la poca visibilidad y la meteorología cada vez más complicada hace que perdamos las marcas del sendero, metiéndonos en zona de monte bajo de difícil progresión. Sacaba de vez en cuando el GPS, proeza considerable a tenor de lo que estaba cayendo y que no le sentaba del todo bien al aparato, que se encendía y apagaba como poseído por fenómenos extraños. Y metidos entre malezas, echaba de vez en cuando la vista atrás con el doble propósito de constatar que me seguían mis compañeros, por un lado, y que ninguno  había sucumbido a la tentación de asesinarme muy merecidamente, por otro lado. Porque entre la lluvia, el viento que ya soplaba con mala baba, la niebla y el piornal lacerante donde los había metido, hacían presagiar tendencias sediciosas o graves desórdenes. No hubo tales. Al poco, alcanzamos camino y seguimos progresando, aunque ya con la navegación errada, subiendo por el Cordel del Puerto de la Morcuera, convertido en torrentera para mayor disfrute de los allí congregados. Con el viento en popa y la lluvia arreciando, alcanzamos el Puerto de la Morcuera, donde el espectáculo meteorológico era ya de preocupar. Las rachas de viento fácilmente llegaban a los 50-60 km/h, la visibilidad muy reducida y la pertinaz lluvia que nos apedreaba por la espalda. Ante ese panorama, decidimos con buen tino recuperar la SL-05 y volvernos por el llamado camino del Monte Aguirre. Allí dejaríamos la Najara para mejor ocasión. La parte que se tornó difícil fue la de aproar los cuerpos a la ventisca, sufriendo una especie de lapidación por vía húmeda, con esa lluvia propulsada por el viento que nos aguijoneaba el rostro sin piedad. Y con todas las fuerzas de la naturaleza aliadas en nuestra contra avanzamos los 6 MONTAÑEROS 6 hasta alcanzar la línea de bosque, donde experimentamos cierta tregua y cuartelillo en nuestros maltratados cuerpos. Llegamos sin novedad a la Fuente del Cura, después de 3h y 22 min de marcha y 10, 650 Km. Segunda intentona fallida de subida a la Najarra, que se resiste. Pero la naturaleza impone su ley y de sabios es hacer lo que hicimos.
Completamos la jornada con seis buenos caldos en un bar de Miraflores, donde la parroquia se asombra de ver personificados en nosotros al Ecce Homo de Borja, de lo maltrechos y enjuagados que habíamos quedado. Salvo las féminas, de natural bellas y mejor recuperadas que nosotros del trance experimentado. Tras dejar seis charcos en el suelo del bar, nos marchamos por indicación de Reynaldo a la pastelería Los Álamos, donde compramos los deliciosos Ponches Serranos y los Piononos de Santa Fe. Y donde dejamos otros seis charcos, la huella deleble de 6 MONTAÑEROS 6 del Club Mirasierra que este domingo anduvimos por la sierra contra todo pronóstico.

José Antonio




Crónica de senderismo del domingo 1/5/2016: Investigando por La Morcuera

Sentada al lado de la ventana, el jardín chorreando agua (hoy domingo 8) me congratulo de no haber salido, y me acuerdo de que no he cumplido en toda la semana el encargo de Rafa de la obligada crónica. Ahora por fin tengo tiempo y calma.
Salimos puntualmente del Club, en dos coches, conducidos por los dos hombres presentes: Rafael García Puig y José Vicente Almela, con sitio suficiente para las cinco  damas: Nieves Gárate, Sonsoles Herrero, María Lamo, Joan LeCoq (nueva incorporación)  y la que suscribe, Margarita Ruiz-Altisent.
El día era magnífico, fresquito y muy soleado ya de mañana, y nos encaminamos a la Morcuera y al lugar de encuentro un poco más adelante, entre 1 y 2 km, en un aparcamiento a la derecha. Allí hacía frío de verdad, cerca de 0 grados.
De este punto parte una pista casi horizontal, la GR10, que durante una hora nos lleva a la bifurcación ya conocida por el grupo: a la derecha hacia el puerto de Canencia y hacia la izquierda hacia no sabemos bien dónde y por eso era lo de  “investigando la Morcuera”.  La pista era en realidad autopista para el senderista; a los lados, riachuelos, que en las zonas sombreadas presentaban una capa de hielo, y podíamos ver agua fluyendo por todas partes: la riqueza de esta primavera al completo, con toda clase de verdores, plantas y flores pratenses, el río bajaba a tope, resultaba explosiva.
Después de cruzar un arroyo (de Gargantón o de Santa Ana según mapas), en una hora tomamos hacia la izquierda en la bifurcación y ya todo el tiempo fuimos siguiendo las señales de GR, que es el PRM12, que avanza casi horizontal, y luego baja hacia el Valle del río Lozoya. Al final comprobamos que lleva a Alameda del Valle, y por otro ramal ya casi abajo, hacia la izquierda, a Rascafría, tal como pensaban acertadamente los senderistas.
A lo largo de este trecho se añadía, a nuestra izquierda, una vista espectacular de los montes de Guadarrama que jalonan el valle del Lozoya hacia el norte, con la Cuerda Larga, el Nevero y Puerto de Navafría. La vista, junto con la excelente climatología, nos pareció maravillosa, además de irrepetible, pues, como hemos podido comprobar, toda esa nieve había desaparecido para el martes… Muy fácil y sencillo hasta coronar un pequeño altozano desde el que podíamos divisar toda la cordillera, así como el valle y su embalse a nuestra derecha.
Fue en total una marcha de dos horas de ida, y una hora para llegar de vuelta a los coches encaminándonos al bar de costumbre en Miraflores. (La cerveza, también excelente).
Decidimos que hay que repetir, y bajar hasta Rascafría y Alameda; sería una marcha fácil, de no más de tres horas. Además, toda ella es fresca y sombreada, apta para todo el año salvo nieve…
Hasta la próxima.
Margarita Ruiz-Altisent



Crónica del  domingo 1 de Mayo 2016: La cuerda de Los Porrones

Era casi la medianoche del pasado sábado cuando Reynaldo y quien suscribe, conscientes de que a cual más despistado por lo que a orientación en montaña se refiere, decidimos seguir adelante con la marcha planificada para el primero de mayo, pese al elevado porcentaje de posibilidades de perdernos, lo que ya de por sí era difícil, por lo sencillo de la ruta. Pero como La Pedriza es sobradamente bella como para perderse y no encontrarse, máxime con el excelente tiempo pronosticado, allá que nos fuimos a tratar de cumplir con el itinerario propuesto por Rafa.
El habernos quedado solos, como los de Tudela, nos dio pie a tomarnos algunas licencias, que comenzaron por quedar media hora más tarde y continuaron por tomarnos un café en Canto Cochino. A eso de las nueve nos dirigimos hacia el Collado de Quebrantaherraduras, cruzándonos por el camino con Alberto y familia.
Una vez en el Collado enfilamos el PR-16, que nos condujo, en suave pendiente, entre pinares y atravesando una pradera de ocio y el Collado del Terrizo, hasta la fuente del Berzosillo. Increíbles vistas durante el ascenso, con el Circo de la Pedriza a nuestros pies, el verde intenso de las praderas, que hacía pensar que estábamos en Asturias, el brillo plateado de los últimos neveros y el generoso embalse de Manzanares al fondo, todo bajo un luminoso cielo azul cobalto.
La animada conversación sobre lo divino y lo humano, unida a nuestro natural desnortado, hizo que sucediese lo inevitable: se nos fue el santo al cielo y pasamos de largo el cortafuegos que enlazaría con el sendero que conduce a la Cuerda de los Porrones; para cuando quisimos darnos cuenta ya habíamos avanzado demasiado, de modo que descartamos retroceder y proseguimos el camino hasta alcanzar el Collado de los Pastores.
Parada obligada en el Collado para admirar las espectaculares vistas de La Maliciosa Chica, la imponente mole de La Maliciosa, la Bola del Mundo, la Sierra del Francés y parte de la Cuerda Larga, Cabezas de Hierro, los roquedos de Las Cuatro Torres y de El Yelmo o el embalse de Manzanares, en todo su esplendor tras las recientes lluvias, después de la cual tomamos el PR-18, que nos llevaría hasta Canto Cochino tras ocho horas de tranquila marcha –incumpliendo en gran medida el itinerario marcado y con creces el horario previsto, lo que evidencia que como guías de montaña no tenemos precio–, amena conversación y constante deleite del mágico espectáculo que siempre ofrece La Pedriza.
Y como broche a un precioso día de montaña en la grata compañía de Reynaldo, parada a eso de las seis en Casa Marga, para reponer fuerzas a base de Cola-Cao, cerveza, tortilla de patata y tarta de queso casera.

Hasta la próxima.

María


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