Crónica de Montañismo: La Peñota, Peña del Águila y Collado de Marichiva: Emilio Rodríguez
Si
de alguna manera podemos resumir la el re-encuentro de hoy, la mejor
manera, sería la expresión ¡Por fin! Ha pasado mucho tiempo, sin ver a
los compañeros, sin pisar pinocha y sin subir una montaña con el club.
¡por fin comienza la temporada! No podíamos pensar en mejor comienzo que
subir el pico de los tres penachos y nombre de peña.
Después
de un gran abrazo y ponernos al día sobre las actividades del verano
(pocas sinceramente), a las 8:30 comenzamos el ascenso los seis
montañeros que hemos abierto la veda, a través del camino que conduce
directamente al collado Marichivas. Rumbo oeste hasta culminar la peña
del Águila y ascenso recuperando tiempo (rapidito) hasta el segundo pico
de La Peñota, que allí nos esperaba con ese aspecto de libros tumbados,
y guardados eternamente, conteniendo la historia del lugar, de las
personas que los alcanzaron, pero que nunca podrán hojearlos, porque sus
hojas están selladas para siempre. Berg Heil al medio día y fotos
conmemorativas con bandera incluida, porque la enseña nacional ya forma
parte del grupo. Anécdota digna de mencionarse, ya que es la primera vez
en la que el guía oficial sube el último al pico al que se supone que
guía a los demás. Consecuencias de ser un guía novato.
Descenso
muy rápido apretados por el sol y con la fascitis plantar mordiendo el
talón, lo que lejos de ralentizarnos, nos motiva a apretar el paso para
llegar antes.
Siempre he dicho que
si es cierto que es la montaña lo que nos une al grupo, no le queda muy
atrás las ganas de compartir con nuestros colegas de senderismo. Nunca
imaginé aprender tanto de vosotros compañeros, os estoy muy agradecido,
porque además de la satisfacción del doblete entre El Águila y La
Peñota, hoy he aprendido, de ciencia, de tecnología, de sentencias
judiciales, de política (¡cómo no!), de energía solar, del Delta del
Ebro, de cómo dirigir una fundación, de ver más cercanos a las nuevas
caras de la política, de la Universidad para mayores y de todas las
cosas que hoy habéis compartido conmigo. Las salidas no serían lo mismo
sin vuestra amena conversación.
13:30
en el aparcamiento. Cinco minutos de estiramientos para que los
músculos recobren la elasticidad inicial y vuelta en el coche al club.
Han sido 5 horas de excelente compañía. Dejamos Majavilán con ganas de
volver a recorrer los 16 km, salvar los 989 m de desnivel, andar los
18.000 pasos, pero sobre todo esto: volver a oir la sonrisa siempre
presente y contagiosa de Viky, la palabra docta en todos los temas de
Reinaldo, siempre en el Camino de Santiago (no os perdáis la siguiente
megaruta), el juicio siempre certero y sosegado de Toño que comienza su
estudio sistematizado de la música (ánimo campeón que la música no tenga
secretos para ti), el amor a la naturaleza, la memoria infinita de los
caminos y el gusto por los productos de su propio huerto, (esta es la
mejor forma de hacerse vegano) de Juan Carlos, el compañerismo infinito y
la dedicación al club de Elías, (con ese nombre, solo podía ser un gran
profeta en su tierra).
Aquí se
acaba esta crónica de este cronista improvisado que ha sido un desastre
de guía, pero al que han aupado sus compañeros. Os he echado de menos y
os espero en la próxima salida, (si los talones me lo permiten).
Un abrazo a todos.
Emilio
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