Enlace al albún de fotos hecho por Ricardo García.
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Enlace al video hecho por Ricardo García.
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Crónica de senderismo: El Camino Schmid. El reencuentro con la sierra: Pablo Olavide
Con
la llegada del verano se pone fin cada año a la temporada de marchas
montañeras del club Mirasierra y comienza un largo periodo donde, el que
más y el que menos, pone sus ojos (y su cuerpo) en otros parajes lejos
del Guadarrama. Al menos eso me pasa a mí; me alejo en estas fechas de
la sierra ante el temor de encontrármela llena de veraneantes, coches y
ruido. Ya sé que es una apreciación sin mucho fundamento y que también,
en época estival, el Guadarrama conserva su encanto… pero el pensamiento
tiene sus miedos.
Y así, en
cuanto llega el mes de septiembre y los calores se hacen más
soportables, mis ojos se vuelven a posar en el Guadarrama y desde la
ventana de mi casa vuelvo a contemplar su sugerente silueta esperando
con ansia el inicio de las excursiones del club Mirasierra.
Para
iniciar la temporada, Rafa nos propone una de las rutas más
emblemáticas de esta sierra: el camino Schmid. Por lo visto, según
cuenta la historia (y Wikipedia), esta ruta la estableció un austriaco,
socio número 13 de la Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, con el
propósito de unir el puerto de Navacerrada con el Albergue de la
Fuenfria allá por el año 1926, cuando comenzó a explorarse esta sierra
por los primeros científicos, pedagogos y excursionistas.
A
las 8:45 reina la calma en la Venta Arias del puerto de Navacerrada,
pero, pronto, ésta se ve alterada cuando empezamos a llegar y nos
agolpamos en la barra del bar ante un reconfortante café. Siempre es
grato volvernos a encontrar tras el largo paréntesis veraniego. Ya en el
exterior, nos numeramos como dicta el sentido común y Rafa nos pone al
día de las últimas novedades para este curso montañero. En esta ocasión
somos 21 excursionistas más Caos, un simpático perro que acompaña a Paz.
Capitaneados
por José Vicente Almela, a quien le ha tocado en esta ocasión la noble
labor de hacer de guía, iniciamos la marcha. En un periquete nos
plantamos en la Residencia Militar de Los Cogorros, un inmenso albergue
granítico con aires de chalet alpino y desde aquí, cruzando la pista de
esquí del Escaparate, nos internamos en el bosque, en ese inmenso pinar
de Valsaín que constituye uno de las mejores masas forestales de toda la
Península. El camino es cómodo y amable, bien trazado (se ve que Schmid
hizo bien su trabajo) y culebrea entre los árboles salvando arroyos y
peñas. En algún recodo de la senda, el bosque se abre y nos deja atisbar
la inmensa llanura castellana, parda y seca tras el verano, que se
extiende más allá de la sierra. Mientras tanto, Caos va y viene entre la
larga fila y Ricardo se aposta en cada rincón para dejar testimonio
gráfico de nuestra marcha.
Pronto
se rompe la horizontalidad del camino y este empieza a trepar por la
ladera en busca del Collado Ventoso. A alguno de nosotros, este cambio
nos pilla por sorpresa, pero nadie se rinde y alcanzamos el deseado
puerto para tomar un merecido descanso. En el suelo florecen las
“quita-meriendas”, unas florecitas lilas que anuncian el final del
tiempo de bonanza.
Desde aquí
descendemos por una senda tortuosa hasta la fuente de Ruiz de Velasco y
enlazamos con la carretera de La República. Por lo visto, esta vía
inconclusa fue proyectada en época de la república para unir Cercedilla
con Segovia a través del puerto de la Fuenfria y, de esta manera,
acercar la sierra y la naturaleza a los ciudadanos. Hoy en día, trazar
una carretera por estos parajes naturales sería impensable, supongo.
Y
así, paso tras paso, llegamos al puerto de la Fuenfria no sin antes
hacer una breve parada en el Mirador de la Reina (paradójico nombre en
una carretera republicana) y sacar una foto de familia contemplando los
hermosos pinares a este lado de la sierra.
Y
tras dar buena cuenta de nuestras viandas en La Fuenfria, volvemos al
camino, a sumergirnos en el bosque, a transitar por la senda Cospes que
nos llevará de nuevo al camino Schmid. Volvemos a desandar el camino, a
tropezarnos en las mismas piedras mientras Caos sigue yendo y viniendo,
incansable, por la larga hilera que formamos. Y Gloria nos anima a que
ninguno nos quedemos rezagados.
En
Venta Arias hacemos la última parada, tal vez la más importante, la de
la cervecita y las aceitunas. Y entre buenos deseos y ánimos ante este
nuevo curso que se presenta, nos vamos despidiendo.
Gracias
a Rafa por organizar cada salida, a José Vicente por guiarnos, a Gloria
por animarnos a seguir, a Ricardo por sacarnos tan guapos y a todos
vosotros por acompañarnos.
En total, 12 kilómetros en cuatro horas salvando un desnivel de 400 metros.
¡Buena semana, amigos!
Pablo
Hemos participado en esta marcha: Rafael Garcia Puig, Marta García Puig,
José
Vicente Almela, María José Cimadevilla, Paz Vizcaino, Begoña Mata,
Roció Eguiraun, Gloria Fernández, Ricardo García Ramos, Alberto
Extramiana, Sílvia Espinosa Salas, Alejandro Gutiérrez, Isabel
Fernández, Jaime Mariategui, María José Mira, Gonzalo Fernández Lamana,
Alfonso Simón, Mari Carmen Vázquez, Marisa, Juana López y este cronista,
Pablo Olavide.
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