16/09/2018 Senderistas: El Camino Schmid: Desde el puerto de Navacerrada hasta el Puerto de La Fuenfria y vuelta: Pablo Olavide



Enlace al albún de fotos hecho por Ricardo García.
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Enlace al video hecho por Ricardo García.
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Crónica de senderismo: El Camino Schmid. El reencuentro con la sierra: Pablo Olavide

Con la llegada del verano se pone fin cada año a la temporada de marchas montañeras del club Mirasierra y comienza un largo periodo donde, el que más y el que menos, pone sus ojos (y su cuerpo) en otros parajes lejos del Guadarrama. Al menos eso me pasa a mí; me alejo en estas fechas de la sierra ante el temor de encontrármela llena de veraneantes, coches y ruido. Ya sé que es una apreciación sin mucho fundamento y que también, en época estival, el Guadarrama conserva su encanto… pero el pensamiento tiene sus miedos.
Y así, en cuanto llega el mes de septiembre y los calores se hacen más soportables, mis ojos se vuelven a posar en el Guadarrama y desde la ventana de mi casa vuelvo a contemplar su sugerente silueta esperando con ansia el inicio de las excursiones del club Mirasierra. 
Para iniciar la temporada, Rafa nos propone una de las rutas más emblemáticas de esta sierra: el camino Schmid. Por lo visto, según cuenta la historia (y Wikipedia), esta ruta la estableció un austriaco, socio número 13 de la Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, con el propósito de unir el puerto de Navacerrada con el Albergue de la Fuenfria allá por el año 1926, cuando comenzó a explorarse esta sierra por los primeros científicos, pedagogos y excursionistas.
A las 8:45 reina la calma en la Venta Arias del puerto de Navacerrada, pero, pronto, ésta se ve alterada cuando empezamos a llegar y nos agolpamos en la barra del bar ante un reconfortante café. Siempre es grato volvernos a encontrar tras el largo paréntesis veraniego. Ya en el exterior, nos numeramos como dicta el sentido común y Rafa nos pone al día de las últimas novedades para este curso montañero. En esta ocasión somos 21 excursionistas más Caos, un simpático perro que acompaña a Paz.
Capitaneados por José Vicente Almela, a quien le ha tocado en esta ocasión la noble labor de hacer de guía, iniciamos la marcha. En un periquete nos plantamos en la Residencia Militar de Los Cogorros, un inmenso albergue granítico con aires de chalet alpino y desde aquí, cruzando la pista de esquí del Escaparate, nos internamos en el bosque, en ese inmenso pinar de Valsaín que constituye uno de las mejores masas forestales de toda la Península. El camino es cómodo y amable, bien trazado (se ve que Schmid hizo bien su trabajo) y culebrea entre los árboles salvando arroyos y peñas. En algún recodo de la senda, el bosque se abre y nos deja atisbar la inmensa llanura castellana, parda y seca tras el verano, que se extiende más allá de la sierra. Mientras tanto, Caos va y viene entre la larga fila y Ricardo se aposta en cada rincón para dejar testimonio gráfico de nuestra marcha.
Pronto se rompe la horizontalidad del camino y este empieza a trepar por la ladera en busca del Collado Ventoso. A alguno de nosotros, este cambio nos pilla por sorpresa, pero nadie se rinde y alcanzamos el deseado puerto para tomar un merecido descanso. En el suelo florecen las “quita-meriendas”, unas florecitas lilas que anuncian el final del tiempo de bonanza.
Desde aquí descendemos por una senda tortuosa hasta la fuente de Ruiz de Velasco y enlazamos con la carretera de La República. Por lo visto, esta vía inconclusa fue proyectada en época de la república para unir Cercedilla con Segovia a través del puerto de la Fuenfria y, de esta manera, acercar la sierra y la naturaleza a los ciudadanos. Hoy en día, trazar una carretera por estos parajes naturales sería impensable, supongo. 
Y así, paso tras paso, llegamos al puerto de la Fuenfria no sin antes hacer una breve parada en el Mirador de la Reina (paradójico nombre en una carretera republicana) y sacar una foto de familia contemplando los hermosos pinares a este lado de la sierra.
Y tras dar buena cuenta de nuestras viandas en La Fuenfria, volvemos al camino, a sumergirnos en el bosque, a transitar por la senda Cospes que nos llevará de nuevo al camino Schmid. Volvemos a desandar el camino, a tropezarnos en las mismas piedras mientras Caos sigue yendo y viniendo, incansable, por la larga hilera que formamos. Y Gloria nos anima a que ninguno nos quedemos rezagados.
En Venta Arias hacemos la última parada, tal vez la más importante, la de la cervecita y las aceitunas. Y entre buenos deseos y ánimos ante este nuevo curso que se presenta, nos vamos despidiendo.
Gracias a Rafa por organizar cada salida, a José Vicente por guiarnos, a Gloria por animarnos a seguir, a Ricardo por sacarnos tan guapos y a todos vosotros por acompañarnos. 
En total, 12 kilómetros en cuatro horas salvando un desnivel de 400 metros. 
¡Buena semana, amigos! 
Pablo

Hemos participado en esta marcha: Rafael Garcia Puig, Marta García Puig,
José Vicente Almela, María José Cimadevilla, Paz Vizcaino, Begoña Mata, Roció Eguiraun, Gloria Fernández, Ricardo García Ramos, Alberto Extramiana, Sílvia Espinosa Salas, Alejandro Gutiérrez, Isabel Fernández, Jaime Mariategui, María José Mira, Gonzalo Fernández Lamana, Alfonso Simón, Mari Carmen Vázquez, Marisa, Juana López y este cronista, Pablo Olavide.

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