18/11/2018; Crónica de Montañismo: Los baños de Venus; Jesús Matamala

Una lluvia fina nos daba la bienvenida al aproximarnos a La Pedriza. Todo se desarrolló según lo previsto, incluso la probabilidad de chubascos que Rafa anunciaba la víspera y a lo que Antonio contestó: “se mantiene la salida”. 
Chelo, Antonio, Emilio y quien suscribe esta crónica salíamos  puntuales del Club Mirasierra, encontrándonos con Juan Carlos y Alfredo en el aparcamiento de Canto Cochino a las 8:30, hora del  comienzo de nuestra marcha.
Agua del cielo, el Manzanares  crecido y estruendoso entre las rocas, agua en los senderos y  abundante agua en algún arroyo que tuvimos que vadear. Con un ritmo rápido impuesto por Antonio, con Emilio recuperado y en buena forma, nos encaminamos hacia los Baños de Venus una vez que nos protegimos bien para aguantar el chaparrón. Cruzamos el puente de madera al dejar el aparcamiento y subimos rio arriba por la margen izquierda hasta el Puente de El Vivero donde volvimos a cruzar el rio, ahora subíamos por la margen derecha hasta el Puente del Francés o de los Franceses. Atrás quedaba La Charca Verde y una vista espectacular del Río Manzanares. Una vez más, la tercera, cambiamos de orilla.
A partir de aquí la niebla nos acompañaría todo el camino. Abandonamos  el Río Manzanares nos internamos en una zona de pinares cruzando las zetas varias veces. También cruzamos  un arroyo no exento de cierta dificultad, que podía tratarse del  Arroyo de los Poyos o Arroyo de los  Hoyos . El tramo final de esta senda (¿de los Gavilanes?) resultó muy duro habiendo que trepar entre rocas, con  el agua fluyendo bajo nuestros pies. Alguien que iba en el último lugar divisó el Pluviómetro cuando el resto de grupo lo habíamos rebasado. En breves minutos no encontrábamos  en uno de los parajes más hermosos de La Pedriza. He hecho muchas rutas por este parque pero desconocía este maravilloso lugar. Aquí se me vino a la memoria una bonita cita budista que Chelo relataba  en la cónica de La Najarra  hace sólo dos semanas. “la Luz se esconde tras las Tinieblas  para no cegar al común de los mortales”.
Yo me estaba imaginando a través de la niebla las bellas vistas que desde el collado del Miradero o de Prao Poyos se ven, que es el punto más completo para la observación global de La Pedriza según leía la noche anterior; ante nuestros ojos aparecían: La Maliciosa, La Cuerda Larga, Las Milaneras, La Pradera de los Gavilanes, Asómate de Hoyos, las Torres, El Yelmo,etc.
Tras las fotos de rigor y un brevísimo refrigerio volvimos sobre nuestros pasos hasta Canto Cochino. De regreso hubo un momento en el que tanto el GPS de Antonio como el de Juan Carlos no se ponían de acuerdo por donde seguir al cruzar una de las zetas. Tras un breve titubeo encontramos la senda buena.
 Eran las 13:30 cuando llegábamos al aparcamiento,  que se encontraba a media ocupación. Después de unas breves flexiones que Juan Carlos no  perdona ni en días de lluvia, regresábamos a casa. Habían sido cinco horas de caminata, 800  metros de desnivel. Anoto una sugerencia que alguien propuso;  la lluvia es un plus, y como tal los 14 créditos debían doblarse o al menos incrementarse en estas condiciones.
Buena semana para todos.
Jesús Matamala.

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