Entre
los reunidos para esta marcha había expectación. Aunque discurría por
terrenos que ya habíamos pateado parcialmente en otras ocasiones,
siempre un nuevo recorrido levanta nuevas emociones. Y la ruta cumplió! Y
¿porqué?. Ahora os lo cuento.
La
mañana, fresca al principio, nos regaló una temperatura casi de
“condiciones de laboratorio”, óptima para disfrutar de la montaña. Así
que....la mañana cumplió!
El
paisaje, de auténtica gala, después de las últimas y deseadas lluvias.
Abanico amplio y diverso de tonalidades verdes en las praderías, en los
bosques y en la vegetación típica del circo glaciar. Como complemento a
los colores, abundancia de cascadas, arroyos, riatos, corrientes de
aguas que desbordaban sus cauces habituales. Así que......el paisaje
cumplió.
La
ruta, comenzaba justo al lado de la ermita de San Blas. El Santo, que
además de patrón de laringólogos y de enfermedades de la garganta, es el
que da nombre a toda esta zona: La hoya de San Blas. Continuaba la ruta
adentrándose por bosque de pinares y por zonas de generosa sombra y
también de amplias y profundas vistas. Fue una ruta sin grandes
dificultades técnicas pero que al final aportó su ingrediente de
exigencia prolongándose durante 20 km. Así que....la ruta cumplió.
Todos
los partícipes principales de la puesta en escena, habían cumplido.
Faltaba por comprobar si los “actores-caminantes” iban a cumplir. El
grupo de montañeros, reducido en esta ocasión pero siempre entusiasta y
con ganas de pasarlo bien, no podían defraudar. El ritmo inicial de la
marcha trepidante, había “ansias” por descubrir el nuevo objetivo y fue
un saludo escueto y de soslayo el que le dimos a San Blas, al pasar
junto a su ermita. Era una declaración formal de intenciones que se
plasmó en un recorrido ameno, divertido y fascinante hasta que nos
encontramos de frente con el magnífico espectáculo visual de Hoyo
Cerrado, especie de hoya glaciar que se sitúa a 1,800 metros de altitud y
a casi 400 metros debajo de la Cuerda Larga. Así que....el grupo de
“actores-caminantes” cumplió y quedó con ganas de volver a repetir zona y
objetivo.
Así
pues, si la mañana cumplió, el paisaje cumplió, la ruta cumplió y el
grupo cumplió, sólo falta mencionar a los afortunados que disfrutamos de
todo este cóctel vitamínico para los sentidos y el espíritu: Rosa y su
sonrisa franca, Mar y su dulce franqueza, Antonio y enveterada
prudencia, Paco y su ritmo endiablado y el relator de esta pequeña
historia matutina-dominical
Disfrutad de esta peculiar nueva semana del mes de Mayo, que ya nos visita.
Juan Carlos Aguilón
Un abrazo
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