CRÓNICA DEL DÍA 10/01/2016

EL CERRO DE SAN PEDRO.

Desde mi casa, en Alcalá de Henares, se ve el cerro de San Pedro. No siempre, es verdad, tan solo esos días despejados, cuando las nubes o la  calima desaparecen del cielo. A veces, me quedo un rato mirándolo, ensimismado. Presiento que esa modesta montaña, de forma piramidal, como si fuese un enorme montón de arena, es la antesala a un territorio de cumbres y espesuras: la puerta de entrada a la sierra del Guadarrama.
Hoy, Rafael García Puig, José Eugenio Soriano, José Antonio Gutiérrez, Nieves Gárate, Mar Barrionuevo, Pablo Puerta, Coro LaTasa, Antonio de la Fuente, Irena Jaroszynska, María Cacicedo, Sonsoles Herrero, Viky Cadahia, Reinaldo Vazquez, Mamen Jurschik, Juan Carlos Aguilon, Pilar Caridad, Alicia Caridad, Emilio Caridad, Bárbara, Pablo Olavide, Paco Vaquero, Gonzalo Fernández Lamana, en total veintidós senderistas y montañeros del club Mirasierra hemos desafiado las adversas condiciones meteorológicas para coronar esta cumbre singular. No es mal plan para comenzar este nuevo año.
A las 9:15, en el Portacho de El Mojón, nos encontramos todo el grupo con la ilusión de volver a caminar por nuestra sierra. Encontrarnos de nuevo con  esta naturaleza hermosa y cercana.
Guiados por Juan Carlos, iniciamos la ascensión atravesando un cercado de piedra. Nos sumergimos en un paisaje de enebros y retamas, de encinas y cantuesos. Atravesamos fincas ganaderas que comienzan a verdear tras las lluvias que se resistían en llegar.
En pocos minutos alcanzamos el primer collado y desde aquí, azotados por el viento, admiramos el paisaje: Manzanares, el pantano de Santillana, Miraflores a lo lejos…La Pedriza y Cuerda Larga emboscadas en las nubes.
Tras recuperar el aliento continuamos subiendo vigilados por los buitres leonados que, como nosotros, hacen frente al temporal. Enseguida una niebla fantasmal nos envuelve y nos priva de la excelente vista que, sin lugar a dudas, se debe disfrutar desde estas alturas.
Paso a paso vamos ascendiendo, sorteando tapias de piedra y plantando cara a la ventisca hasta alcanzar la cumbre. Un torreón de piedras coronado por un hito señala que hemos alcanzado nuestra meta. Estamos a 1.425 metros de altitud.
En la cima, dentro de una urna, hay un libro-registro a modo de esos que se encuentran en los sitios importantes que nos permite dejar constancia de nuestra subida. Algunos se animan a dejar su rúbrica mientras otros nos parapetamos al cobijo del majano de piedras.
Apenas permanecemos unos minutos en la cumbre; el tiempo inhóspito nos invita a emprender el descenso sin demora.
Bajamos por el mismo camino, por la misma trocha sin aventurarnos por otros derroteros. Lo hacemos castigados por la lluvia y el viento fuerte que a más de uno nos hace perder el equilibrio pero no nuestro tesón. La montaña tiene estos avatares que curten a los buenos montañeros, como nosotros.
En pocos minutos llegamos a nuestro punto de partida. En el aparcamiento veo caras de satisfacción tras el esfuerzo: hemos recorrido 4,5 kilómetros superando un desnivel de casi 400 metros en poco más  dos horas.
Algunos deciden continuar la jornada campera por las dehesas cercanas a Colmenar. Otros iniciamos el camino de regreso, empapados, pero felices de haber compartido una mañana en la sierra con buenos amigos.
Ahora, desde mi casa, mientras escribo estas líneas, miro por la ventana hacia el cerro de San Pedro. No lo veo; la sierra está cubierta por un manto de nubes. Pero no me importa, sé que allí, escondido tras las nubes, está esa hermosa montaña que hoy hemos coronado.

Pablo Olavide







PASEO POR LA DEHESA DE NAVALVILLAR, EN COLMENAR VIEJO: Juan Carlos Aguilón

Como complemento a nuestra visita al Pico de San Pedro (1.425m), y dadas las desapacibles condiciones meteorológicas que reinaban por la cima y sus alrededores, un grupo muy amplio de los senderistas-montañeros nos hemos acercado a visitar la Dehesa de Navalvillar en Colmenar Viejo, una vez hemos descendido del Pico.
Esta Dehesa es una finca municipal de 1.072 Ha y se sitúa justamente a los pies del San Pedro. Este espacio natural de gran pradera, con poca masa arbórea y varios riachuelos, se convirtió en los años 60 en plató natural para el cine. Por sus características fue utilizada como decorado ideal para películas ambientadas en geografías tan distantes como las praderas de Texas o las canteras de yeso del norte de África. A ello se sumaban otros factores determinantes como una luz espléndida y un cielo profundamente azul. En este paraje se han efectuado más de 180 rodajes cinematográficos y televisivos, la mayoría westerns y películas históricas. La industria del cine "revolucionó" Colmenar Viejo y pueblos aledaños, de donde los productores reclutaban a los miles de extras que necesitaban para películas épicas como "Alejandro Magno", "Espartaco" o "El Cid".
Directores como Stanley Kubrick, Sergio Leone, Raoul Walsh, Orson Welles, Robert Rossen, Richard Fleischer o Robert Siodmack han dirigido en estos terrenos algunas de sus películas.
Actores como  Charlton Heston y Sofía Loren (El Cid y Ben Hur), Clint Eastwood (Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio, El bueno el feo y el malo), Caludia Cardinale (Las Petroleras).....y hasta Arnol Schwarzenegger (Conan el bárbaro).........también pisaron estas praderas.

Hoy todo este paraje es para uso y disfrute de todos los madrileños y visitantes que se quieran acercar a este precioso entorno, al que sin duda volveremos para degustarlo con otras condiciones atmosféricas, más propicias.
Finalmente, tradicional y festivo aperitivo-caldito-caña, en Colmenar, donde se unieron nuestros amigos Alfredo (te deseamos una rápida recuperación de tu rodilla, amigo), José Félix y la esposa de Gonzalo, Toñi, a la que desde aquí animamos a que se sume a nuestras marchas. Ambiente distendido, momentos agradables compartiendo conversaciones, proyectos y propuestas montañeras......¡deliciosa manera de concluir una mañana de domingo entre amigos!.
¡Bien está lo que bien acaba!.
Un abrazo para todos y feliz semana.

Juan Carlos Aguilón.


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