Le suena el despertador. Mejor no lo piensa….. remolonea solo un minuto.
Ha dejado las cosas preparadas la noche anterior, tarda por tanto poco en estar preparado.
Llega
al Club un poco antes de lo habitual, por alguna razón casi siempre
llega el último. En esta ocasión es él el que espera hasta que van
llegando Gloria, Marisa Huidobro, Aida, José Vicente, Rocío, Marta,
Begoña, Silvia, Elena, Marisa Ruiz, Alfredo, Sonsoles, Pepe, Alberto.
Como
habitualmente, Rafa medio organiza los coches, a él le ha tocado con
Marta, su hermana, y con Alfredo, que pone el coche, y que llevaba
tiempo sin venir. Al poco ya todos están de camino a Canto Cochino. No
es habitual en Rafa, pero en esta ocasión no para de charlar con Alfredo
contándole su apretada y “jubilosa” agenda.
Poco antes de las 9 ya están todos en Canto Cochino, y ahí se une al grupo Gonzalo.
Se
inicia la marcha que dirige en esta ocasión Marta con el asesoramiento
de Gonzalo que le envió, hace unas horas, el tracking. Breve parada
inicial para que Marta tome las riendas de la marcha y designe cronista.
Algo de fresco en una atmosfera limpia y con una luz nítida prometen un día precioso.
Empieza
a andar el grupo, y no han pasado 5 minutos y aparece la seña de
identidad de este: la disgregación. En cabeza Marta y Gonzalo a buen
ritmo, y en animada charla y en grupos, que van cambiando, van los
demás.
Despiste de
Marta y vuelta para coger la pista correcta. Andan rápido, pues el
desnivel es eso que se llama “falso llano” y el suelo es pista.
Algo
mas de hora y media, y suben unas escaleras que llevan al grupo por un
sendero sin prácticamente desnivel, pero con algunas zonas de hielo, que
cruzan con precaución, hasta el puente del Retén.
Ahí
empieza el esfuerzo. Serán algo más de 1 km pero con un desnivel de 200
m. En algo más de media hora ya están en los Chorros del Manzanares,
siempre ruidosos y espectaculares.
Descanso,
avituallamiento y fotos, muchas fotos. Pepe y Marisa se atragantan de
fotos. Los García, Marta, Pepe, Sonso y Rafa, se hacen también fotos de
familia.
Reinician la vuelta. Las rodillas se resienten en la bajada. Cabras montesas por todos sitios, que alivian el cansancio.
Al
poco ya en el Puente del Retén y poco más tarde en la pista. Enseguida,
un sendero les lleva al Manzanares y de allí a la espectacular Charca
Verde, donde se hacen la foto oficial de la marcha.
Nuevamente en la pista, disgregación y conversaciones.
Veo a Rafa hablar con Silvia y Alberto. ¿De qué hablaran? Luego con Marta su hermana.
Las
conversaciones acercan a las personas, y permiten poco a poco intimar,
conocer otro punto de vista, otra opinión, hacer amigos.
Llegan a Canto Cochino. Se ha hecho tarde, y en esta ocasión algunos “perdonan” la cerveza que otros se resisten a dejar pasar.
Estas
marchas curan, esta bendita rutina de los domingos es un bálsamo de
naturaleza, compañerismo, amistad, que solo pide a cambio, un poco de
esfuerzo para disfrutar de su efecto.
Con cariño
Rafa
Muy original crónica, creando tu personaje.
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