Asistentes
Rafael
García Puig, Conchita Carvajal, María Lamo, Elena Sandoval, Florencia
Martinez, Marisi Pallares, Reynaldo Vázquez y José Vicente Almela.
Como
siempre quedamos en el club Mirasierra los siete senderistas convocados
y nos dirigimos el aparcamiento de Majavilán en Cercedilla donde nos
alegró ver que Reynaldo nos estaba esperando.
Ha
sido una de las marchas menos concurridas a pesar del buen tiempo del
que gozamos. La hemos realizado varias veces. La iniciamos por la
calzada borbónica que en algunos tramos coincide con la romana para
coger luego un arroyo muy pedregoso que desemboca al final de nuevo en
la borbónica.
La
dificultad del camino, con mucha piedra, hacía que tuviéramos que estar
continuamente mirando al suelo sin disfrutar del paisaje, así que se me
ocurrió preguntarme si a pesar de que éramos muy pocos podríamos
sobrevivir en una isla desierta. No sé deciros por qué.
Y
resultó que sí, que podíamos subsistir. Llevábamos con nosotros una
médico, (aunque pediatra que tendría que reciclarse a geriatría, eso
sí), una enfermera, una profesora (de bridge, pero podría reciclarse
también a otras enseñanzas), una bióloga especialista en alimentación,
un registrador para tomar posesión de la isla y … un bisabuelo (rara
avis en estos parajes) que no es que sirva para mucho pero podría
dedicarse a cuidar de los caminos. Si eso lo complementamos con Rafa de
alcalde y Conchita de concejal quedaría una sociedad bastante
arregladita…
Cuando
desperté de mi ensoñación ya estábamos en el puerto de la Fuenfría y
aún pude oír las quejas de Marisi por la dureza de la subidita.
A
partir de ahí todo fue coser y cantar. En 2,5 km más y por camino llano
con maravillosas vistas, dejando a la derecha el Cerro Minguete, ya
estábamos en el collado de Marichiva, que está entre Peña Bercial y el
Peña del Águila. Allí en una deliciosa pradera disfrutamos de un pequeño
refrigerio a la vez de que Elena nos previno del peligro de usar el
cuchillo de partir el pollo para otras cosas. Siempre se aprende …
Como
no estábamos muy cansados alguien propuso subir a la Peña del Águila,
pero la idea se descartó y por el camino viejo de Segovia bajamos al
aparcamiento en un plis plas.
En 4 horas recorrimos 8,5 km con una subida acumulada de 438 m. No ha sido difícil.
Después
cervezas en Cercedilla, en un barete no demasiado concurrido, donde
unos chavales muy agradables nos dijeron que no pidiéramos algo porque
no tenían de nada, a pesar de que en la puerta anunciaban un menú. Qué
cosas.
Allí tranquilamente hablamos del Brexit y de lo que convenía votar en las elecciones, pero eso no os lo voy a contar.
¡Feliz semana compañeros y si alguno más se apunta a isla desierta, podemos estudiarlo!
J.V. Almela
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