13/05/2018 Senderismo: A la laguna de Los Pájaros sin quitarnos el “sayo”: Pablo Olavide








“Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”  y a juzgar por el frío que hace en el puerto de Cotos, -3ºC, está claro que todavía queda lejos esa mítica fecha.
A primera hora de la mañana, van llegando al aparcamiento de Cotos los excursionistas y una vez fuera de sus vehículos, dan saltitos nerviosos  para ahuyentar el frío que les atenaza. Yo hago lo mismo, en compañía de Gonzalo Lamana mientras esperamos la llegada del resto de senderistas del club Mirasierra para afrontar una de las excursiones más bonitas del Guadarrama: la laguna de Los Pájaros (y tal vez, por mi afición a las aves, hoy me ha tocado ser el cronista)
Puntuales, a las nueve de la mañana, doce senderistas emprendemos la marcha capitaneados por Antonio de la Fuente, experto montañero que hoy, con buen criterio, ha decidido venir con nosotros al corazón del Guadarrama. Y sin quitarnos el “sayo”, dejamos atrás la Venta Marcelino para adentrarnos en la agradable espesura del pinar. El canto del carbonero y el pinzón guían nuestros primeros pasos. En pocos minutos llegamos al mirador de la Gitana donde se divisan, envueltas entre las nubes, Cabeza de Hierro, la Bola del Mundo y el cerro de Valdemartín y cuyo perfil sinuoso nos acompañará en la ascensión hacía la laguna.
Pronto dejamos el bosque protector y los pinos silvestres son sustituidos por piornos y enebros de porte arbustivo. Y pronto el amable camino se torna en ingrata y dura senda que trepa por la ladera del Peñalara hasta alcanzar el circo de las cinco lagunas. Pero el esfuerzo ha merecido la pena y ante nosotros se nos presenta un paisaje de origen glaciar donde la piedra y la nieve crean un escenario fascinante. Transitamos por este paraje sorteando las charcas y  aguazales originados por el deshielo y que dan lugar a infinidad de arroyos, regatos y torrenteras. El agua lo es todo y reconforta comprobar como este año, nuestra querida sierra, está rebosante de ella.
Desde aquí nos queda el siguiente repecho y ascendemos lentamente sobre la nieve dura hasta alcanzar la laguna de Los Claveles. Y esta aparece oculta bajo una fina capa de hielo.
Y tras ella ya tenemos “en la punta de los dedos” nuestra meta: la laguna de Los Pájaros. Recorremos este último tramo bajo la escarpada cumbre del Peñalara en medio de un paisaje helado que a mí se me antoja polar. Y al final surge la laguna de Los Pájaros, envuelta en las nieblas como si quisiera ocultar su misteriosa belleza para regalársela a quien ha tenido la osadía de llegar hasta ella.
Cobijados tras las peñas, y sin desprendernos de nuestros “sayos”, reponemos fuerzas mientras un cauteloso acentor alpino trata de arrebatarnos algún pedacito de nuestra comida; tal vez sabedor que la laguna le pertenece.
Sin demorarnos mucho (el frío aprieta), iniciamos el descenso. Lo hacemos por el mismo itinerario de subida, transitando de nuevo por la nieve heladora, por Los Claveles, por el terreno empantanado de las cinco lagunas. Descendemos la tortuosa senda de amenazadores pedruscos poniendo nuestras huellas con escrupuloso cuidado para no dar un traspiés. Y por el camino vamos charlando, arreglando el mundo, solucionando las pensiones y la igualdad de derechos entre todos (lástima que no haya ningún político que nos escuche). Y en uno de los descansos, admirando los bosques del alto Lozoya y la silueta nevada de las Cabezas de Hierro, reflexionamos sobre nuestra España: un país que, a pesar de no tener grandes recursos naturales (salvo el sol), ni petróleos, ocupa un buen lugar en este mundo y eso  es debido a tantas personas que han dado todo su talento, lo mejor de ellas. Gente que han hecho que nos sintamos orgullosos de lo que somos, y de donde venimos.
Y tras recorrer doce kilómetros con sus trescientos metros de desnivel,  la ruta llega a su fin, al puerto de Cotos, y el que más y el que menos, sigue con su sayo puesto…
Ya solo me queda despedirme, desearos una buena semana y que nos veamos pronto (a ser posible, antes del cuarenta de mayo).
Hemos participado en esta excursión: Rafael García Puig, Antonio de la Fuente (guía), Rocio Eguiraun, Sonsoles Herrero, María Lamo, Begoña Mata, Marisa Ruiz, Gonzalo Fernández Lamana, Alfonso Simón, Mari Carmen Vázquez, Enrique Diez Coelho y este cronista, Pablo Olavide.
Pablo

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