21/10/2018 Montañismo: La Cuerda Larga; Rafael Alonso del Riego


A las 8 estábamos Chelo, Jesús y yo en el aparcamiento del puerto con peores sensaciones de lo previsto pues todo estaba mojado y llovía de forma intermitente. Al poco llegaron también Reynaldo y José Vicente. José Vicente al ir a ponerse las botas se encontró con que se había traído dos botas del pié derecho por error. Con valentía y sin dudarlo, decidió volver a casa y corregir el error y volver y que “ya nos cogería”. A mi me parecía difícil de creer que fuere capaz de hacerlo, pero ¡si que lo fue! Como luego vimos.
También nos indicó José Vicente que había una carrera señalizada con banderines naranjas y podía ser de ayuda en la niebla. Buen consejo.
A las 8,20h iniciábamos la subida con algo de lluvia. Al ir subiendo se empezó a hacer notar el viento y la niebla que en la Bola del Mundo eran muy fuertes. La sensación de frío tampoco era pequeña.
Al iniciar el suave descenso camino de Valdemartín la niebla no permitía ver más allá de diez metros, con lo que entre un banderín y otro echabas un buen rato sin verlos. Nos equivocamos de dirección a la primera desviándonos a la derecha hacia el Ventisquero de la Condesa. Tras diez minutos de bajada, extrañados por no recordar que ese tramo fuese de bajada fuerte y no haber vuelto a ver banderines, llegamos a una caseta donde ya tuvimos certeza de que habíamos errado el camino e iniciamos la vuelta hasta recuperar el desvío en la parte alta.
Allí ya empezamos a pensar si hacer ó no completa la travesía prevista, decidiendo seguir por el momento.
Tras unos 15 minutos por el buen camino, iniciando el descenso hacia el Collado de las Guarramillas, azotados por viento y llovizna y en medio de la persistente niebla, paramos para valorar la situación. Yo fui el primero en proponer darnos la vuelta pues aún suponiendo que no tuviésemos más errores en la ruta ni otros problemas, las condiciones ambientales nos prometían un día muy desagradable.
Reynaldo propuso una alternativa hacia La Maliciosa y en la duda decidimos de momento volver a Bola del Mundo y allí decidir. El viento era tal que costaba incluso hablar entre nosotros.
Al poco de iniciar la vuelta nos encontramos a José Vicente que venía a toda pastilla dispuesto a cogernos.
Él nos propuso otra alternativa que era bajar al puerto y hacer un paseo agradable hacia la zona de Los Cogorros, suponiendo, como así fue, que en esas zonas más bajas habría poco viento.
Tras tres horas estábamos de vuelta en el Puerto y nos dirigíamos a los miradores de Los Cogorros. Nublado pero agradable, fue un paseo bonito de unos 40 minutos hasta el segundo mirador, donde José Vicente nos propuso prolongarlo algo a lo que accedimos y alargó el paseo hasta unas dos horas en total.  Seguimos el camino con una fuerte bajada por en medio del bosque hasta una pista más ancha que nos devolvió al Chalet de Aviación para estar de nuevo en el puerto a las 13,30h.
Estas dos horas últimas fueron tranquilas y agradables, por en medio del bosque lleno de humedad y con el suelo tapizado de helechos coloreados de amarillo. Un recorrido que en su mayor parte sólo conocía José Vicente y del que todos disfrutamos.
Rafael  

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