A
las 8,30h, estábamos reunidos en el aparcamiento de Cotos: Chelo, Mar,
Antonio, Juan Carlos, Reynaldo, Emilio, José Antonio y yo. Con bastante
sensación de frío que gracias al aviso a tiempo de José Antonio, el día
anterior, nos encontró a casi todos preparados con ropa de invierno.
A
casi todos, porque Reynaldo parece inmune al frío y aguantó todo el día
con un pantalón y una camisa ligeros y tan contento mientras algunos
(como yo por ejemplo) en algunos momentos estábamos bien abrigados y aún
así con frío tras la subida (en Cabeza Mayor, sobre la hora en que
estuvimos daban una sensación térmica de -2ºC).
Iniciamos
la marcha con ánimo, a pesar del catarro de Chelo y mío y la fascítis
plantar amenazando a Emilio con una travesía posiblemente complicada.
Bordeamos
sin acercarnos el Refugio del Pingaron y seguimos la senda hasta el
punto en que a la izquierda baja hacia Rascafría. Para mi sorpresa,
Antonio nos desvió por ahí e iniciamos esa bajada que se prolonga
bastante hasta el puente, yo pensando en que si la subida por el camino
que yo conocía ya era dura, añadir toda esta bajada la haría aún más
dura.
Pero
Antonio sabía bien lo que hacía y nos guió con decisión hasta llegar al
inicio de lo que sería una de las subidas más duras que yo haya hecho.
La travesía había sido bonita y ya teníamos a la vista “Los Pulmones”,
que yo no conocía hasta ese momento y por en medio de los cuales
debíamos pasar. Vista espectacular y algo intimidante.
Subida
dura por la pendiente, por el terreno y por lo larga que es. Con un
desnivel, calculo, de unos 800 m que se hacen de un a vez, sin dejar de
subir y en la ultima mitad de dicha subida, más bien trepar que subir.
La hicimos en hora y media aproximadamente.
Sobre
las 11,30h estábamos en la Cabeza de Hierro Mayor, con retazos de
niebla que amenazaban por momentos, pero no llegaron a asentarse
dejándonos un sol que se agradecía. La fascítis de Emilio no tan mal
como el temía, mi catarro dando poca lata y a Chelo algo más, pero aún
así subió como si nada.
Tras
tomar algo ligero y descansar un poco, vuelta siguiendo Cuerda Larca a
Cabeza de Hierro Menor y hacia Valdemartín, para a mitad escasa de la
subida, bien dirigidos de nuevo por Antonio, desviarnos a la derecha por
una senda que nos fue bajando hasta la estación de Valdesquí.
Sobre las 14,15h estábamos de nuevo en el aparcamiento de Cotos, sol esplendido y ya en un mediodía muy agradable.
Y empezando a pensar en La Cuerda Larga.
Rafael Alonso
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