Crónica del domingo día 31/01/2016

El Mondalindo

   Pasaban ya unos minutos de las 7:30 cuando dejábamos el punto habitual de encuentro, Club Mirasierra : Sandra Tojeiro, Toño Gutiérrez, María Moriana, Antonio de la Fuente, Mar Barrionuevo, Luis Borges y quien subscribe esta crónica Jesús Matamala. En la zona recreativa del Puerto de Canencia se unieron Juan Antonio Aguilón y Jorge Dulesky.
   Con diez minutos de retraso, sobre las 8:40 horas, el grupo de nueve montañeros iniciamos la marcha hacia el Mondalindo. (Relata el libro de la Monteria de Alfonso XI allá por el siglo XIV: “ la peña de Don Galindo es buen monte de puerco en tiempo de la nieve “. En tiempo de nieves estamos, pero únicamente vimos algo en las lejanas cumbres de Cabeza de Hierro, Peñalara y La Bola.
   Buenas sensaciones, temperatura no muy fría y con paso decidido nos fuimos adentrando en los bosques de pino valsaín a ambos lados de las pistas forestales por las que transitábamos, siguiendo el itinerario propuesto hasta llegar al cortafuegos que conduce a Cabeza de Brañas (1.772m), (brañas es voz de origen cántabro que designa el pasto de verano).
   Ya en la cumbre nos dirigimos a la caseta de vigilancia. Tocaba hacer una parada tras la subida.    Volvimos a colocarnos alguna prenda que al subir sobraba. Los pinos quedaron atrás, la vegetación ahora se componía de piornos y enebro rastrero principalmente. Magnificas vistas al rededor, a pesar de ciertos bancos de nieblas en algunas de las cumbres. Soplaba un viento fresco.
Iniciamos el descenso hacia Collado Abierto y Mondalindo. En ese momento uno de esos bancos a los que me refería, nos envolvió súbitamente pero su paso fue breve. Transcurridos 200 ó 300 metros de descenso comprobamos que Mar que se había quedado atando sus botas y Toño que la acompañaba, no nos seguían. Paramos, retrocedimos hasta la caseta, caminamos hacia la derecha, a la izquierda, hacia delante, hacia atrás, alguien tocó el silbato. Todo era inexplicable. El grupo se había fragmentado. No había cobertura. En ese momento apareció el grupo de Senderismo que nos seguía con quien compartimos nuestra inquietud y desasosiego unos minutos. Ellos siguieron su marcha y nosotros la nuestra; camino del Collado Abierto y Mondalindo. Nos constaba la gran experiencia de los dos descolgados .
   Por fin, el móvil de Luis contactó con Toño. Estaban cerca de la cumbre del Mondalindo (1.883m). Nosotros seguíamos la marcha, ya un poco más relajados. A pocos metros de la cumbre, ellos descendían y nosotros subíamos, se produjo el reagrupamiento del grupo que inexplicablemente se había fragmentado. Hicimos cumbre y tras reponer fuerzas al abrigo de unas rocas, emprendimos la vuelta por el mismo camino, comentando lo inexplicable del caso.
   Eran las 2:30 cuando regresamos a los coches. No faltaron los minutos de estiramiento o relajación. No había tiempo para cañas y emprendimos la vuelta a casa. Feliz semana.


Jesús

Senderismo: Collado Abierto, camino de Mondalindo.

Puntualmente a las 8 de la mañana, hemos iniciado el recorrido con destino a Miraflores de la Sierra, 12 senderistas y 5 "senderistos". Siempre dominan las mujeres. ¿Por qué será?
   Nos acompañan las dos simpáticas hermanas de Torrelaguna, Alicia y Pilar; las cuatro jovencitas marchosas, Gloria, Amparo, Elena Madurga y Rocío; el veterano Alfonso y su encantadora mujer Mari Carmen; el ilustre catedrático José Eugenio; la hispano inglesa Irena y sus guapas hijas Irka y María; Paz Vizcaino y su inevitable perrito Roki; Mamen la montañista que hoy se ha dignado rebajarse a la categoría de senderista, con su amigo Andrés; el “capo” Rafa y este cronista José Vicente.
   Al llegar a Miraflores hemos seguido hacia el puerto de Canencia donde hemos dejado los coches en el área recreativa. Hemos seguido una agradable pista forestal rodeada de pinos de Valsain hacia el collado Hermoso y cabeza de la Braña a 1772m de altura.
   Desde allí se divisan unas hermosas vistas entre ellas el embalse de Santillana y la presa de Pedrezuela en Guadalix.
   Después de una fuerte bajada (que luego hemos tenido que subir) hemos acampado en el collado Abierto, desde donde se divisa la cumbre del Mondalindo y la Albardilla, que era nuestro destino inicial, pero al que hemos renunciado para que no se hiciera demasiado tarde para volver.
   Allí hemos repuesto energías con los consabidos frutos secos, plátanos y manzanas según el gusto de cada cual. Por cierto ¡qué envidiables bocatas de tortilla llevaban la chicas de Torrelaguna!
   En el camino hemos adelantado a los bravos montañistas que andaban buscando a dos de sus efectivos que se les habían despistado.
   En total hemos caminado 9 km y hemos subido 464 m en algo menos de cuatro horas, que no está nada mal, pues el recorrido tiene alguna cuesta bastante pronunciada.
   Al final cañitas y buen rollo en el Maño.


José Vicente

















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