Enlace del video de la marcha realizado por Ricardo Ramos: https://www.dropbox. 21/01/2018 Senderismo. El Puente de los Poyos. Cronista Alvaro (10 años)
El
domingo pasado fuimos de excursión a la Pedriza. Cuando veo a los
amigos de mi abuelo siempre pienso que son muy majos y me siento muy
acogido por ellos. Gloria se alegró mucho de vernos a mi madre y a mí y
me dijo que le gustaba mucho que fuéramos a las excursiones y que un día
iba a llevar a su nieta para que la conozca.
A
las 8,05 nos subimos en el coche de mi abuelo con mi madre, Sofía y mi
abuelo. Me hace gracia que le llamen José Vicente, porque solo le llaman
ellos, ya que el resto le llama Avi, abuelo o José.
Sofía
me contó en el coche que había adoptado un perrita y me enseñó las
fotos. Era monísima y me hizo mucha gracia que su otro pero tuviera
celos de la perrita.
Llegamos
y se unieron más amigos del abuelo, en ese momento hacía bastante frío,
pero luego fue haciendo más calor, hasta que al final nos sobraba el
abrigo, la bufanda… y eso es un rollo porque lo tienes que cargar todo
el tiempo, aunque al final le pedí a mi madre que me lo llevara,
jejejeje. Magdalena me decía que se acordaba de todos mis chistes y que
quería nuevos chistes, al final no pude contarle ninguno, la próxima vez
tendré preparados unos cuantos.
Empezamos
a andar y yo me puse en cabeza con Paco, Rafa y Gonzalo, unos tíos
geniales que me contaron lo que significa cada señal y el nombre de los
picos. Hay uno que me hace mucha gracia porque se llama pico cabrón.
En
un momento de la subida, Ricardo y yo decimos coger un atajo porque así
nos poníamos en cabeza y la verdad es que resultó muy duro, pero
mereció la pena porque nos pusimos los primeros.
Llegó el primer descanso, allí comí un plátano, almendras y nueces. En seguida volvimos a emprender la marcha
Entonces
empezamos a encontrarnos nieve y no paraba de pisotearla, también
empecé a escalar las rocas, muchas veces me quería subir a las rocas y
Sofía me decía las que podía subir y las que no porque algunas eran
peligrosas. También lancé unas cuantas bolas de nieve a los amigos de mi
abuelo y no se enfadaron.
Llegamos
a unas rocas y me subí a la más alta, mi madre me hizo alguna foto.
Continuamos la marcha y nos perdimos ¡¡¡como siempre!!!. Gonzalo y
Rafael se fueron a averiguar el camino bueno y nos avisarían con un
silbato cuando encontraran el camino. Por fin nos avisaron y empezamos a
subir una buena cuesta hasta que vimos el puente de los pollos. Allí
dejamos las mochilas y los bastones. Yo me subí de los primeros y los
hombres empezaron a ayudar a las chicas a subir, tenían miedo y eran un
poco patosas. Mientras ayudaban a subir, yo miraba el puente de los
pollos y cuando me dejaron ir, llegué al primero.
Fueron
llegando todos y sacando la comida, yo me subí con Sofía, entonces
Rafael nos dio una bandera grande de España y la colocamos coronando el
puente.
Nos hicimos muchas fotos y yo quería subir más, pero los mayores no me dejaron.
Empezamos
a bajar, y fue cuando le di el abrigo a mi madre. Cuando ya había
bajado un trecho, el abuelo me llamó para que nos hiciéramos una foto y
tuve que volver a subir. Luego tuve que correr para ponerme en cabeza de
nuevo y estuve bajando y subiendo la piedra donde habíamos dejado los
bastones y las mochilas más de cinco veces esperando a que bajaran
todos.
Una
vez abajo, el descenso fue más rápido, todos decían que estaban un poco
cansados, pero yo todavía no estaba cansado. Elías iba muy rápido
porque decía que tenía una comida familiar, pero al final por
esperarnos, llegó tarde a su comida.
Marian
y yo estuvimos hablando de quién hacía mejor las paellas, si mi padre o
el abuelo, también de mis vacaciones en Oliva, de mis primos y de
nuestras comidas favoritas.
Por
fin llegamos y pensé que mi madre estaba preocupada porque desde hacía
un tiempo no me veía, cuando la vi llegar me sentí aliviado de que no
estuviera preocupada.
Nos sentamos en una terraza. Los mayores se tomaron una cervecita y yo una fanta de naranja riquísima y fresquita.
Nos volvimos en el coche del abuelo con Elías y me quedé dormido.
Me gusta mucho este plan de ir con los amigos de i abuelo, porque me lo paso muy bien y lo quiero repetir muchas veces más.
Alvaro |
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