Conforme
nos íbamos aproximando a la valla de acceso a La Pedriza y veíamos cómo
la nieve había formado una fina película en la carretera, presagiábamos
lo que finalmente sucedió. Una señal de aviso de uso de cadenas iba a
dar al traste a las 8 de la mañana con nuestro plan de subir al Collado
del Miradero. Media vuelta y a reunir el grupo en la gasolinera de
Manzanares el Real. Al calor de unos cafés y chocolates de máquina,
Emilio, Mar, Reynaldo, Chelo y yo barajamos otras opciones. Convence por
fin la opción de intentar llegar a la Raja de la Pedriza. Un paraje
poco conocido y muy singular al que ninguno habíamos ido ni oído hablar
hasta hacía escasamente una semana, al tener referencia de esta ruta por
unos amigos míos, también dedicados a estos menesteres de echar un pie
tras otro por los montes. Me había bajado el track de wikiloc y sólo
restaba intentar dar con el paraje.
Salimos
de la gasolinera a eso de las 8.45, tomando el camino que discurre por
la ribera del embalse de Santillana, espectacular con las primeras luces
del día. Llegamos hasta la depuradora de Manzanares y tras unos
seiscientos metros debemos abandonarlo para cruzar la M-608 y tomar la
vía pecuaria del Cordel de Prado Herrero hacia El Berrueco. Antes de
llegar a este paraje se gira a la izquierda tras pasar la Casa de Berros
y se toma el GR 10 en dirección Oeste hacia Canto Cochino. Estamos
atentos porque en unos 400 m desde la desviación sale un ramal a nuestra
derecha que nos conduce, ganado cota, a la entra de la Raja. La entrada
no es complicada pero hay que tener en cuenta que se debe manejar con
una cuerda para poder agarrarse y dos peldaños de vía ferrata que te
ponen, sin riesgo ni mayores dificultades, en el fondo de la grieta.
Una
vez puesto el pie en el fondo, la verdad es que el espectáculo
impresiona. Nos encontramos con una grieta, de fondo plano, de unos 2 m
de ancho y que discurre entre dos paredes verticales de unos 15m por las
que chorrea el agua. De no conocer el acceso, es difícil llegar allí y
mucho menos, imaginar que pueda haber algo así escondido entre los
caprichosos canchos de la Pedriza, en una zona límite de su parte
suroeste. Un aviso en forma de cartel plastificado que cuelga de un
pelado árbol se lamenta de que este paraje ya sea del dominio público y
que, por favor, ya que lo has descubierto, lo dejes en la misma manera
en que lo encontraste. De momento, le hacen caso los pocos que lo hayan
leído. No tiene más de 100 m transitables. Llegamos hasta su límite,
donde la hendidura se cierra en un vértice vertical que se nos antoja
impracticable, aunque el track parece querernos decir que el que lo
grabó continuó algo más. Quizás lo bordeó por su parte más alta; no se
puede apreciar en la cartografía, ya que la brecha no se representa. La
hendidura continúa hacia el otro lado, por donde entramos, pero unos
troncos cruzados dejan bien a las claras que mejor no seguir. A partir
de ese punto, la Raja sufre un salto profundo y podemos ver que los
laterales se han tapiado para que no se pueda tener acceso. Sin duda,
debe de tener peligro.
Retomamos
el GR 10 y seguimos dirección oeste. En esta parte, el camino se vuelve
más montañero y hay que subir algunas líneas de nivel para, bordeando
Manzanares por su cara norte, salvar canchales rocosos como el Cancho
Pilar que nos hacen alcanzar los 1300 m, habiendo iniciado la marcha en
cota 900 junto al embalse. Seguimos adelante y, antes de llegar al
Elefantito, giramos a la izquierda perpendicularmente para tomar el PR
1, que nos llevará, en un pronunciado descenso entre riscos, de nuevo a
Manzanares el Real.
Bonita
marcha de unos 14 km, sin complicaciones, y desnivel asequible que nos
quitó el gusanillo montañero cuando todo parecía indicar que habríamos
de volvernos de vacío. Una opción más montañera que se me ocurre sería
iniciar la marcha desde Canto Cochino y, tomando el Cordel de la Pedriza
(GR 10) en dirección este, alcanzar el paraje para volver por el mismo
sitio hasta enlazar con la Senda Maeso, subir por esta hasta Los
Fantasmas y, de allí, al Collado de la Dehesilla y vuelta por la
autopista. Pero esa será otra historia.
¡Feliz semana!
José Antonio
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