Tenía tantas ganas de hacer
esta ruta que cuando la convocó Rafa, hasta me ofrecí de voluntaria para
escribir la crónica, y espero que al menos os podáis hacer una idea de
lo maravilloso y gratificante que nos resultó a algunos de los
senderistas que la realizamos por primera vez; realmente tenía razón
Rafa al avisarnos: No os arrepentiréis.
El
día prometía soleado y fresco, así que fuimos bien pertrechados a pesar
de que era ya avanzado el mes de mayo. Nos reunimos como es habitual
algunos en el club y otros en el punto de salida, el aparcamiento de
Cotos. Fuimos en total 13 senderistas: Rafa, nuestro guía, Marta Muro,
Félix Omeñaca, Jose Vicente Almela, Silvia Caridad, Paz Vizcaíno, Rocío
Eguiraun, Begoña Mata, Marisa Ruiz, Pablo Olavide, Marisa Huidobro,
Conchita Carvajal, y la cronista, Elena Madurga.
La
subida de la pradera nos permitió prepararnos para avanzar con soltura
en las siguientes pendientes, con un desnivel total de 650 metros
realizado en pista bien señalizada con algunos tramos rocosos entre
pinos silvestres y piornos. Y sí, digo con soltura porque aunque temí
que fuera a ser difícil al menos para mí, comentamos entre nosotros
otras cumbres alcanzadas sin desmerecer la presente.
Ya
en la pradera había escharcha y alguna mancha de nieve que conforme
subíamos se hacían más presentes en los picos previos a nuestro destino,
Hermana Menor y Mayor, destacando alguna lengua de nieve con final
abrupto y lo más curioso, la forma del hielo que el viento gélido junto
con la nieve se modelan en ramas, rocas o señales, llamadas cencelladas.
Disfrutamos también del canto de algún acentor. (¡Qué buen profesor
Pablo, gracias!).
Desde
el principio las vistas son espectaculares, y antes de que la niebla
fuera envolviendo las montañas colindantes, pudimos llegar a ver
Segovia, La Granja, Bola del mundo, parte de la Cuerda Larga, Cabeza de
Hierro y las pistas de Valdesquí. La niebla nos alcanzó en el punto
geodésico con bajas temperaturas y algo de viento, lo que nos apremió a
permanecer poco tiempo arriba, lo justo para disfrutar del encuentro con
nuestros compañeros montañeros y de un tentepié.
Descendimos
con gran ánimo y satisfacción de haber disfrutado de este gran paraje
que es Peñalara, que celebramos con nuestra clásica caña y creo que
somos muchos los que dijimos que volveremos. Magnífica ruta y compañía.
Feliz semana
Elena
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