10/6/2018 Senderismo: La Granja; El Chorro Grande: Rafa García Puig




Jose Vicente comentó que esta marcha ya la había hecho con Jesús. Ya me extrañaba que a Jesús se le hubiera pasado por alto tan fantástico paraje, pero lo cierto es que para todos los demás esta marcha era una novedad.
No recuerdo bien como la hallé, pero, quizás el atractivo que tiene para mí La Granja, hiciera que la encontrara.
A las 8 como siempre nos reunimos en el Club, Gloria, Mariane, Jose Vicente, Begoña, mi querida prima Sonsoles, Alicia que ajustó quizás excesivamente la hora de su llegada, Inmaculada, y yo mismo. Los veteranos empezamos a tener nuestras “cosas”, que menos, Inmaculada ha decidido que su “cosa” es no avisar de su asistencia y presentarse a la salida. Qué le vamos a hacer, privilegios de veterana.
Cogimos los coches y con una fina lluvia nos dirigimos por la carretera de La Coruña a La Granja, donde habíamos quedado con Gonzalo, Aida que se apunta por segunda vez y que le está cogiendo gustillo, y su marido Luis, santo varón. ¿Cualquiera le decía a Aida que “pasaba” de andar, verdad Luis? Sin embargo, y a pesar de sus zapatos mocasines, Luis completó la marcha sin problema, con sus mocasines relucientes y bien encerados, y su pantalón color caqui con la raya perfectamente definida tal y como habían venido.  ¡Un señor!!  Una pena que a Luis no le guste andar, pues anda bien, está en excelente forma, y tiene sentido del humor, ¿como si no venir a andar bajo la lluvia sin gustarte?
Durante el viaje de ida Inmaculada, imploraba que lloviera, aunque fuera solo un poquitín, y hacia planes apetecibles y apetitosos que sustituyeran a la marcha, tales como un desayuno de chocolate con churros y una visita a la fábrica de cristal de La Granja. No estaba mal el plan alternativo, y secretamente Gloria, Begoña y yo deseábamos ver cumplidos el imploro de Inmaculada.
Por fin llegamos a La Granja donde esperaba Gonzalo. Aida y Luis llegaron al poco pues se habían despistado.
¡¡¡¡NO LLOVIA!!!!, maldición. No había excusa, así que nos pertrechamos, e iniciamos la marcha por un tramo asfaltado que enseguida abandonamos por una pequeña pista que rápidamente se convertía en sendero y nos introducía en el magnífico robledal de Navalosar.
Paisaje de ensueño, luz otoñal umbría, exuberancia de agua y verdor, suave subida que permitía la charla, que es al menos tan importante como todo lo demás, y la característica típica de este irredento grupo de senderistas: la charla en grupos disgregados, que hace, y muy a pesar del guía, que de tiempo en tiempo se tenga que detener la marcha para que se produzca el necesario agrupamiento, que de nuevo se rompe al cabo de poco. 
Empezó a chispear un “calabobos”, nada importante que pudiera justificar el retorno a La Granja para cumplimentar los apetecibles y apetitosos planes de Inma.
El tupido y precioso robledal se convirtió poco a poco en un pinar no tan tupido. La senda subía. Alguna vez algún repechillo, pero nada que hiciera oír la famosa frase senderista: “¿falta mucho?”
El “calabobos” se fue convirtiendo en lluvia fina que embarraba si cabe más aún el ya embarrado terreno.
Y Luis con sus mocasines brillantes y sin barro. 
Después de algo más de una hora empezamos a oír y ver algún tramo de un escandaloso Arroyo Berrueco que es alimentado por el Chorro Grande. Poco después ahí estaba. Espectacular impresionante, escandaloso. 100 metros de caída de agua lamiendo la roca.
Nos paramos varias veces para ver el imponente Chorro desde diferentes perspectivas. Fotos, muchas fotos, todas. Begoña vive con intensidad, siempre desde su discreción, los parajes y sitios bonitos. Creo que disfrutó especialmente este magnífico Chorro.
Seguía lloviendo en algunos momentos con intensidad, pero a nadie se le ocurrió decir “¿nos volvemos?”, ni siquiera a Inma, el espectáculo era demasiado bonito y el reconocimiento de este hecho era unánime.
Iniciamos por el margen izquierdo del Chorro una subida por un sendero guiado por hitos, y con un claro sabor al más pronunciado desnivel y forma de La Pedriza. Media hora de subida intensa ausente de quejas, pues fuimos advertidos de su intensidad.
Llegamos al inicio del Chorro, que lógicamente no se veía tan bien como desde abajo, pero a cambio las vistas sobre La Granja eran espectaculares. ¡Tales eran las vistas que alguno no se explicaba como estando en la vertiente norte de Guadarrama se podía divisar El Escorial !!!!
A las dos horas aproximadamente resguardados entre pinos y rocas: dátiles, frutos secos, plátanos y un poco de agua, poca, pues con la que caía de arriba parecía suficiente.
Podríamos haber seguido subiendo, pues más arriba seguía habiendo saltos de agua también preciosos, aunque no tan espectaculares. La lluvia arreciaba, y por un sendero lateral, perpendicular al Chorro, comenzamos el descenso. 
Sendero boscoso al principio, embarrada pista boscosa después, cruce de varios arroyos, charla animada en grupos, como no, disgregados, y lluvia que ya no nos importaba.
Luis, con los mocasines brillantes e impolutos.
Salimos del bosque a la pista que baja del Puerto del Reventón. Recordé la marcha del Reventón con Jesús y el descenso por esta pista. Siempre estás ahí amigo.
La pista, no estaba tan embarrada. En rápido descenso y animada charla de Sonsoles y Alicia, Jose Vicente y Aida, Rafa y Luis, …..eso si disgregados, nos plantamos a las 12:30 en los coches, con la intención de tomar la cerveza y los torreznos del El Albero en Valsaín.
Allí llegamos, y allí nos tomamos las cervezas, los torreznos e incluso un pincho de tortilla que nos obsequió Puri, conocedora de que iremos a comer el 1 de Junio después de hacer las Pesquerías para despedir la temporada como ya es tradicional.
 La vuelta con tiempo de sobra para ver a mi tocayo Nadal algunos en casa de Jose Vicente que dispone de una televisión de esas buenas buenas de verdad a decir de Mariane.
Y en el aire una pregunta: ¿Cómo conseguirá Luis hacer estas marchas con mocasines que terminan brillantes y limpios y con pantalón caqui de raya? ¿No nos estaremos “pasando” nosotros con tanta bota, y tanta historia?
Que paséis una estupenda semana
Un abrazo
Rafa

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