Antes
de las ocho llegamos al club Mirasierra tres valientes senderistas
Gloria, Alfredo y quien escribe esta crónica. Estábamos bien abrigados y
decididos a culminar el Pico de Abantos. La mañana era fría, el cielo
azul despejado anunciaba el comienzo de una senda inolvidable.
A
las ocho treinta nos reunimos con nuestro amigo y guía Gonzalo , en el
lateral del restaurante El Tomillar. Estaba totalmente equipado y la
senda localizada con todo detalle. Tras comprobar que “no faltaba nadie”
iniciamos la subida. A unos pasos encontramos una puerta que era el
comienzo de la senda que nos fue guiando, con algunas variantes, a
conseguir la meta.
Pronto
apareció el suelo cubierto con un manto de nieve y esta imagen, a la
que no estamos acostumbrados, nos animó tremendamente. El continuo
desnivel nos hizo comprender que la marcha era exigente, que teníamos
que asegurarnos muy bien con los bastones y pisar firme para ir
remontando.
El sol
radiante nos acompañó en todo momento. Descansamos repetidas veces para
reponer energía y disfrutar de impresionantes vistas sobre la comarca de
la sierra, destacando El Escorial, Valle de los Caídos y el Embalse de
Valmayor. Nuestro esfuerzo se vio compensado por el paisaje.
Seguimos
ascendiendo y nos tomamos las viandas en un roquedo soleado. Desde
allí intentábamos divisar el mojón geodésico en la cumbre y nos empezó
a parecer inalcanzable. Gonzalo y Alfredo nos animaron y convencieron
para que continuáramos subiendo a nuestro ritmo y
efectivamente, enseguida pudimos ver nuestro objetivo conseguido. En la
foto se pueden ver nuestras caras de alegría en la cima.
Iniciamos
el descenso siguiendo una cerca de piedra sin dificultad. Pronto nos
encontramos algunos pasos muy exigentes físicamente. Las jaras nos
prestaron sus ramas para afianzarnos, a la vez que se quedaron con
algunos de nuestros gorros y nos dieron algún tirón de pelo.
Poco
a poco nos fuimos acercando al final del recorrido con la satisfacción
de haber realizado toda la senda, gracias a la confianza que nos
aportó Gonzalo, la seguridad de Alfredo y la resistencia física de
Gloria.
Comprobamos
que el desnivel acumulado de subida había sido de 728 metros, la
distancia recorrida de 8 kilómetros y el tiempo empleado 5 horas.
¡Buena semana, amigos! Nos vemos en la próxima
Begoña
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