19/11/2017 Montañismo. Ruta circular al Mondalindo. Crónicas Jesus Matamala

Puntuales a la cita, 7:30, acudimos al Club Mirasierra: Sandra, Rosa, Teresa, Reinaldo, Emilio, Elías y quien subscribe esta crónica. Junto al  campo de fútbol de Bustarviejo esperaban Jorge, Juan Carlos, José Antonio y Gloria; once en total, dispuestos a disfrutar de un día magnífico  en la montaña.
Ya habían transcurridos algunos minutos de las 8:30 cuando iniciamos nuestra andadura hacia el Collado Abierto, primera dificultad de la jornada, con una temperatura de 6º ó 7º, ideal para la subida y cielos despejados como viene siendo habitual en este atípico verano-otoño que persistentemente nos acompaña. Pasados los pinos del inicio, el sendero transcurre por una empinada loma con una variada vegetación de monte bajo, con piornos, jaras, enebro rastrero, cantueso, etc. A nuestro lado izquierdo quedaba un valle donde son visibles los restos de una torre de las Minas de Plata, hoy abandonadas, que se explotaron en los siglos XVII y XVIII. Llegados al susodicho collado, Jorge decide dejarnos. Poco antes había notado que caminaba ligero de equipaje. Ante la duda de si su mochila, olvidada en el aparcamiento, quedó dentro o fuera de su automóvil, decidió dar la vuelta. Felizmente estaba dentro.
Ya en la cuerda, con el Mondalindo a la vista, la marcha se hizo más amena y relajada. A nuestro lado derecho quedaba La Albardilla. Las vistas según íbamos acercándonos a la cumbre eran espectaculares y la panorámica del horizonte (360º) se agrandaba. Por la izquierda el Valle de Lozoya y Montes Carpetanos, por la derecha al fondo sobresalían las Cuatro Torres por encima de la “boina” contaminante  de la capital. Detrás la Najarra, las Cabezas, Peñalara, etc. Delante el Pico del Lobo, Tres Provincias, embalse del Atazar, etc. Un verdadero deleite para nuestros ojos. Dos horas habían transcurrido, alguien comentó, desde el comienzo hasta que llegamos al monte de Don Galindo (1833metros). Según se relata en el libro de la Montería de Alfonso XI, allá por el siglo XIV: “buen monte de puerco en tiempo de la nieve” .Tomadas las fotos de rigor y hecho el saludo “berg heil” decidimos reponer fuerzas dando cuenta de nuestras vituallas. A esta hora la temperatura era muy agradable en tan elevado y apacible lugar. A las bellas vistas se sumaban la quietud y sosiego, alterados por el fugaz paso de dos “corremontañas”; ambos fueron las únicas personas con las que nos cruzamos en nuestro recorrido.
Iniciamos el descenso hacia el Este, pero muy pronto un sendero nos llevaría hacia el Sur llegando a un mirador berroqueño desde cuya atalaya  teníamos  el pueblo de Bustarviejo a 400 metros bajo nuestros pies. Dicho  sendero fue girando hacia el Oeste, pasando por la Fuente del Agua Fría.  Zigzagueando íbamos perdiendo altura, y ya pensábamos, los que desconocíamos esta senda, que lo más duro de la marcha había pasado puesto que estábamos muy cerca de las casas del pueblo. Un giro inesperado hacia la derecha con una pronunciada subida nos llevó  a los pinos donde cinco horas antes habíamos iniciado la ruta. Eran las 13:30 pasadas cuando alcanzamos el aparcamiento. Tras los ejercicios de estiramientos, vuelta a la ciudad. Desnivel acumulado 600m. Y algo más de 12 km. de recorrido.
Relajados y con buenas vibraciones para afrontar con fuerzas una nueva semana después de haber disfrutado de un día espléndido.
Cordiales saludos. 
Jesús Matamala

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